miércoles, 9 de mayo de 2012

¿JUSTO AHORA, NO ES RARO?


Aclaremos algo: es una absoluta vergüenza que una empresa tenga al 80 % de sus empleados en negro, y los sindicatos tienen todo el derecho del mundo de reclamar por eso, como tanta obligación tiene el Estado de controlar que se cumplan las leyes laborales; y sancionar con todo el rigor a los que no lo hacen.

Dicho ésto, la decisión del gremio que comandan los Moyano hace ruido, por un par de detalles.

Cuesta creer que la empresa Dapsa haya llegado a ese nivel de informalidad laboral y negreo del personal ayer: ésta situación debe datar seguramente desde hace muchísimo tiempo.

Como tampoco se entiende que -por más que se invoque solidaridad gremial- porque una empresa no cumpla, se extienda el paro a todo el país y se paralice la distribución de combustible.

Justo ahora, justo después de la expropiación de YPF, cuando la intervención del gobierno en la empresa lo primero que hizo fue incrementar la capacidad de producción de las refinerías, para largar más combustible a la calle.

Para que el tipo común que va a cargar nafta o gas oil encuentre, y no tenga que hacer cola, o peregrinar por varias estaciones; y sumar así un argumento práctico, vinculado con la vida cotidiana, al factor emocional que hizo que la gran mayoría de la gente acompañara el proyecto para retomar el control estatal de la petrolera.

Argumento que ahora se vería resentido si el paro de los camioneros se concreta como se anuncia: en todo el país.

Aunque los Moyano vienen amenazando con ésto hace rato: recordar que lo mismo decían ante los despidos de una empresa de logística de Chubut.

Es inevitable no asociar esto con la disputa de Moyano con el gobierno y la interna de la CGT, y con el pedido de Cristina a los trabajadores el otro día al anunciar la designación de Galluccio al frente de YPF.

Pensemos que los petroleros no estén haciendo paro (como ahora) y por ende la producción no se interrumpa, tampoco los que trabajan en las refinerías (garantizando el suministro de combustible), pero la nafta no llegue a los surtidores por un paro de camioneros.

¿Con quién creen que se va a enojar la gente que no consiga nafta -para colmo, de ninguna marca- a quién le van a echar la culpa, quién va a correr con el costo, Moyano y su hijo Pablo, o Cristina y el gobierno?

Supongamos -siendo buenos- que no hay intencionalidad política en la idea de promover un paro nacional de camioneros que transportan combustible, que lo hacen simplemente de pelotudos.

¿No hay nadie cerca que les diga que van a quedar parados en la peor vereda, la de los saboteadores -en forma directa o indirecta- de una política de gobierno trascendente y que cuenta hasta acá con enorme apoyo popular?

Igual que los profetas del capital privado, que se hacen cruces porque el gobierno decidió expropiar YPF, y cruzan los dedos para que la gestión estatal fracase.

Sin importar que Facundo Moyano haya levantado la mano en el Congreso para votar la expropiación, y haya ido al acto de Cristina en la Rosada donde promulgó la ley.

Moyano tiene todo el derecho del mundo a pelear para seguir al frente de la CGT.

Lo que no está claro es cuáles son los medios que esá eligiendo para hacerlo.

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