Por Raúl Degrossi
El domingo pasado en Página 12 Horacio Verbitsky analizaba el conflicto desatado por el sindicato de camioneros a partir del fracaso de las paritarias con los empresarios del sector; y lo ponía en su verdadero contexto: la disputa política que Moyano viene manteniendo con Cristina, y la interna por la sucesión al frente de la CGT.
Creer que los "paros sorpresivos" lanzados por Pablo Moyano tienen que ver -al menos exclusivamente- con la diferencia que existe entre el 30 % que pide el sindicato y el 21 % que ofrecen los empresarios es desconocer la gravitación política de Moyano, tanto sea que se considere la que él mismo cree tener, como la que realmente detenta.
Cualquier discusión en el marco de las paritarias atraviesa por etapas de acercamiento y de confrontación, y cualquier organización gremial puede apelar a las medidas de fuerza cuando entiende que se le cierran los canales de la negociación, o cuando supone que así mejora su posición de fuerza para sentarse a la mesa de negociaciones.
Claro que no cualquier organización tiene el poder de fuego de los camioneros, crecido (como bien lo apunta el Perro) en el marco de un modelo al que Moyano combatió en la calle (el de los 90'), que hizo crecer en gran medida a las actividades de servicio en desmedro de los sindicatos tradicionales de la industria; y desarrollado por un carril distinto al de la mayoría de los gremios argentinos, que son de ramas de la actividad: los camioneros representan un ejemplo de sindicato de oficio, por decirlo de algún modo.
Perfil acentuado por Moyano todos estos años disputando afiliados a otros gremios con la excusa de que manejaban camiones; estrategia que en sí misma es legítima desde el punto de vista sindical, pero que multiplica la capacidad de daño que tienen sus medidas de fuerza en caso de extenderse, como está pasando ahora: la amenaza virtual de desplegar ese poder fue sin dudas una de las herramientas de las que mejor se valió para acrecentarlo, en todo sentido; ante el gobierno y ante los empresarios.
Hasta que chocó con Cristina, y no se trata acá de puntualizar que con Néstor se llevaba mejor: cuando el ex presidente vivía, Moyano no disputaba liderazgo político; cosa que se sintió autorizado a hacer apenas Kirchner no estuvo (sin estar exento de ciertos rasgos de misoginia que en el sindicalismo son comunes), y ahí tuvo el inevitable paráte de la presidenta: basta ver el resultado en la distribución de los cargos en las listas de cargos legislativos.
El conflicto entonces pasó de pantalla e ingresó de lleno en la disputa hacia el terreno político y al interior del peronismo, y hace rato que dejó de ser sindical: el planteo de Moyano de que los empresarios del transporte le paguen a los camioneros 3000 o 4000 pesos para compensar lo que tendrían que pagar de Ganancias es para pudrirla digamos; y tanto el núcleo de los reclamos (la eliminación del impuesto, la generalización de las asignaciones familiares) como la metodología de protesta elegida para conseguirlos (paros sorpresivos en las 15 ramas de actividad del gremio) son misiles lanzados al corazón del poder político.
Si empieza a faltar plata en los cajeros, leche y alimentos en las góndolas, nafta en las estaciones de servicio o se acumula la basura en las calles la gente común, el hombre de la calle, no van a putear a los dueños de las empresas ni a los intendentes del conurbano: la van a putear a Cristina, claramente; de donde los reclamos y el método tienen una lógica de hierro que los vincula: ahí está el daño del que habla el hijo no intelectual de Moyano.
Y como las acciones sindicales (como las políticas) se despliegan en un contexto social, nadie se puede hacer el desentendido de sus efectos, ni de ese contexto, que las termina proyectando más allá de la dinámica de las discusiones entre trabajadores y empresarios por el salario, como lo demuestran estos comentarios de los lectores de Clarín de hoy, al pie de la nota cuya imagen ilustra el post:
Tampoco Moyano puede desconocer ese contexto y esas proyecciones de su reclamo, de hecho en los últimos tiempos viene sobreactuando los gestos públicos de distanciamiento con el gobierno, "mojándole la oreja" a Cristina: reuniones con Michelli, con Buzzi, visitas asiduas a los medios del Grupo Clarín, cónclave con la plana mayor de la UCR, o la de la Iglesia católica; reunión con Lavagna o partido de fútbol con Scioli, y hasta un mega acto (el del parque Roca) para agradecer a Macri el pago de indemnizaciones a los camioneros de Manliba. Acá en Clarín nos avisan que piensa extender sus contactos hasta a la nueva conducción de la FUA:
Expuesta así la estrategia y las metodologías de Moyano, cabe preguntarse hacia donde lo conducirán: si es a posicionarse en la interna de la CGT de cara al Confederal (cuestionado) del 12 de julio, es tan absurdo suponer que logrará torcerle el brazo a Cristina en ese contexto (con Ganancias y las asignaciones, no hablemos ya de la APE y la plata de las obras sociales) para exhibirlo como trofeo en la disputa interna, como que a esta altura del partido, sea posible que la CGT tenga una conducción unificada y aceptada por todos los sectores en disputa.
