lunes, 5 de septiembre de 2022

UN ARMA NO SE CARGA EN UN DÍA

 

Escribimos acá el 28 de agosto de 2020 sobre el consenso democrático: "Sin embargo cabe preguntarse ¿es realmente así, podemos quedarnos tranquilos pensando que toda la sociedad argentina ha logrado un consenso, si no unánime, amplio y extendido sobre que la democracia es el mejor sistema político para organizarnos? ¿Podemos decir, sin temor a incurrir en falsedades, que todos los argentinos o una porción abrumadoramente mayoritaria de ellos tienen en claro y aceptan que vivir en democracia supone que gobiernen aquellos que ha elegido la gente, hasta el final de su mandato, aunque no sean los que a nosotros nos gustan, o los que votamos?".

"Para concluir así, no pensemos en tanques en la calle ni soldados con armas amenazando a la población civil, ni generales en la Casa Rosada: simplemente démonos una vuelta diaria por los principales medios, o por las redes sociales. Y veremos allí como crece a diario el huevo de la serpiente antidemocrática; que empieza -por ejemplo- por exigir, en término perentorio, que si no es posible que los que el pueblo votó para gobernar y ganaron las elecciones dejen el poder antes de concluir su mandato, que lo cumplan pero aplicando el programa de los que fueron derrotados.".

Dijimos acá el 28 de febrero de 2021 sobre la colocación de bolsas mortuorias en las rejas de Casa Rosada"Los discursos de odio no son una novedad en la historia política argentina, menos la necrofilia, esa oscura fascinación con la muerte, como parte de un discurso o praxis política. La derecha argentina, de hecho, es pródiga en ejemplos al respecto. Bien decía Rodolfo Walsh que nuestra oligarquía es "temperalmente inclinada" al asesinato, a la supresión física del adversario. Sin ir tan lejos -aunque no por escrúpulos morales- los núcleos siquiátricos de la oposición al gobierno nacional que periódicamente se movilizan por los motivos más variados -algunos incluso contradictorios entre sí- no tardan mucho en pisar el palito, y reducir todo su planteo político al odio. Un odio visceral, sobre todo, al peronismo.".

"La radicalización de un sector de la oposición, que juega permanentemente en los límites del consenso democrático tan trabajosamente construido por los argentinos en casi cuatro décadas, es un problema político que no debe ser menospreciado, y que requiere respuestas políticas. La primera y como decíamos acá, asumir que ese consenso democrático ni está tan extendido, ni es tan sólido como solemos pensar, para tranquilizarnos. Que los presuntos "loquitos" que ponen bolsas mortuorias en una manifestación sean pocos no les quita importancia, porque son  esos pocos los que terminan dando la tónica del discurso opositor (que se retroalimenta en los medios), a punto tal que los principales dirigentes opositores no solo no los condenan abiertamente, sino que intentan seducirlos y expresarlos. Como diría Perón, no los conducen, sino son conducidos por ellos.". 

Señalamos acán el 28 de agosto de 2021 sobre el atentado contra un diputado en Corrientes: "Un silencio estruendoso, que hace tanto ruido como un millón de palabras, tanto más ruido cuanto más tiempo se prolonga. Porque frente a éste tipo de hechos cualquier dirigente político que se precie de democrático debe expresarse en forma inmediata, clara, rotunda, unívoca, sin medias tintas, sin "peros" sin "contextualizaciones" que pretendan minimizar el hecho, su gravedad, sus consecuencias. Y si no lo hace -como no la han hecho los nombrados y otros tantos- se convierten automáticamente en cómplices, legitimadores del recurso de la violencia, incluso física, incluso homicida, como herramienta admitida en la disputa política.".

"No hace falta que nosotros recordemos acá el tenebroso prontuario de la derecha argentina -en tiempos democráticos y de los otros- con sus discursos de odio, y sus prácticas de violencia simbólica y verbal. Tampoco es necesario que recordemos las veces en que han pasado de los dichos a los hechos, con las consecuencias por todos conocidas, así como las veces en que luego trataron de que lo olvidáramos o peor aun, comprendiéramos o "contextualizáramos": como hemos dicho otras veces, cada llamado de la derecha vernácula a la pacificación nacional o la concordia es signo inequívoco de que se están quedando sin municiones. Y no es necesario hacer ninguno de esos ejercicios de memoria, porque su reputación los precede, y su conducta actual responde a esa reputación, va unida a ella, como la sombra al cuerpo. Días pasados, nomás, estaban traficando políticamente con las muertes de los compatriotas que perdieron sus vidas por el COVID, en la pandemia. Son eso, en esencia.".

"En otros tiempos no tan lejanos, Elisa Carrió y su redentorismo moral expresaba electoralmente al mismo porcentaje de argentinos que el frente de izquierda, pero se las arreglaba para conducir conceptual y discursivamente a la oposición mayoritaria al kirchnerismo, llevando de las narices a los radicales y el PRO hacia donde en realidad querían estar: el tercio irreductible de la Argentina antiperonista. Hoy, ese rol lo cumple Patricia Bullrich desde los mismos -o incluso mayores- niveles de irrelevancia electoral, tratando de llenar el vacío de liderazgo opositor (frente al reposerismo político de Macri, solo interrumpido con alguna aparición pública vía redes sociales, de cuando en cuando) con muestras de bolsonarismo explícito, para contener además las amenazas de fugas de votos hacia las sectas libertarias. Pero otra vez: no hay reacciones orgánicas desde la oposición "institucional" para tomar distancia de los exabruptos que producen las crías de Videla, como los imbéciles que montaron la "perfomance" de los cadáveres en Plaza de Mayo. De modo que donde el gobierno quiso ver en un momento cierta racionalidad hacia la cual tender puentes, nada hay.".

Y hace muy poco, dijimos acá el 11 de julio de 2022 sobre la colocación de guillotinas en Plaza de Mayo texto: "Al momento de subir estas líneas, no se conocen expresiones de repudio de ningún dirigente opositor de "Juntos por el Cambio"  a la simpática instalación de una guillotina en la Plaza de Mayo en la manifestación del sábado pasado, ni a los pedidos de fusilamientos o deportaciones de kirchneristas. Y no lo hacen por una razón muy sencilla: temen perder votos en esos sectores que se movilizan, a manos de otras opciones de derecha como los "liberotarios" Espert o Milei, caídos en desgracia en los últimos tiempos. Se trata entonces de una dirigencia política cuyo margen de maniobra discursivo y táctico está reducido, atenazada como ésta entre la prédica de los medios hegemónicos -que son su "intelectualidad orgánica"-, y los exabruptos de gente que no está bien de la cabeza, y ameritaría algún enfoque más cercano a la salud mental, que a la política.".

"Son prisioneros de monstruos que ha alimentado con su prédica diaria, y ahora no saben como volver a meterlos en la jaula, y todo indica que tampoco quieren. Gente que -por ejemplo- el sábado propugnaba degüellos y fusilamientos como la solución a los problemas del país, como si todo eso (y más) no se hubiera intentado ya en nuestra convulsionada historia, con los resultados conocidos. Lo cual revela de su parte una ignorancia que coexiste con la mistificación histórica, de resultas de la cual los violentos somos nosotros, y no ellos.". 

1 comentario:

  1. ¿Insistís en dialogar con el que fusila?
    No tenès que ir.
    Si vas, llevá un chaleco y un fierro.
    El Colo.

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