sábado, 7 de diciembre de 2019

HAY EQUIPO


Antes de empezar a gobernar, el gabinete de un presidente puede despertar tantas expectativas como las que ese presidente despertó en su campaña electoral; o como la que crea el contexto político en el que gana las elecciones, y se apresta a llegar al gobierno.

El gabinete que ayer anunció Alberto Fernández no escapa a esa lógica, y por eso fue bien recibido, salvo por aquellos que operaron hasta el final para instalar a los suyos en algún lugar, y no nos referimos a los tironeos internos en el "Frente de Todos": Alberto llega al gobierno en la transición más operada de la historia, sin ningún representante directo de las corporaciones en su equipo de trabajo.

Después de cuatro años desastrosos de dejar que el país "fuera atendido por sus propios dueños", y que "el mejor equipo de los últimos 50 años" terminara llevando a cabo el peor gobierno de nuestra historia democrática, no es poca cosa. 

El nuevo gobierno recibirá un Estado colonizado por los intereses del poder económico y sus gestores, y minado por los "conflictos de intereses", y para enfrentar el desafío Alberto eligió a hombres y mujeres que vienen de la política, muchos de ellos y ellas con experiencia en la gestión pública, casi todos formados en la Universidad pública, todos reivindicando el rol de un Estado activo y presente: no son pocas señales de un cambio profundo, en lo político y en lo cultural.

Con dos hijos de desaparecidos nacidos en la ESMA, después del gobierno del "2 X 1" y el retroceso de las políticas de memoria, verdad y justicia, con un discípulo de Stiglitz en el Ministerio de Economía en lugar de un columnista de TN guionado por el FMI, recuperando los Ministerios de Salud y Trabajo, en la mejor tradición del peronismo, y con Ginés González García al frente de uno de ellos. Signos de otro tiempo que se abre en el país.

Reflejando en su composición la diversidad del "Frente de Todos", como debe ser; y sin tenerle miedo a la demonización mediática de algunas figuras por su neta identificación con el kirchnerismo, como el "Chivo" Rossi, Wado De Pedro (un hombre de la Cámpora), o el "Chino" Zanini, en cuya figura hay que ver una reivindicación de los compañeros que aun son presos políticos del régimen macrista; aun cuando a Alberto no le guste emplear el término. En ese sentido también destaca Eli Gómez Alcorta, la abogada de Milagro Sala.

Después, habrá que calzarse los botines y salir a la cancha a demostrar las cualidades, pero lo que hoy se puede decir es esto: hay equipo para afrontar el desafío -que es enorme- y hasta acá, el nuevo oficialismo se ha comportado en el trance de armar su gobierno (que no es fácil, porque juegan las lógicas expectativas de cada uno) con la misma madurez y generosidad con la que todos los sectores que lo formaron depusieron aspiraciones personales, para construir la coalición política y electoral que desalojó al macrismo del poder.

Otro gesto político potente, que se expresa en el gabinete anunciado ayer. Que arranca con los mejores auspicios, en un contexto sumamente difícil, pero con la fe y el acompañamiento de todos los que votamos a Alberto y Cristina, para sacar al país de la crisis en la que lo deja el macrismo.

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