La estrategia de Clarín de editorializar la oposición sistemática al gobierno produce como uno de sus efectos la degradación de la calidad de la labor periodística, y lo que viene pasando en los últimos tiempos con el suplemento económico es uno de los mejores ejemplos.
Y si no vean ésta columna de hoy, donde se analiza la evolución de la inversión extranjera directa (IED) en la Argentina desde el 2003 hasta hoy; en el que concluyen que con Néstor estábamos mejor, porque -al parecer- era más amigable con los inversores extranjeros, y por eso esas inversiones tenían más peso especifico en el PBI.
Claro que a éste intento clarinista de "apropiación" (que palabrita, justo referida a Clarín) de Kirchner para esmerilar al gobierno no es nuevo: justamente hablando de economía, cuando hace poco se discutió la reforma a la carta orgánica del Banco Central, decía Agustín Rossi en el debate que construían un Néstor gigante, porque necesitan una Cristina chiquitita.
Y en ese tren, apelan a cualquier chanta (como el tal Elizondo, eyectado en su momento por Cristina del cargo que tenía en Export.Ar), o conglomerado de chantas; como en éste caso a la consultora Desarrollo y Negocios.
Cuando se compara la evolución de la IED desde el 2003 para acá es correcto no hacerlo en base a la expresión nominal de esa inversión (que creció como dice la nota de 4774 millones de dólares a 7423); sino tomando en cuenta su participación porcentual en el PBI; con la condición que se aclara (lo que no se hace en la nota) cuanto creció ese producto bruto interno en el mismo lapso (2003-2012).
Porque si por caso la ratio de crecimiento del PBI en el período fuera mayor que la de la IED, eso significaría que -pese a la supuesta disminución de la inversión extranjera directa en términos porcentuales-, la economía siguió creciendo y a tasas importantes, lo que revelaría que lo hizo sustentada en otros pilares; por ejemplo el mercado interno o las exportaciones.
La nota dice que hay consenso en cuanto a que la IED dinamiza la economía, pero lo que no dice es que, en lo que no hay consenso, es en que medida lo hace, o si es el factor gravitante del crecimiento.
De hecho, las corrientes económicas heterodoxas (en las que abrevan las políticas macroeconómicas implementadas en la Argentina desde el 2003) sostienen justamente que no, que son más gravitantes el mercado interno y la capacidad de generación de ahorro y el crédito internos, para apuntalar el crecimiento con inversiones.
Del mismo modo, la nota tampoco especifica como fue variando desde el 2003 la relación entre la inversión global y el PBI, lo que impide advertir cuanto contribuyeron al sostenido crecimiento de la Agentina en todo ese tiempo, la inversión pública (prácticamente irrelevante al inicio del ciclo) y la inversión privada originada fronteras adentro.
Es decir que no se trata solamente de discrepancias conceptuales o metodológicas, sino de diferencias profundas de enfoque sobre los parámetros centrales de la polìtica económica; disfrazados de seudo cientificismo.
Del mismo modo, la nota tampoco especifica como fue variando desde el 2003 la relación entre la inversión global y el PBI, lo que impide advertir cuanto contribuyeron al sostenido crecimiento de la Agentina en todo ese tiempo, la inversión pública (prácticamente irrelevante al inicio del ciclo) y la inversión privada originada fronteras adentro.
Es decir que no se trata solamente de discrepancias conceptuales o metodológicas, sino de diferencias profundas de enfoque sobre los parámetros centrales de la polìtica económica; disfrazados de seudo cientificismo.
Pero además hay en la nota (y suponemos que en el informe) omisiones estruendosas: no existe la más mínima mención a la reestructuración de la deuda efectuada en el 2005 por Kirchner (aunque ayer mismo Lavagna en el propio Clarín se atribuyó la paternidad de la sustancial quita propuesta), como a la reapertura del canje impulsada en el 2009 y -sobre todo- a la crisis financiera internacional desatada con toda su furia a partir del 2008; es decir a poco de iniciado el primer mandato de Cristina.
Crisis que -entre otras cosas- trajo aparejada una restricción del flujo de capitales extranjeros fuera de los países sacudidos por la crisis, e incrementó notoriamente las presiones para que las compañías multinacionales radicadas en países como la Argentina, incrementaran drásticamente el giro de utilidades a sus casa matrices, para contribuir a paliar la crisis: de nada de ésto da cuenta la nota de Clarín.
Como tampoco existe la más mínima mención a la estatización de los fondos de las AFJP en el 2008; que si por un lado fue una medida que afectó a las inversiones extranjeras en el país, por el otro produjo la repatriación de capitales que las administradoras de fondos de pensión tenían invertidas en el exterior, y la prohibición a futuro de que la ANSES colocara inversiones en el exterior de esa cartera: otro ejemplo de cuáles son las premisas que sustentan la política económica del gobierno nacional.
Se menciona la presión empresaria de las privatizadas por aumento de las tarifas de servicios públicos durante el gobierno de Kirchner, pero se omite que, cinco años después, en ese campo todo sigue igual: la presión de las privatizadas, y las tarifas.
No menor es el aporte a la confusión conceptual (deliberada) que hace el artículo es mezclar las trabas a las importaciones (a menos que se aclare que se habla de bienes de capital, y aun así si son adquiridos por empresas nacionales para producir aquí, no son IED) con la inversión extranjera directa, y no mencionar las trabas a la liquidación de divisas en el exterior (caso de las petroleras y mineras obligadas a liquidarlas en el país por un decreto de Cristina del año pasado), o las restricciones a los giros de utilidades al exterior, como lo dispuso el BCRA en el caso de los bancos.
Giro de utilidades al exterior dijimos, y ése comportamiento depredatorio de las empresas extranjeras radicadas en el país (una constante de todos éstos años) fue justamente arquetípico en el caso de Repsol en YPF al que refiere el final del artículo, y ahí está el propósito último de la nota: cuestionar la toma de control estatal de la petrolera.
Con el contrasentido que la razón principal por la que el gobierno expropió el paquete mayoritario de acciones de YPF es porque los españoles y demás socios locales y extranjeros de Repsol que la controlaban fueron disminuyendo drásticamente la inversión real que hacían en el país, privilegiando la distribución de utilidades y la salida de divisas.
Fueron antikirchneristas furiosos y no les funcionó. Después fueron trotskistas y tampoco, les duró poquito. Después se hicieron kirchneristas, pero de Néstor. Ahora son una mezcla rara de todo eso: kirchtrotskistas anglófilos de derecha. Raro, ¿no?. Eso sí, gorilas fueron siempre.
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