Tal como lo indica la imagen de apertura, el
gobierno provincial firmó un convenio con la “low cost” Flybondi para subsidiar
con fondos públicos (4 millones de pesos) sus operaciones desde el aeropuerto
de Rosario, para vincular la ciudad con Buenos Aires y otros puntos del país y
del extranjero.
Es decir que
mientras cientos de empresas santafesinas caen víctimas de las políticas del
gobierno de Macri y los tarifazos en los que también se anota el socialismo, al
gobierno de Lifschitz le parece el momento oportuno para subsidiar a una
empresa de los amigos del poder (o del poder mismo); que bate además récords de
incumplimientos e incidentes en sus vuelos, que ponen en riesgo la seguridad de
los pasajeros transportados.
Al parecer, no fue
suficiente con que la provincia lleve invertidos ya más de 1750 millones de
pesos para adaptar la infraestructura de los aeropuertos de Sauce viejo y
Rosario a la política de “cielos abiertos” impulsada por el gobierno de Macri;
1400 de ellos en Fisherton.
Una política (la de
“cielos abiertos” y la apertura a las “low cost”) que el socialismo comparte
ampliamente, ya que no es la primera vez que subsidia aerolíneas privadas (en
lugar de hacerlo, por ejemplo, con el boleto de colectivo de modo de compensar
plenamente la caída de los subsidios nacionales): recordemos que en su momento
lo hizo Bonfatti con Sol Líneas Aéreas, caso en el cual se
llegó al extremo de que al ocurrir la tragedia de Río Negro, en la que en un
vuelo de la empresa perdieron la vida 22 personas, el gobierno provincial emitió un comunicado apresurándose a deslindar toda responsabilidad de la empresa.
Distinta fue la
conducta del socialismo, en cambio, cuando se trataba de la aerolínea de
bandera: recordábamos hace poco acá que al discutirse en el
Congreso nacional la recuperación por el Estado de Aerolíneas Argentinas, los
legisladores del socialismo votaron en contra; con el argumento de que los
argentinos no podían hacerse cargo de los pasivos que había generado el grupo
Marsans.
Uno de ellos llegó
a decir en el transcurso del debate que se oponían a la estatización porque de
ese modo pagarían lo que costaba tener a Aerolíneas bajo la esfera del Estado,
personas que no podían viajar en avión. Es decir, lo mismo que podría decirse en
éste caso, en el que el gobierno de Lifschitz decide subsidiar a Flybondi.
Y más acá en el
tiempo, cuando Aerolíneas había vuelto a ser conducida por el Estado nacional
pero no existía la política de “cielos abiertos” (que, reiteramos, el
socialismo apoya desde siempre), el gobierno provincial en manos del Frente
Progresista hacía lobby para que la chilena LAN operara desde el aeropuerto eRosario, en desmedro de la aerolínea de bandera.
No se puede decir que no tienen una línea de coherencia.
No se puede decir que no tienen una línea de coherencia.
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