Según leemos acá en Diario Bae la baja en la tasa de interés de las LEBAC's que viene instrumentando el Banco Central como consecuencia de lo que -dice-sería un descenso de la inflación, no se traduce en una correlativa baja de las tasas de interés que los bancos les cobran a sus clientes por los préstamos que les otorgan.
Sí en cambio han bajado las que les pagan a los ahorristas minoristas, por los depósitos a plazo fijo: cayeron en promedio del 30 al 23 %, mientras que por la financiación de consumos con tarjeta de crédito los bancos cobran alrededor del 45 %, y para que las empresas se financien con descuento de documentos la tasa oscila entre el 32 y el 38,6 %.
Demás está decir que con ese nivel de tasas hay dos consecuencias previsibles: la reactivación económica será cada día más difícil -tirando a imposible-, y los bancas incrementarán considerablemente sus ya descomunales ganancias por la diferencia entre las tasas activas y las pasivas.
Consecuencia perfectamente previsible desde que "el mejor equipo de los últimos 50 años" decidió desregular por completo el mercado financiero, eliminando el piso de tasas para retribuir a los ahorristas por los plazos fijos, y el techo de las que cobran por los préstamos.
Equipo en el que -debe ser casualidad, vea- rutilan diversas estrellas vinculadas por laguísimos años a la banca, comenzando por el ministro Prat Gay y su segundo Caputo; sin agotar la nómina.
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