Las imágenes que
ilustran el post son del acta de la sesión de Diputados que terminó esta madrugada, en el
momento de la votación del presupuesto, con el detalle de los 138 votos
afirmativos y las 8 abstenciones que posibilitaron la aprobación del texto, y
su pase al Senado donde todo indica que alcanzará la sanción definitiva. El acta completa, acá.
Los que están
recuadrados en verde son los diputados de los peronismos provinciales que
responden a los respectivos gobernadores (17 votos a favor y los 8 abstenidos)
o “sueltos” de provincias donde el peronismo no gobierna (como un correntino y
el ¿randazzista? Bucca); sin cuyo concurso el proyecto no salía, porque la
cuenta es sencilla: si esos 25 diputados se sumaban a los 103 que votaron en
contra, era rechazado por 128 votos, contra solo 121 del oficialismo y sus
otros aliados, como el bloque de Lousteau, o los partidos provinciales.
Esto no significa
excluir la responsabilidad primaria de los diputados de “Cambiemos” en la
aprobación del presupuesto del ajuste, diseñado por el FMI, pero al fin y al
cabo para eso son oficialistas; sino decir las cosas como son. Como fuere, allí
están también sus nombres porque el año que viene (cuando los estragos de ese
presupuesto se hagan sentir) seguramente volverán a pedirle a la sociedad su
voto.
De los partidos
provinciales como el Frente misionero, el MPN neuquino o los cívicos
santiagueños no se podía esperar mucho más: siendo como son emprendimientos
políticos comarcales sin proyección nacional, son, han sido y serán
oficialistas de todos los gobiernos, en busca de algún toma y daca que les
reporte beneficios para sus situaciones locales. Corresponderá a sus votantes
en cada una de esas provincias juzgar si los intercambios fueron beneficiosos.
Detengámonos en
cambio en lo que pasó con los diputados peronistas que acompañaron -por acción
u omisión- el presupuesto enviado por Macri al Congreso: anticipándonos a que
alguna diga que las mismas razones que pudieron esgrimir los partidos
provinciales para sus votos positivos, son valederas para los peronistas que
deben gestionar en sus respectivas provincias, diremos que algún día habrá que
discutir el daño que ha hecho al peronismo (en tanto movimiento nacional,
surgido así con una idea o proyecto de país) una idea distorsionada del
federalismo; que en realidad -es nuestra opinión- trafica un intento de
convertirlo en una federación de partidos provinciales donde cada uno se mira
el propio ombligo y se desentiende de la suerte del país en su conjunto, como
si eso fuera posible: habría que recordarles aquello de Perón de que “nadie
puede realizarse en una comunidad que no se realiza”.
Sobre este asunto del ítem "federalismo" en los gobiernos peronistas, hemos dicho hace un tiempo acá que "...desde Kirchner para acá, funcionó un esquema compensatorio de la transferencia de los servicios sociales (escuelas, hospitales) a las provincias en los 90', absorbiendo por contrapartida el Estado nacional el peso de las políticas destinadas a morigerar los efectos sociales del neoliberalismo a través de mecanismos de protección social: ampliación de la cobertura previsional, AUH, ampliación de las pensiones no contributivas; sumado luego a la devolución al conjunto de las provincias de parte de la captación de la renta agraria diferencial del modelo sojero, a través del "Fondo Federal Solidario" creado por Cristina en el 2009 por el DNU 206.", (hoy extinto por decisión de Macri) y se puede abundar seguramente. Pero volvamos a la votación del presupuesto, y sus implicancias políticas al interior del peronismo.
Hace poco decíamos en ésta entrada que la discusión del presupuesto era
una prueba ácida para los ensayos de unidad “amplia” del peronismo como
preludio de una más amplia unidad opositora para enfrentar al macrismo en las
presidenciales del año que viene, con chances de éxito. Y la prueba confirmó
algunas sospechas: entre los votos a favor y las abstenciones al presupuesto
abundan las de los asistentes al acto de Tucumán por el 17 de octubre, y los
diputados salteños y cordobeses que responden a Urtubey y Schiaretti, dos
protagonistas de la foto famosa con Massa (cuyo bloque remanente votó en
contra) y Pichetto.
Algunos -como
Manzur- repartieron estratégicamente abstenciones y votos a favor, suponiendo
que de ese modo diluían su responsabilidad, y después se preguntan (como lo
hizo el propio Manzur en el acto del 17 de octubre) por qué razón los
peronistas no se pueden sentar todos juntos a una mesa a discutir políticas:
por ese tipo de agachadas, entre otras cuestiones, como la maniobra muy burda de los diputados de San Luis de dar quórum, para después votar en contra.