Y no se trata de que Cristina sea terca simplemente: es impensable que pueda ceder algo bajo éste tipo de presión, sin que la autoridad presidencial (emanada de doce millones de votos) sufra una mengua, y sin que sea percibida como un signo de debilidad por otros sectores que pugnan por arrancarle concesiones, como los grupos que especulan con el dólar, tratando de forzar una devaluación.
En ese contexto, decirle que no a los planteos de Moyano (o reservarse el derecho de decir cuando pueden ser atendidos, si es que pueden serlo) es un acto elemental de racionalidad política, y de preservación del propio capital en ese plano.
Pero también hay que incluir en el análisis cuáles son las posibilidades reales de Moyano de formar parte (en un rol preponderante) de un polo de poder en el peronismo de cara al 2015 y lo que muchos sueñan como el post kirchnerismo, o como les iría a las organizaciones sindicales y -sobre todo- a los trabajadores, que son su base social de sustentación, en ese nuevo contexto político; o en el más improbable de un gobierno opositor que sucediera a Cristina.
La respuesta a esos interrogantes (que todos podemos imaginar sin esfuerzo) no hace sino sumar interrogantes a la racionalidad última de la estrategia política de Moyano; que crea un enorme foco de turbulencia en lo inmediato, en el medio de una crisis internacional que empieza a desplegar con más fuerza sus efectos en el país; y sin que existan canales de diálogo por los que encauzar el conflicto, ni las condiciones dadas para crearlos en lo inmediato.
Moyano padre saco los pies del plato y Moyano hijo se mira en el mismo espejo , el final de ambos esta cerca.
ResponderEliminarCon respecto a los cortes sorpresivos
Clarín se va a poner muy contento si le paran la distribución de diarios y no va a poder echarle la culpa a Cristina.
Haaa!!! me dicen que eso no lo van hacer porque ahora son amigos.
¿Que tiempo loco, llueve y sale el sol.
Un abrazo
Me hiciste acordar a una anécdota. Uno de mis dibujantes favoritos es Oski. En uno de sus libros aparece el prólogo de otro dibujante (que ahora no recuerdo) que dice que una vez le preguntó a Oscar, a dónde iba un tipito que suele aparecer en muchos de sus dibujos, chiquito, corriendo hacia afuera del cuadro (eso es una incognita que desvelaba a mucha gente, siempre aparece un tipo yendose de la escena, y no tiene nada que ver, y nadie sabia aque respondia). Y el dibujante le preguynta "che, a donde esta yendo este tipo" (mas o menos asi, no recuerdo las palabras exactas), y Oski, calenton, le responde "y yo que se, al carajo va!"
ResponderEliminarBueno, me hiciste acordar la anécdota, porque la respuesta de oski le cabe perfectamente a tu pregunta.
Saludos
en este momento decidió Moyanito paro de camiones de combustibles ,bloqueo de planta YPF,paro de recolección de basura ..No aceptó la conciliación..Qué dirá Recalde???Hugo quiere un golpe??a quién banca??Él no es Lula ..
ResponderEliminarMoyano perdió el control, se pasó a la mano contraria, circuló largo rato en contramano y se salió al pasto, Cuidadooooooo el precipicio está cercaaaaaa........QEPD
ResponderEliminarQue cosa... este gobierno piensa que Moyano va a dar el brazo a torcer pero se olvidan que en los 90 peleaba desde el MTA y siempre les dio dignidad a sus afiliados... El turco por otra parte siempre fue amigo del gobierno y es el senador que hoy mas los ayuda. Los gordos? de poco le van a servir a los K cuando Hugo se termine de cansar de ellos.
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