jueves, 25 de noviembre de 2021

CONSENSOS PARA EL DESARROLLO

 


Los otros días nos preguntábamos acá que estaba dispuesto a dar el poder económico en la Argentina a cambio de los consensos que habitualmente reclama. Decíamos entonces "...dado que sabemos ampliamente lo que el poder económico exige para arribar a ellos (con la astucia de disfrazar esas demandas como el único camino posible), de lo que seguimos sin saber mucho, es de lo que estarían dispuestos a dar a cambio.".

Una respuesta -posible- nos llega leyendo ésta nota de La Política Online, que da cuenta de las presiones que ejercen sobre el gobierno Paolo Rocca y el Grupo Techint para que se les otorgue el gasoducto que debería llevar la producción de Vaca Muerta, para favorecer su exportación.

Como allí se cuenta, Rocca "ofrece" desistir de un juicio que inició contra el Estado cuando el gobierno de Macri (luego de haber firmado el acuerdo con el FMI) modificó la política de subsidios a la mayor producción diseñada en su momento por Aranguren, a través de la famosa Resolución 46: el juicio original era por más de 1500 millones de dólares, y el actual gobierno logró que el gigante siderúrgico y su petrolera Tecpetrol (que opera en Vaca Muerta) "moderaran" sus exigencias y desistieran de cobrar toda esa suma, a cambio de acceder a los beneficios del Plan Gas, diseñado en ésta gestión para incrementar la producción.

Repasemos: a través de la resolución de Aranguren el gobierno de Macri dolarizó los precios del gas en boca de pozo, en valores muy por encima incluso de los vigentes en el orden internacional;  como eso implicaba gasto público en forma de subsidios a las petroleras (de esos subsidios y "planes" que no suelen molestar a los grandes medios y a los empresarios), el FMi le echó el ojo y exigió cerrar el grifo, y ahí comenzaron los problemas.

Comenzada ésta gestión, la "zanahoria" con la que el gobierno contaba para estimular la producción de gas eran -como no- también estímulos fiscales o subsidios a ella, y Tecpetrol se anota entre los primeros, para acceder a los beneficios. Claro que el complemento del incremento de la producción de gas en Vaca Muerta (que se ha verificado en forma ostensible) es que ese gas pueda ser transportado hacia donde se puedan exportar los excedentes, que aportan divisas que son necesarias para el país.

Y para eso hay que invertir, construyendo un gasoducto, una de las obras de infraestructura más importantes y necesarias que tiene por delante el país para encarar su desarrollo, y alejar el fantasma de la restricción externa. Sobre esto no hay dudas, con o sin Paolo Rocca en el medio.

Precisamente de eso se aprovechan Rocca y Tecpetrol para extorsionar al gobierno con la demanda judicial pendiente (cuyo resultado no sería dudoso, conociendo los bueyes con que aramos en los tribunales), y obtener a cambio la obra del gasoducto, que además valoriza su propia producción en Vaca Muerta, porque le permitiría acceder a exportarla. Pero como dijimos, esto es también un objetivo de política económica del país, del primer orden.

¿Será entonces que para conseguirlo no hay otra forma que ceder a la extorsión del que acaso sea el empresario más poderoso del país y sus empresas, que mientras habla como un titán del capitalismo y la libre iniciativa privada o cuestiona el tamaño del Estado y el peso de los impuestos que cobra, va saltando de un beneficio y prebenda estatal a otra?

Porque desarrollo (y progreso, y mejores oportunidades de empleo con buenos salarios) queremos todos. Habría que ver si estamos dispuestos a pagar los precios que nos piden para conseguirlos.

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