Cuando se enteren Sanguchito, el hijo de Lavagna y todos los que votaron en trámite express la ley para derogar todos los artículos de la Ley 26.736 que le molestaban a Clarín y La Nación, se caen de culo. https://t.co/soN4o1PvUf— La Corriente K (@lacorrientek) September 7, 2019
Al principio del segundo mandato de Cristina y a instancias de un proyecto del Poder Ejecutivo elaborado por Amado Boudou cuando era ministro de Economía, el Congreso de la nación sancionó la Ley 26.736, que declaraba de interés público la producción y comercialización de papel para diarios, regulándolas para terminar con el abusivo monopolio de Papel Prensa; la empresa en la que el Estado es el socio bobo minoritario de Clarín y La Nación, que recibieron la mayoría de las acciones como un regalo de la dictadura en pago por su silencio mediático ante las violaciones sistemáticas a los derechos humanos.
Entonces decíamos acá que la ley establecía "...establece que los fabricantes (hoy Papel Prensa) deben proveer a los compradores (los diarios de todo el país) el insumo básico (el papel) a un precio uniforme, salvo que se convenga entre las partes una financiación del pago del precio; eliminando de ese modo el precio diferencial (al costo) que se asignan a sí mismos Clarín y La Nación, en su condición de accionistas mayoritarios que controlan la empresa, pacto de sindicación de acciones mediante.
A su vez la iniciativa contempla que los fabricantes de papel deben publicar en Internet (con acceso disponible a todos los potenciales compradores) la evolución de los costos más significativos del proceso de fabricación (todos aquéllos que incidan por lo menos en un 10 % del precio final del producto), y hacer lo propio con sus balances, en forma trismestral; sin perjuicio de las obligaciones que tienen con la Comisión Nacional de Valores aquéllas empresas (como la propia Papel Prensa) que cotizan sus acciones en la Bolsa, y llevando una contabilidad separada de la comercialización de papel cuando se trate de empresas con integración vertical (como claramente sucede con Clarín y La Nación en relación a Papel Prensa).
También prevé que los productores del insumo deben atender todas las demandas de los compradores de papel sin discriminación, con regularidad y en cantidad suficiente; y que la planta de Papel Prensa tiene que presentar un plan de inversiones trianual, para operar al máximo de su capacidad disponible (hoy lo hace por debajo), para atender la demanda del mercado; del mismo que establece un mecanismo para establecer las necesidades de importación del producto, cuando la producción local no puede abastecer la demanda, y la distribución de los cupos de importación en forma proporcional entre todos los eventuales compradores del producto.". Proponíamos incluso entonces que se replicara el modelo de regulación a otros sectores e insumos críticos de la economía, en los que existían situaciones de monopolio o abuso de posición dominante; como el acero, el aluminio, el cemento y muchos productos básicos de la canasta alimentaria.
El kirchnerismo no avanzó en ese terreno, y llegado el macrismo al poder y con la ayuda de la "oposición responsable", retrocedió incluso en la regulación aprobada para Papel Prensa: con un proyecto al que los diputados "Sanguchito" Bossio y Marcos Lavagna le pusieron la firma pero que indudablemente fue redactado por los accionistas mayoritarios de Papel Prensa como se podía comprobar con solo leerlo: los artículos que más arriba comentamos y que afectaban sus intereses fueron prolijamente amputados del texto, como sucedió con los aspectos de la ley de medios que perjudicaban a Clarín, y que Macri derogó por DNU de un plumazo apenas asumió.
Los efectos prácticos son los esperables cada vez que el Estado se retira de su rol regulador, para darle paso al mercado: el pez grande se come al chico, sin que éste pueda hacer nada para defenderse, tal como da cuenta en el tuit de apertura el periodista Adrián Murano, que integra la cooperativa que hoy maneja "Tiempo Argentino" como sus demás compañeros.
Antes de la ley que comentamos (sancionada a fines del año pasado), Clarín y La Nación consiguieron del gobierno de Macri y de la justicia adicta el sobreseimiento definitivo de Bartolomé Mitre y Héctor Magnetto en la causa por la apropiación de Papel Prensa de la familia Graiver durante la dictadura, y la modificación de otra ley sancionada durante el gobierno de Cristina que les molestaba: la Ley 26.831 de 2012, que regulaba los mercados de capitales, y los controles estatales a las empresas que cotizan en bolsa: veíamos acá como se trató de otra reforma a su medida, porque desprotege a los accionistas minoritarios, como es el caso del Estado en Papel Prensa, entre otros.
Cuando en el año 2011 Cristina hizo sancionar la Ley 26.736 para regular la producción, distribución y comercialización de papel para diarios, venía de ser reelecta con el 54,11 % de los votos, y sin embargo ni siquiera entonces pudo conseguir más apoyos para la norma que los votos de los legisladores propios: todos los que hoy integran "Juntos por el Cambio" votaron en contra, y no pocos de los que se integraron como aliados al "Frente de Todos" se abstuvieron, para no votar contra los intereses de los dos principales diarios de la Argentina.
La reforma que les devolvió el absoluto control del mercado del papel para diarios sin ninguna injerencia ni control del Estado tuvo, en cambio, un amplísimo apoyo en ambas Cámaras y fue aprobada en un trámite express, siendo incluso remitido por Macri para su tratamiento en extraordinarias, como si fuera de máxima prioridad para su gobierno. Ese apoyo amplio lo logró el proyecto incluso cuando buena parte de la oposición (como el massismo) ya había roto relaciones con el gobierno, luego de la reforma previsional de diciembre de 2017.
Una muestra de que hay poderes "reales" que corren al costado y muchas veces por encima de los poderes "formales", a los que la política o parte de ella, no se decide a tocar ni a enfrentar; y lejos de conformarse, siempre piden más. Como hace poco la AEA pidiendo que el Estado no se entrometa "en la vida interna de las empresas", aunque las empresas que la forman consiguieron la citada reforma a la ley de los mercados de capitales.
No se verán por supuestos comunicados de ADEPA, ni de la SIP, ni de FOPEA repudiando las prácticas monopólicas y abusivas de los accionistas mayoritarios de Papel Prensa contra sus competidores, ni cuestionamientos por atentados a la libertad de expresión: eso queda para otro momento, aunque muchos de los medios escritos que tributan a esas entidades los padecen. Otros fueron directamente comprados, sobre todo por Clarín, y le pertenecen.
Un caso que interpela no solo al Estado y sus capacidades de regulación del poder económico, sino a la política en general, y su capacidad de mostrarse autónoma frente a él. Tuit de época relacionado:
Es peor que eso: habla de la porosidad del sistema político frente a las presiones de los intereses corporativos.— La Corriente K (@lacorrientek) 7 de diciembre de 2018
Las dos caras del mismo billete: Libertad para el papel moneda, control privado para el papel prensa.
ResponderEliminar¿Hay algún impedimento legal para que el próximo gobierno declare de interés público la producción y comercialización del insumo básico para la publicación de diarios? ¿Y entonces establecer por ley la expropiación de Papel Prensa?
ResponderEliminarSe quedaron con la empresa por centavos a través de secuestros y torturas. Lo que se les pague será una gran ganancia.