sábado, 12 de noviembre de 2011

DECISIONES ESTRATÉGICAS


Es común que las críticas al kirchnerismo en estos ocho años giren en torno a su supuesto cortoplacismo y falta de visión estratégica, lo cual además de falso, es bastante pueril: un gobierno, la administración de la cosa pública, el impulso del rumbo que tiene que tener un Estado, son un complejo andamiaje resultante de la dosis equilibrada de los dos aspectos: la capacidad de planificar o prever a mediano o largo plazo, y la intuición para resolver de inmediato las cuestiones que se van presentando en la coyuntura. 

A lo que hay que añadir la simplista explicación del proceso abierto con la llegada al poder de Néstor Kirchner como la mera resultante de una coyuntura feliz (tal como se decía del primer peronismo y la metáfora de los pasillos del Banco Central cubiertos de barras de oro), el famoso "viento de cola". 

Sin embargo, dijimos que la afirmación inicial que sustenta la crítica (la supuesta falta de visión estratégica del ciclo iniciado el 25 de mayo del 2003) es falsa porque no se corresponde con la verdad histórica; y nos basaremos para demostrarlo en tres hechos puntuales, tres decisiones trascendentes adoptadas por los gobiernos de Néstor y de Cristina, y como esas decisiones repercuten en el presente e incidirán en el futuro inmediato, porque de eso se trata la visión estratégica.

La primera fue el rechazo (en noviembre del 2005), en conjunto con Brasil y Venezuela, a la ofensiva de Bush para imponer su iniciativa conocida como Area de Libre Comercio de las Américas, el famoso ALCA sepultado en aquella cumbre de Mar del Plata.

El ALCA implicaba -entre otras muchas cosas- la apertura total de las economías latinoamericanas a los capitales y la producción industrial manufacturera de las compañías norteamericanas, y la eliminación de todo tipo de preferencias o protección a las industrias nacionales (incluso en las compras o contratos de los gobiernos), bajo la tenue promesa de reciprocidad con las exportaciones de productos de nuestros países que sufren restricciones para ingresar a los EEUU, como los limones o los tubos de acero sin costura, por poner dos ejemplos.

Pensemos por un momento lo que hubiera sucedido si la crisis internacional que viene sacudiendo a las economías de los países centrales desde el 2008 hubiera sorprendido a la Argentina (y a todos sus socios del Mercosur) inmersos en el esquema del ALCA: a los efectos de la crisis que pueden llegar por el canal financiero (débiles en el caso de la Argentina por su aislamiento de la Argentina de los mercados de crédito por el default y la reestructuración de su deuda, más fuertes en el caso de Brasil), habría que sumarles los que vendrían por el canal comercial: las empresas norteramericanas invadiendo el mercado nacional con sus productos, sin ningún tipo de trabas, para compensar la caída de su mercado interno por la crisis; afectando a su vez a las empresas nacionales en sus ventas y su nivel de actividad.

    
Veamos esta segunda medida: la cancelación total de la deuda con el FMI; que hizo que, a partir de diciembre del 2005, el organismo no pudiera ya repetir sus célebres "misiones" que venían de visita al país, a ver como andaba todo y a aportar sus tan atinados consejos sobre el rumbo de la economía.

Por no mencionar que, mientras les debiéramos plata, había que pedirles que refinanciaran los vencimientos y lo hacían con la condición de que la Argentina cumpliera determinadas "conndicionalidades", a saber: privatizaciones, ajustes, despidos, suba de las tasas de interés, de las tarifas de los servicios públicos, desregulación y apertura de la economía, etc.

Pensemos como nos fue a nosotros en otros tiempos haciéndole caso al FMi, y como les va en el presente a países como España, Irlanda, Portugal o Grecia por aplicar sus recetas, para medir la importancia estratégica de la decisión adoptada por Néstor Kirchner en diciembre de 2005; criticada entonces desde la derecha (que decía que nos íbamos a quedar sin reservas en el Banco Central) y por la izquierda, que planteaba declarar la ilegitimidad de toda la deuda externa, y no pagarla nunca más.


Y dejamos para el final la tercera de las medidas estratégicas que tomamos como ejemplo, esta ya del gobierno de Cristina; considerada por ella misma tan trascendente, que fue la que la decidió a elegir a Amado Boudou como su compañero de fórmula: la reestatización de los fondos de jubilaciones y pensiones, y la liquidación del escandoloso negociado de las AFJP, una de las peores herencias del menemismo.

Medida fuertemente criticada también en su momento (ver la tapa de Clarín que adjuntamos), y aun hoy, con el argumento del "saqueo de los ahorros", el "manotazo a la caja" y otras estupideces por el estilo; y que permitió que -bajo la administración del Estado- los fondos acumulados en el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) crecieran de 80.000 a más de 200.000 millones de pesos, en apenas tres años.

Pero además de eso, permitieron contar con recursos para financiar créditos destinados a inversiones para ampliar la capacidad de producción de las empresas, y construir obras de envergadura imprescindibles para sostener el crecimiento nacional, generando nuevos empleos o evitando que se perdieran los existentes, en lo más agudo de la crisis financiera internacional.

Desde el préstamos a General Motors para ampliar su capacidad de producción (que generó 2200 nuevos puestos de trabajo directos, cuando en los propios EEUU estaba al borde de la quiebra, se desprendía de activos y despedía miles de trabajadores), hasta la financiación de obras cruciales para el desarrollo del país como la ampliación de la cota de Yaciretá o Atucha II, los recursos del FGS se convirtieron en un factor de dinamización de la economía que ayudó a sostener el crecimiento.

Pero pensemos además que sucedería en estos momentos, en que todos los días nos abollan con la fuga de capitales y -hora tras hora- el propio Clarín rivaliza consigo mismo en sus notas por aumentar el número de millones de dólares salidos del país, si esos miles de millones de pesos que manejaban las AFJP hubieran seguido en sus manos: ¿cuántos serían, y en manos de quienes estarían los ahorros destinados a respaldar el pago de los beneficios de los jubilados y pensionados argentinos?.

Correspondiendo agregar además que fueron obligadas por la ANSES a repatriar las inversiones que tenían en el exterior, como se hizo hace poco con las aseguradoras; para contribuir a aumentar la oferta de divisas y disminuir la presión sobre el dólar.   

Ahí tienen tres ejemplos de candente actualidad para replicarle a los zonzos que repiten la zoncera de la "falta de visión estratégica" del kirchnerismo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario