martes, 6 de marzo de 2018

EL AJUSTRUCHO


Es sabido que cuando estalló el escándalo de los audios de Triaca echando a la empleada que tenía en negro, el gobierno -como hace siempre- empezó a sacar conejos de la galera para reducir daños. En ese contexto, el mismísimo Macri apareció en el salón blanco de la Rosada anunciando un presunto plan de ajuste de la “planta política” del gobierno, y la prohibición para designar parientes de los funcionarios en el Estado.

De esto último ya tenemos cifras concretas: el decreto alcanzaba apenas a unos 40 funcionarios, de los que solo se fueron 12. El resto, se hicieron bien los boludos, conclusión que incluye al presidente, que nos tomó por boludos. En la misma aparición Macri anunció que daría de baja el 25 % de la planta de personal político de su gobierno, lo que implicaba unos 1000 cargos menos, y un ahorro de 1500 millones de pesos al año.

La medida en sí es una perfecta pelotudez que no resuelve nada, considerando el conjunto global de los gastos inútiles de éste gobierno (sí: este gobierno también tiene gastos inútiles, más que otros quizás), y que de ese modo solo lograría volver a su propio punto de partida; porque al llegar al poder había aumentado la planta política heredada del gobierno de Cristina, incluso en más de esa cantidad de cargos.

Dos meses después del anuncio, en el Boletín Oficial de ayer fue publicado el Decreto 174, que aprueba el nuevo organigrama de la Administración Nacional hasta el nivel de Subsecretaría (completo acá).

El decreto dispone suprimir cargos de secretarios y subsecretarios ministeriales, pero establece varias excepciones, a saber: a) los correspondientes a titulares de organismos descentralizados y desconcentrados, b) los integrantes de cuerpos colegiados, Consejos o Comisiones, c) los correspondientes a la Unidad Ejecutora del Régimen de Ventanilla Unica del Comercio Exterior Argentino (VUCEA), dependiente del Ministerio de Producción y a las Unidades Especiales Foro G20 - Argentina 2018, d) los correspondientes a titulares de Unidades de Proyectos Especiales en los términos del artículo 108 de la Ley N 27.431, e) los declarados embajadores culturales en el ámbito del Ministerio de Cultura, f) los correspondientes a las unidades organizativas de la Presidencia de la Nación y g) los correspondientes a los organismos descentralizados de la Administración Pública Nacional. (las negritas son nuestras)

Como consecuencia del decreto, los secretarios ministeriales no bajaron, sino que subieron: antes eran 87, y ahora pasarán a ser 96. La poda vino por el lado de las subsecretarías: antes eran 209, ahora pasarían a ser 131, o sea 78 menos.

Pero en el mismo Boletín Oficial de ayer estaba también el Decreto 167, (completo acá) que autoriza a los ministros a crear en sus respectivas áreas “Unidades Ejecutoras Especiales Temporarias” en los términos del artículo 108 de la Ley N 27.431 (ley de presupuesto para éste año), y a designar a los titulares de las mismas previa intervención de Quintana, uno de los “vicejefes” de Gabinete.

El decreto se basa en ese artículo de la ley de presupuesto, que facultó al Poder Ejecutivo a “...crear unidades ejecutoras especiales temporarias y/o para gestionar planes, programas y proyectos de carácter transitorio y excepcional, pudiendo determinar la estructura, el funcionamiento y asignación de recursos humanos que correspondan, estableciendo que dichas unidades tendrán una duración que no podrá exceder de dos (2) años, salvo autorización en la ley de presupuesto del año correspondiente al vencimiento del plazo...” (las negritas son nuestras)

Las mencionadas Unidades Ejecutoras (según el decreto) “estarán a cargo de un funcionario cuyo nivel no podrá exceder el correspondiente a Secretario de Estado”, o sea que los ministros quedan facultados para crear secretarías o subsecretarías, o cargos equivalentes en su retribución.

Más allá de la obviedad que los dos años de vigencia “transitoria” de estos nuevos organismos a crearse coinciden con lo que falta del mandato de Macri (e incluso podrían ir más allá) con lo cual el “ajuste” no es tal, tienen además la posibilidad de volver a incluir la autorización para la creación en el proyecto de presupuesto para el 2020, si para entonces siguen en el gobierno, claro. La famosa “transitoriedad para siempre”.

Además de eso, en cada uno de los 21 ministerios (que se mantienen) aparecen las "Unidades de Coordinación General", es decir los "tentáculos" de la Jefatura de Gabinete para supervisar la gestión, bajo el eufemismo del sistema de control interno; y el decreto nada dice -en cambio- de las Direcciones Nacionales, y si consideramos que en realidad en los niveles superiores están dando de baja solo 69 cargos (de una planta política abultada en más del 30 % al iniciarse el gobierno de "Cambiemos"), para llegar a los 1000 prometidos por Macri en enero (“uno de cada cuatro cargos de la planta política") tendrían que suprimir 931 Directores o Directoras Nacionales, o de los demás cargos de los llamados "Funcionarios Fuera de Nivel" (asesores, coordinadores, personal de gabinete), algunos de los cuales son expresamente dejados a salvo de la poda por el decreto.

Estos últimos solo en los ministerios, la Presidencia y la Jefatura de Gabinete (es decir, sin contar organismos descentralizados y desconcentrados, empresas del Estado, entes reguladores, instituciones de la seguridad social y otros entes públicos) suman 430 cargos.

Por el contrario, el Boletín Oficial de cada día aparece poblado de nuevas designaciones, sea en cargos que estaban vacantes, o creando otros nuevos, con nombres y funciones esotéricas, como la "Directora de Movilidad en Bicicleta" que conocimos hace un tiempo, la “Directora de Movilidad Peatonal” de la que supimos hace poco; o el “Director de la Dirección de Igualdad de Oportunidades entre Varones y Mujeres en el Mundo Laboral”, que para peor, resultó un hombre. ¿Caerá en la volteada Supersifón, el "Director Nacional de Internet y Coso"?

Otro ejemplo de la marca "Cambiemos": plantear pavadas como solución vende humo a problemas serios en los que se meten, y no ser capaces luego ni siquiera de cumplir sus propias promesas idiotas (no esperemos que cumplan entonces con las más serias, como la "pobreza cero", o eliminar fácil la inflación).

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