martes, 28 de septiembre de 2021

ARRIBA O ABAJO, PERO ADENTRO

 

Salvo que al oficializarse la medida haya elementos que permitan llegar a una conclusión distinta, el programa "Registrar" destinado a blanquear a las trabajadoras (en su inmensa mayoría son mujeres) de casas de familia parece concebido con la misma lógica del que hace poco analizáramos acá, por el cual el Estado (es decir, todos nosotros) subsidia parte de la mano de obra barata de las actividades agropecuarias.

Se entiende que se trata de un sector particularmente golpeado por las restricciones a las actividades y la circulación durante la pandemia, y no se nos escapa que por esa razón se perdieron en cientos de miles de puestos de trabajo. 

Sin embargo, esa lógica de la que hablamos antes hace que, para aquellos que accedan a los beneficios del programa como empleadores, el subsidio estatal represente un alivio relativo en sus bolsillos respecto de las cargas de la seguridad social, y para las trabajadoras un posible ingreso a los beneficios de la seguridad social, cuya perduración en el tiempo parece dudosa.

Aun admitiendo que se trata de un asunto complejo y de no difícil solución (dos de cada tres trabajadoras que se desempeñan en el sector están en negro), el análisis de conjunto de las medidas anunciadas o puestas en marcha por el gobierno tras la derrota en las elecciones, muestra más palazos de ciego que otra cosa, y parece poco como para torcer el destino electoral.

Módico aumento del SMVM, suba del mínimo no imponible de Ganancias (con destinatarios bien distintos en cada caso), ruego "puglieseano" a las empresas para que no aumenten precios, Pre viaje para los jubilados y -sobre todo- una bizantina discusión sobre si Cristina tiene o no razón por lo que dijo en su carta, en cuanto a que se está ejecutando un ajuste en el gasto público. Del retorno del IFE o algo parecido, por ejemplo, se sigue hablando más de lo que se hace.

Sobre la discusión en torno a si hay o no ajuste, parece indicativa de que no cabe esperar cambios de rumbos, lo que supone que o sigue el ajuste, o los gastos públicos siguen pisados, lo que en definitivas es más o menos lo mismo. Como si las elecciones no hubieran ocurrido, o Cristina no hubiera escrito su carta, diciendo lo que en ella dice.

Hay otro nivel de debate (más teórico que práctico) sobre si las medidas anunciadas o en estudio deben ser "focalizadas" o "universales", si deben ir directo a sus posibles beneficiarios, o "derramarn" por carácter transitivo. Como fuera, el horno no está para este tipo de disquisiciones, el calendario electoral corre, y poco importa dilucidar si los recursos que se ponen en juego van arriba, abajo o al medio de la sociedad: lo importante es que vayan adentro, con eficacia comprobable, porque no hay tiempo para experimentos.

Algo que en el tiempo que resta para las elecciones generales parece dudoso; tanto que ya habría que empezar a pensar -como varios han señalado- más en el 2023, que en las elecciones del 14 de noviembre.

Si hubiera que juzgar por lo actuado por el gobierno desde las PASO para acá, habría que concluir en que la derrota no estaba en los planes, y en consecuencia no había "Plan B" alternativo a la línea política y sobre todo económica, seguida hasta entonces. Esta idea es reforzada porque por momentos pareciera que el "Plan B" se reduce al cambio de gabinete, y a discutir por que lo que antes no funcionó, ahora sí podría hacerlo. 

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3 comentarios:

  1. Si uno fuera mal pensado creería que el objetivo del albertismo es erosionar la credibilidad de Cristina (¿viste? cambiamos el gabinete como ella pidió y perdimos igual) que apostar a la cada vez más irrealizable remontada de Noviembre.

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  2. El cambio era Guzmán y Moroni. Si ellos siguen no hubo cambio de gabinete.
    Cuando Cristina lo puso a Massa, mediante Alberto, sabía lo que hacía.
    Ahora queda decidir si vamos a entender que Cristina se equivocó al pensar que podía maniobrar el ejecutivo desde la vicepresidencia, o si este era un resultado esperado e igualmente nos hipoteco a sus votantes.

    Sobre lo que trata la nota... Con el trabajo no registrado el enfoque debería ser buscar a los que tienen trabajadores en negro y darles la opción de blanquearlos o que les caiga el peso de la ley.

    IFE? No. Basta de regalar plata.
    Tienen que volcar toda la guita a generar empleo real. Toda.. IFE, leliq, dsg, todo lo que esté disponible.

    La mitad de la población activa no produce nada. Económicamente, es imposible generar inclusión así. Y lo dijo bien Perón, cada uno que produzca al menos lo que come.

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  3. Lo que es alarmante es la falta de imaginación para generar políticas de impacto, que muevan el amperímetro. Es siempre lo mismo y siempre con efecto homeopático, localizado, atomizado, un poco para las empleadas domesticas, un poco para los trans, un poco para los monotributistas, y así, 1.000 iniciativas que de tan poco no son nada para nadie. En la foto se ve a Alberto, con Gómez Alcorta, Moroni y Guzmán, núcleo duro del albertismo, imaginando que alivio para la clase media urbana pagar la mitad del sueldo de la empleada por 6 meses, para que le hagan los aportes. No va a pasar en la vida real, no le interesa a la empleada ni al empleador. Nada de lo que imaginan en sus escritorios sucede. A veces pienso que no se ejecuta el 50% del presupuesto y que es mejor, que debe ser gasto presupuestado al pedo. A veces me pongo a pensar en el lugar de Guzmán que Cristina le piden plata con razón y que debe decir que mejor es el superavit fiscal que dársela de los comebilletera y delirantes que la tienen que gastar en cada ministerio, plata ¿en que? ¿con que objetivo? Yo no lo veo. ¿En que estaría presupuestado ese 50% restante? Yo no lo se, pero x lo que veo cuando lo usan mejor ni gastarla. A veces pienso que Cristina tiene razón, pero Guzmán también tiene razón. El problema no es Cristina ni Guzmán, es el gobierno ¿Cuantas pijas de madera y tablets le faltan comprar a Gómez Alcorta con lo que no ejecuto hasta ahora? ¿Y Arroyo, cuantas mas reuniones del consejo contra el hambre le quedaron por hacer? ¿Al Chino Navarro, cuantos operativos de clamor le quedaron por hacer? Así, se me ocurren mil ejemplos.

    Yo veo una desorientación muy difícil de modificar. No recuerdo quien decía: "hay que desalbertizar al gobierno y evitar la albertización del gabinete". Ya es tarde. 2023, ni lo sueñes. Alberto es nuestro Alfonsín.

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