* No debe sorprender a nadie que en cualquier lista de cuentas off shore en paraísos fiscales figuren Macri, sus familiares, socios o amigos. Lo raro sería que no estuvieran, o que aun no haya aparecido alguna cuenta trucha a nombre de Antonia, o del perro Balcarce.
* Tampoco debería sorprender que salgan rápido a aclarar que tener una cuenta off shore no es delito, o que intenten justificarlo porque e el país no están dadas las condiciones para invertir dejando la plata acá: hace poco el propio Macri confesó muy suelto de cuerpo que en la Argentina para hacer fortuna, hay que evadir impuestos, y una off shore es siempre -pero siempre- para eso, y para reciclar guita de origen dudoso, o lisa y llanamente ilegal.
* Menos que menos debería sorprender que los medios opositores le bajen el volumen a la noticia, a menos que de algún extraño modo puedan relacionarla con Cristina y el kirchnerismo. Alconada Mon y otros escribas del poder están en estos consorcios de periodistas no para descubrir información reservada, sino para controlar que la que ya saben que existe y puede perjudicar a sus patrones, no se difunda públicamente.
* El nivel de truchada de todo el episodio está marcado, entre otras cosas, precisamente por el hecho de que nunca figuran en esas listas periodistas, ni dueños de conglomerados de medios. Y por la circunstancia de que las revelaciones (como sucedió con los Panamá paper's y los Wikileaks) no provocan ningún cambio en la regulación internacional de los paraísos fiscales o la banca off shore, por la simple y sencilla razón de que son los instrumentos diseñados por el capitalismo financiero global (y usados incluso por los gobiernos de los país centrales para reciclar dinero destinado a operaciones non sanctas) para poner a buen resguardo el dinero evadido al fisco, o proveniente de delitos.
* Lo indicado en el punto anterior debería servirnos para revisar el seguidismo que se ha hecho en el país de las recomendaciones del GAFI, de resultas del cual se han perpetrado mamarrachos varios en la legislación penal, sin lograr avanzar un centímetro en la lucha contra el lavado de dinero proveniente de la evasión impositiva o el delito. Baste señalar al respecto el mamarracho de la UIF en tiempos macristas, y su casi nula eficacia en general, desde que existe.
* El episodio tiene y tendrá significación electoral nula, y es absurdo esperar lo contrario: quienes votan al macrismo lo hacen sabiendo estas trapisondas, e incluso las justifican con los mismos argumentos de sus autores. Más aun: son parte de una cultura aspiracional que no solo justifica y aplaude estas cosas, sino que las replicaría si pudiera, y les diera el bolsillo para hacerlas.
* Por más denuncias que se hagan, tampoco el caso tendrá demasiada trascendencia en los tribunales, fuera porque consideren que no existe delito, o porque los posibles delincuentes son los tipos más poderosos del país, y el Poder Judicial está, antes que nada, para preservar sus intereses y privilegios.
* Hace pocos días un bobo economista libertario (de los que tanto abundan) decía que era falso que al país le faltaran dólares, porque los argentinos tenían miles de millones en cuentas off shore y activos en todo el mundo, cuando precisamente esos son los dólares (fruto de la evasión, la valorización financiera de los excedentes y la fuga de capitales) que le faltan al país para completar su ciclo de desarrollo. Y los impuestos evadidos y off shorizados son los que faltan en los hospitales, las escuelas, las rutas o las viviendas.
Las cuentas off shore la abren con la guita nuestra.
ResponderEliminarY el sistema policial y penal se ocupa de los que roban celulares o carteras.
Esto es una pavadita comparado con lo que acába de pasar en el STJ porteño y la CSJN.
ResponderEliminarA dónde van a parar los recursos de inconstitucionalidad respecto de la competencia y lo obrado por el STJ?
Algo nunca visto. Ni en dictadura tuvieron las bolas para algo como esto.