martes, 19 de febrero de 2019

LA CULTURA ES LA SONRISA...DE LA PATRIA CONTRATISTA


Una obra con plazo de ejecución de 300 días (10 meses), a la que luego le otorgan dos prórrogas, sumando otros 185 días: se debería haber inaugurado en agosto del año pasado, ahora el decreto dice que debía terminarse el 5 de este mes (siguen las inauguraciones austeras y sin bombo, parece).

Cualquiera que pase por ahí sabe que no está terminada, ni de cerca.

La contratista presentó cinco (5) notas advirtiendo que hacen falta hacer cosas que no estaban en el pliego y en el contrato, y por ende van a costar más plata.

¿Quién hace los pliegos y los proyectos ejecutivos, Lifschitz?

Y eso que es ingeniero el tipo.

Eso, o las empresas firman que tienen conocimiento del lugar donde se hará la obra al presentar la oferta, después se olvidan, y nadie se los recuerda.

Es tan absurdo todo que al aprobar el "adicional de obra" dicen que uno de los portones de ingreso al lugar, no estaba contemplado en el contrato.

¿Cómo iban a hacer, tirar los materiales desde el aire con un helicóptero y que los obreros entraran con zancos (provisión a cargo de la "Chiqui" González) o garrochas por encima de las rejas perimetrales?

El asunto es que una obra que se adjudicó en $ 55.744.752,96 a fines del 2017, terminará costando $ 69.484.743,78 sin contar las "redeterminaciones de precios": un 24,65 % más, para demorar seis (6) meses más de lo previsto en terminarse, mínimo.

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