Reiteradas veces hemos dicho acá que el
cronograma electoral fijado por Lifschitz el año pasado era una disparate,
porque significaba que hubiera una distancia de seis meses entre que su sucesor
como gobernador de la provincia fuera electo, y asumiera sus funciones. Más si
-como todo lo indica- habría un cambio de signo político en Santa Fe tras 12
años de gobiernos del Frente Progresista, hegemonizados por el socialismo.
Señalamos también
que en ese contexto era una irresponsabilidad (si no otra cosa peor) que el
gobierno actual tomara decisiones que iban a comprometer al que lo suceda, en
lugar de esperar a ver como terminaban las elecciones, y que pensaba en
relación a ciertos temas el nuevo gobernador, incluso siendo Bonfatti (sabida
es la interna que hay en el socialismo, cada vez más difícil de disimular).
Así
por ejemplo y en contra de lo que dicta el sentido común, la administración
Lifschitz siguió adelante con la nueva licitación del agente financiero de la
provincia por cinco años con opción a cinco más (mientras su candidato promete
crear un banco público, y el propio gobernador envió proyectos a la Legislatura
en ese sentido), y está a punto de tercerizar en una empresa privada la
operatoria de cargas del puerto de Santa Fe, por varios años.
Y ahora parecen
decididos a dar un paso más en esta política de tierra arrasada tendiente a
comprometer a la futura gestión, como lo demuestra el decreto cuyas imágenes
ilustran el post, firmado por Lifschitz el viernes pasado, a solo 10 días de
las elecciones generales, llamando a licitación pública nacional e
internacional para la pavimentación de rutas provinciales en los departamentos
del norte provincial; con un presupuesto de más de 4259 millones de pesos.
La primera
curiosidad que salta a la vista es que, si bien se trata de obras cuya
necesidad nadie discute, se licitan recién ahora, tras 12 años de gestión y
tres gobernadores socialistas que pasaron por la Casa Gris; y luego de la
provincia reciba por un lado los fondos adicionales de coparticipación que
antes iban a la ANSES (no la deuda que sigue reclamando) y que por ley deben
destinarse a obra pública; y luego de que además el propio Lifschitz haya obtenido
autorización de la Legislatura para endeudar a Santa Fe en 1000 millones de
dólares, con ese mismo fin: hacer obras. Con esa excusa, además, el socialismo
votó a favor en el Congreso nacional el acuerdo del gobierno de Macri con los
fondos buitres primero, y la “reparación histórica a los jubilados” y el
blanqueo de capitales, después.
Resulta muy curioso
este apuro del final por hacer obras de esta envergadura (con fecha de apertura
de las licitaciones a un mes y medio después de conocerse el resultado de la
elección), cuando el propio Lifschitz se jactó en su discurso del 1º de mayo
abriendo las sesiones ordinarias de la Legislatura de que los gobiernos del
FPCyS ejecutaron obras por 98.000 millones de pesos, cifra que Bonfatti elevó a
casi el doble (170.000 millones) durante el debate en televisión con los otros
candidatos a gobernador.
Pero lo más extraño
es la modalidad que tendrá la licitación: el decreto admite explícitamente que
las obras no cuentan con financiamiento disponible, y por eso la solución que
aprueba es que sean los propios oferentes los que lo aporten, al estilo por
ejemplo de lo que está haciendo el gobierno de Macri con los corredores viales
nacionales licitados bajo el sistema de “participación pública privada” (PPP).
Tal modalidad
supone -y lo dice el mismo decreto- que la provincia contraiga endeudamiento
por las obras, y obtenga autorización del gobierno nacional para el uso del
crédito: si bien los privados aportarían el financiamiento, obviamente se lo
cargarán en la cuenta al Estado provincial. Más allá de lo riesgoso de salir a
tomar deuda en dólares (así lo contempla el decreto) en estos momentos por las
vicisitudes de la economía nacional e internacional y el riesgo cambiario, el
gobierno de Lifschitz está comprometiendo al de su sucesor, porque el
cronograma físico y financiero de ejecución de las obras que contempla el decreto
supone que el 99 % de ellas se ejecutarán y pagarán en 2020 y 2021.
O sea
fuera de su mandato, y en la primera mitad de quien lo suceda en el cargo: el
propio decreto admite que los trabajos solo podrían comenzar (si se consiguen
las autorizaciones para tomar deuda) a fin de año, y este año se gastarían
apenas $ 3.646.000 de los más de 4259 millones totales de inversión: apenas alcanza pagar los avisos de la licitación en uno o dos diarios.
Eso sin contar con
que el decreto viola la Ley de Obras Públicas 5188, cuyo artículo 6 establece
que “Antes de sacar una
obra pública a licitación o de contratar directamente su realización, deberá
estar legalmente prevista su financiación. Exceptúanse de este requisito las
obras públicas que fueren de indudable urgencia, a criterio del Poder
Ejecutivo, con cargo de solicitar el otorgamiento del crédito correspondiente a
la H. Legislatura.”.
En este caso y como
lo dice el decreto, no hay partidas disponibles para licitar las obras en el
presupuesto provincial de este año, y el gobernador tampoco está solicitando en el mismo la
autorización a la Legislatura para el endeudamiento; que además depende de la
aprobación del gobierno nacional. Y fija un plazo exiguo de apenas 54 días
(menos de dos meses) entre la fecha del decreto, y la fecha de apertura de los
sobres de la licitación; lapso en el cual los posibles oferentes deben
conseguir financiamiento bancario (requisito esencial para presentarse) y armar
sus ofertas.
No hay modo lógico
de evitar pensar que el gobierno provincial ya tiene claro quienes serán esos
oferentes y que la licitación está hecha a su medida, para comprometer con el
resultado a la futura gestión. Sigue así
adelante la política de “seguros de riesgo electoral” del socialismo de la que hablamos acá; mientras se quejan (como Bonfatti en el
debate de candidatos) de que llegar al gobierno de Santa Fe en 2007 se
encontraron con las obras de los acueductos adjudicadas a Odebrecht, y dejaron
sin efecto la decisión porque había sospechas de corrupción; lo cual por cierto
es una absoluta falacia: ver más información al respecto acá, en un posteo de hace dos años, precisamente en época de la anterior elección.
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