Después de la muerte de Perón y la dictadura militar, el peronismo afrontó las elecciones de la restauración democrática confiado en que con la liturgia y el recuerdo de los años dorados, alcanzaba para ganar. Como todos sabemos, la hipótesis se reveló fallida, pese a lo cual siguió siendo sostenida durante años: "los peronistas votan donde ven el escudito", o se seguía suponiendo que la tradición oral o escrita del primer peronismo bastaba para convencer electores, y ganar.
Para que el peronismo volviera a ganar una elección se necesitó lo que siempre se necesita: que el antiperonismo gobierne, y sea horrible. Pero luego, claro, vino el menemismo y pasó lo que pasó: las plasticidades del peronismo fueron extremadas al punto de negar su esencia, y para la crisis que abrió el siglo XXI "peronismo", para muchos argentinos incorporados al voto o a la participación política, ya era un significante vacío al que cada uno le ponía el contenido que quería; o peor aun: era el menemismo, que fue su negación, o destrucción programada.
Esa fue precisamente la enorme virtud histórica de Néstor Kirchner, el presidente inesperado: intuir que de la crisis se salía volviendo a colocar al peronismo en el sendero de sus mejores tradiciones históricas, que nunca debió abandonar. Con hechos concretos, más que con invocaciones a Perón, Evita o haciendo uso y abuso de la liturgia del bombo y la marcha, cuestión ésta última que ya por entonces el "peronismo de Perón" le cuestionaba.
Con Néstor y por él, y luego por Cristina, muchos que nunca se habían interesado por la política comenzaron a hacerlo, y se hicieron kirchneristas, al igual que otros que jamás se habían sentido atraídos o representados por el peronismo, porque navegaron por otras tradiciones políticas. Y más importante aun: a través de los gobiernos kirchneristas, muchos descubrieron o re-descubrieron al peronismo, y se hicieron peronistas: para ellos el peronismo ya no era un significante vacío, sino realizaciones concretas, y eran bien distintas a las del menemismo.
En ambos casos (el primer peronismo y los gobiernos kirchneristas) el apoyo social y electoral no se fundó -como suele decir el relato gorila- en la dominación carismática, factores míticos o mágicos, o (peor aun) en el clientelismo y la prebenda: hubo de por medio razones objetivas, sólidas, tangibles, concretas- Salarios, empleos, derechos, ascenso social, mejor nivel de vida. Como le gusta decir a Cristina, no fue magia.
Lo cual además de ser de la más sólida racionalidad instrumental (no hay decisión política más racional que la de votar gobiernos que tutelan los intereses del que vota, lo irracional es hacer lo contrario), es una vara puesta permanentemente alta para los gobiernos peronistas, o que llegan al poder en nombre del peronismo: hay que revalidar esas acciones con cosas concretas, no simplemente apelando a la memoria de los días felices, o de la "década ganada", y creyendo que todo se resuelve con la liturgia, y la apelación a las adhesiones emocionales.
Y nadie se tiene que enojar por eso, porque bien lo dice la primera de las "veinte verdades": "la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo.". Para el peronismo, ser democráticos es hacer lo que el pueblo quiere, y defender y sus intereses. Y defenderlos con hechos: con "la realidad efectiva" de la que habla la marcha.
Todas estas décadas de su empedernida vigencia en la política argentina se han construido sobre hechos, pero éstos no son eternos, y no podemos caer nosotros, ahora, en el mismo error del peronismo post dictadura: seguir apelando a la memoria, a las viejas glorias, a la liturgia o a la adhesión simplemente por razones emocionales. De hecho, las PASO demostraron que la memoria social de los años kirchneristas alcanzó para frustrar el intento de reelección de Macri, pero no sirve para volver a cerrarle el paso a la derecha, si no se suman nuevas "realidades efectivas" que les deban al peronismo.
Para muchos argentinos no ya Perón y sus gobiernos, sino el propio Néstor quedan ya lejos en el tiempo, y tienen necesidades y preocupaciones actuales, acuciantes, para ayer. Y nuestra respuesta tiene que estar basada en darles hechos que funden nuevas certezas, para volver a viejas razones, como aquella que reza que "mejor que decir es hacer, y mejor que prometer, es realizar".
Mi primera lectura diaria. De nuevo, muy pero muy buena nota. Para los que hemos sido niños privilegiados y que entendimos aquello que donde hay una necesidad nace un derecho y nos encontramos con que Ella ha dicho y demostrado que la Patria es el otro, se trata de una virtuosa continuidad del camino hacia la Argentina justa, libre y soberana, la de la grandeza de la patria y la felicidad del pueblo. NK y CFK, alumbraron el peronismo del siglo XXI y nuestros hijos y nietos, Dios lo quiera, podrán seguir adelante con ello, pasando por encima, transando, negociando, cómo no, pero conduciendo o como fuere, en la medida más alta, para conseguir con esa otra realidad efectiva, superando a dirigentes sindicales a la derecha de Vandor, politiquitos formalmente democráticos, gobernas a lo sumo conservadores populares, para pulverizar los significantes vacíos que tan bien han expuesto. Es el peronismo, qué joder, a la mierda con la correlación de fuerzas y los posibilismos. Otra vez, felicitaciones por la nota. Y viva Perón, carajo !!!
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