Varias veces señalamos acá que era imposible realizar un ajuste drástico del gasto público sin causar daño social, o restringir derechos, por la estructura de los gastos del Estado nacional: la última de ellas acá, aconsejamos releer el post; del que surge que la parte sustancial de ese gasto está dada por las prestaciones de la seguridad social (jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares incluyendo la AUH) y los subsidios a las tarifas de los servicios públicos para que no impacten en el bolsillo de los sectores de ingresos fijos.
Y tal parece que los "expertos del mercado" han descubierto lo mismo, o al menos así surge de este informe de la consultora Moody´s del que da cuenta El Cronista: (las negritas son nuestras)
Y tal parece que los "expertos del mercado" han descubierto lo mismo, o al menos así surge de este informe de la consultora Moody´s del que da cuenta El Cronista: (las negritas son nuestras)
“El gasto público
argentino es uno de los más rígidos de la región. Dicho de otro modo, a la hora
de reducir el déficit fiscal, el país lo tiene más difícil que otras naciones
latinoamericanas, según un índice que desarrolló la calificadora Moodys.” (O sea que acá no es tan fácil meter tijera como en Haití o
Surinam, ponéle)
“El reporte considera,
por ejemplo, que el pago de intereses tiene posibilidad nula de ajuste desde la
perspectiva del crédito, mientras que los gastos de capital son los que el
Gobierno puede recortar con más facilidad; en el medio aunque más cerca de la
inflexibilidad están los gastos operativos y las transferencias.” (“La perspectiva del crédito” es la mirada del acreedor: con su
guita no se jode y como dice Eduardo Basualdo, en el capitalismo las deudas se
pagan, allí no hay ajuste ni tijera ni recorte que valgan. La obra pública, por
el contrario, es lo primero que vuela cuando se ajusta. De hecho, el objetivo fundamental del ajuste es generar recursos excedentes para pagar la deuda)
“En cuanto a la
composición del gasto, la Argentina es uno de los países en los que los gastos
operativos (sueldos y otros) es más bajo: representan sólo 21% del total, la
mitad del promedio de la región. Como contracara, las transferencias
representan 62%, el mayor nivel de Latinoamérica y más del doble que el
promedio regional (26%).” (O sea que el problema no era
“la grasa militante” de los empleados públicos como decía Prat Gay: echaron
gente de puro hijos de puta que son nomás)
“El reporte de Moodys
también analiza la evolución del gasto en los últimos siete años. Y señala: El
crecimiento en las transferencias en la Argentina es el mayor incremento en un
tipo de gasto determinado en los últimos siete años en América Latina: de un
12,6% del PIB en 2010, pasaron a representar el 17,1% el año pasado. Y aunque
destaca que el Gobierno avanzó en la reducción de subsidios, también señala que
preservó y expandió las jubilaciones, en una decisión que limitará la
flexibilidad del gasto en los próximos años.” (O sea
que el crecimiento del gasto se explica más por la ampliación de la cobertura
previsional, la ley de movilidad jubilatoria y la AUH, que por los subsidios a
las tarifas de los servicios públicos. Tanto que -como acaba de decir Melconián en el congreso de economía de la Fundación Libertad- se equivocaron cuando
pensaron que con solo eliminar los subsidios y subir las tarifas, terminaban
con el déficit)
“Sin embargo, esta
inflexibilidad estructural del gasto que complica la consolidación fiscal no
está, al menos de momento, vinculado a la calificación de riesgo de la
Argentina. La estructura del gasto está implícitamente incorporada en la
calificación. Las razones por las que la calificación de la Argentina es baja
tienen que ver con temas básicos que se están empezando a atender: continuidad
de políticas, marco institucional, ordenamiento de la macroeconomía, inflación,
crecimiento y confianza, apuntó Leoz. A pesar de este elemento estructural
presente en el gasto, tenemos una perspectiva positiva, remarcó.” (O sea que el gasto importa bajarlo, pero más importa sostener el
negocio del endeudamiento en el que van prendidos, y no se puede tocar “por la
perspectiva del crédito”. Y parte sustancial de ese negocio que va dejando
comisiones por todos lados -incluyendo a las calificadoras-es que la deuda
tenga una calificación razonable de riesgo. Que la determinan en base a los
partes del Servicio Meteorológico o los astros, digamos)
“Apuntó en ese sentido
que “dentro de lo rígidas que son las transferencias, el componente menos
rígido son los subsidios, que requiere la voluntad y capacidad política para
ajustarlos”, a diferencia de las jubilaciones y pensiones, o de las
transferencias a provincia, definidas –al menos mayoritariamente- por ley.
“Aunque no es fácil eliminar subsidios, no es equiparable a los pagos de
pensiones por el compromiso legal”, explicó.” (Es decir
que para bajar los subsidios y subir las tarifas basta con decisión política y
aguantarse las protestas, pero bajar jubilaciones y pensiones hay que reformar
las leyes previsionales. Ah mirá vos, justo lo que recomienda el FMI y el
gobierno está pensando hacer si gana las elecciones y adquiere más “capacidad
política para ajustar”)
Durante el desarrollo de esta crisis en curso desde el 2007, ha quedado a la vista en repetidas oportunidades que las calificadoras hacen su trabajo de acuerdo a los pagos del calificado, lo han hecho con las subprime, los paises periféricos, los bancos,las empresas, y queda poco por fuera de eso, pero en todo hubo defaults muy bien calificados.
ResponderEliminarNunca menos y abrazos