Muchos de los que
votaron a favor son reincidentes, porque habían acompañado el acuerdo con los
fondos buitres o el blanqueo de capitales, o más acá en el tiempo, la reforma
previsional, y acá nos queremos detener: si con los resultados a la vista del
saqueo al bolsillo de los jubilados volvieron a acompañar al gobierno en un
proyecto claramente nocivo para los intereses de las mayorías nacionales, habrá
que empezar a dejar de hablar de traición y traiciones, y pensar la cosa en
otros términos.
Por ejemplo y como
lo hemos dicho muchas veces acá, en que hay sectores del peronismo con
nostalgia del menemismo (y más de uno, si nos apuran, del palco de Ezeiza) que tienen coincidencias ideológicas de fondo con el
macrismo y sus políticas (acá Pichetto aporta un ejemplo contundente al respecto); o reportan a la misma lógica de gobernabilidad: “dar
señales a los mercados”, mostrarse confiables para el establishment, disipar
los temores de que el peronismo en el gobierno repetiría otra experiencia
imprevisible como fue el kirchnerismo.
Sostener que todas
estas reculadas pueden explicarse sistemáticamente como tales, o como
resultados de una negociación en la que se obtienen a cambio beneficios
concretos es -siempre en nuestra opinión- una explicación intelectualmente
perezosa, que no da cuenta de la real dimensión del problema.
Menos cuando los
supuestos beneficios concretos que compensen las penurias que las decisiones
del gobierno que ese sector del peronismo convalida con su voto infligirán a
muchos argentinos, son relativos o no existen. Un ejemplo: el fondo sojero
creado por Cristina desapareció de un plumazo y nada lo reemplazó en el
presupuesto votado ayer, y el mismo día en cuya madrugada se votó ese
presupuesto (como el famoso cuento gorila del par de zapatillas que se completa
después de que el “clientelizado” votó como le ordenaron) salió publicado en el
Boletín Oficial el reparto del “fondo compensador” para este año; que será
transferido por única vez y representa una séptima parte de lo que era el fondo
suprimido.
Otro tanto pasa con
el “fondo compensador” de la eliminación de los subsidios al transporte, que
solo cubriría menos de la mitad de lo que las provincias venían recibiendo por
ellos (congelados hace dos años a valores nominales), siempre y cuando aporten
con fondos propios más de lo que van a recibir. Así podríamos seguir con otras
tantas cuestiones, o a la inversa: cuesta encontrar razones concretas de peso
(y de pesos) que expliquen los votos positivos del bochornoso presupuesto
elaborado por el FMI y presentado formalmente por Macri al Congreso.
¿Significa esto que
no se puede ir a las PASO con estos sectores, justamente para dirimir estas
diferencias? No, significa asumir que estas cuestiones serán tema del debate
interno, y que nadie debe enojarse y salir corriendo a gritar que se busca una
fractura funcional al macrismo, si se cuentan las costillas y se señalan estas
claudicaciones. De lo contrario, ¿a qué quedaría reducida la interna entonces,
a un torneo de buenas intenciones donde todos decimos generalidades sobre lo
mal que está el país por culpa de Macri y su gobierno?
Y significa también
bajar las expectativas respecto de los alcances posibles y reales de una
“unidad con todos adentro” en términos de sumatoria automática de votos, sobre
todo teniendo en cuenta que no votan solo los afiliados, sino todo el padrón
general: si los ciudadanos que adversan al gobierno de Macri y a sus políticas
no ven un peronismo de claro perfil opositor, con antecedentes inmediatos que
lo avalen en esa condición y con propuestas a futuro que sean consecuencia de
ese posicionamiento, buscarán otras opciones electorales; por más amplia que
haya sido la unidad, o por más civilizada que haya sido la competencia interna.
Tan simple y sencillo como eso, porque como dijo una vez alguien , “la única
verdad es la realidad”. Tuit relacionado:
La posición asumida frente al tremendo presupuesto, es un indicador q vuelve a mostrar a la "Unidad Peronista" ante esta ola neoliberal como un "Imposible" en todos los ámbitos: Territorial, Sindical, Parlamentario y Electoral. Nunca es triste la verdad, lo q no es tiene remedio.— Artemio López (@Lupo55) 25 de octubre de 2018
Cuando se vote el presupuesto en el Senado ¿Como votará la mosca blanca?
ResponderEliminar1-Afirmativo.
2-Negativo.
3-Abstención.
4-Ausente.
5-Si te digo la verdad te miento.
Se toman apuestas.
El Colo.
Hay algunos estimado compañero que fueron mucho mas alla ,como el compañero de formula que elucubraba Moreno para Cristina, el deleznable Pischoto al que nadie le pedia tanta abyección
ResponderEliminar¿Vos decís que lo abyecto de Pichetto le quita responsabilidad al colaboracionismo de Perotti?
ResponderEliminarEn el voto a favor de los fondos buitres, por ejemplo ¿fué menor el aporte del rafaelino que el de Pichetto?
¿En qué parte exactamente desde el posteo o los comentarios se dice eso?
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