Ah, mirá. O sea que no solo hay que poner cepos sino reforzarlos, y las divisas son un activo estratégico, cuyas prioridades de asignación debe definir el Estado. Todos los días se aprende algo: https://t.co/jZaPcYzKED
— La Corriente K (@lacorrientek) September 9, 2022
La historia es más o menos conocida, pero siempre conviene refrescarla: tras triunfar en las elecciones del 2011 con el 54,11 % de los votos y más de 37 puntos de diferencia respecto al segundo, Cristina comenzó su segundo mandato y, así como al principio del primero tuvo que afrontar la revuelta agrogarca contra las retenciones móviles, debió lidiar con los cacerolazos generados por las restricciones a la venta de dólares para ahorro y viajes, que los medios dieron en denominar "cepo".
Podría decirse que allí comenzó el clima de época que caracterizaría todo ese mandato, pero el telón de fondo de la anécdota era un problema estructural de la economía argentina: la restricción externa, o carencia de divisas suficientes para atender las diferentes demandas de ellas, entre las que por supuesto atender las importaciones necesarias para la actividad productiva (en un país con altísimo grado de extranjerización como el nuestro) o los pagos de la deuda pública y privada deberían figurar en un orden prioritario.
Vanos fueron los esfuerzos de Cristina y mucha otra gente para explicar el problema, que consiste en que en país con una estructura productiva dual y desequilibrada como el nuestro, no producimos divisas en la cantidad suficiente, no al menos en forma genuina (fruto del comercio exterior); y no lo haremos hasta tanto no se produzcan cambios en la matriz productiva, sustituyendo importaciones y diversificando la canasta de bienes exportables para agregarle valor, y también para hacer disminuir el peso específico (que es económico pero también político) del complejo agroexportador, que le permite imponer condiciones; como estamos comprobando dolorosamente por éstos días cuando el gobierno cedió a la extorsión de los silo-bolseros para terminar concediendo una devaluación en forma de "dólar soja".
Al respecto, leemos en La Política Online sobre la preocupación de las cámaras empresarias que nuclean a las Pymes por el hecho de que se drenen divisas necesarias para la producción -sobre todo para la compra de bienes de capital o insumos intermedios-, por la demanda de dólares de los argentinos que viajen a Qatar a ver el mundial. Pocos días antes había expresado la misma preocupación la mismísima cúpula de la UIA, tan defensora ella siempre de las desregulaciones y aperturas.
Pues bien, la preocupación empresaria es valedera, pero remite a una discusión que michos pretenden dar por saldada, apelando al pensamiento único del neoliberalismo económico. Y esa discusión es sobre los grados y alcances de la intervención del Estado en la regulación de la vida de la sociedad en general, lo que incluye por supuesto su economía y dentro de ésta las estrategias para administrar un bien escaso y crítico, como las divisas.
¿Qué hacer entonces frente al dilema que plantean los que producen, que nos impone elegir entre ellos y sus puestos de trabajo anexos. y los que quieren ir a alentar a la scaloneta en vivo y en directo, o verlos levantar la copa si la pelota nos fuera favorable?
Desde una mirada estratégica, propia de un proyecto nacional de desarrollo y crecimiento, la respuesta no es dudosa, y supone no solo mantener el "cepo" (es decir, cierto grado de restricciones a la compra de divisas, o fijar prioridades al respecto), sino reforzarlo. Como otros problemas, se resuelve con más y mejor intervención estatal, no con menos.
¿Cuál sería si no el sentido de conceder a los sojeros una devaluación que pulverizará aun más los salarios pero recompondrá un poco las alicaídas reservas del Banco Central, si los dólares así captados se van por la canaleta -entre otra- de los viajes al Mundial?
Y la cuestión pone también a prueba el "consensualismo" del gobierno: admitiendo por supuesto que no es ése el único canal (ni el más importante) de drenaje de divisas, demuestra que no se puede "gobernar para todos", ni tratando de eludir los conflictos, para no malquistarse con nadie. En la vida (también de los gobernantes) hay que elegir.
Es cierto que la estructura productiva hay que cambiarla pero creo que produce la suficiente cantidad de divisas como para poder equilibrarla. lo que ocurre es que esa ingreso de divisas es captada, por renta de la tierra y fugada y eludida en las operaciones de exportacion/importacion. Me gusta compararlo con Chile que aun con pinochet mantuvo su ingreso de divisas via el cobre en manos del estado. Hay que cambiar la estructura productiva junto con la estructura distirbutiva Guillermo Moreno en eso es claro los dolares hay que buscarlos en el nucleo agropecuario no en USA. Creo que las divisas las producimos pero se las quedan algunos pocos. Cuando Moreno o como reinvindico Cristina que el que queria importar tenia que producir sus propiio dolares aquello que te daban una DJAI (declaracionjurada de importacion) si vos exportabas queria decir que las 5 grandes exportadoras podian importar lo que se le diera la gana y a la PYME le pedias que inventara un nuevo mercado si queria producir. Hay que armar dos mercados, no pdemos usar los usd de nuestra gran ventaja comparativa y competitiva de la produccion agropecuaria porque se la adueñan y la afanan. Si no podemos controlarlos ni cobrarles los impuestos que deberian pagar (por ej impuesto inmobiliario unido a bienes personales) entonces digamoslo Las PYMES deben conseguir los usd porque los dueños de la tierra tienen el valor fiscal de la tierra a un 20% del valor real.
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