jueves, 9 de noviembre de 2017

IMPRESIONES


El Banco Central insiste en subir la tasa de las LEBAC´s como única herramienta para frenar la inflación, que según dijo Macri en campaña sería lo más fácil de hacer, pero no lo estarían logrando.

La suba de las tasas es un atractivo para el ingreso de capitales especulativos de corto plazo que aprecian el tipo de cambio, pero tampoco el gobierno puede desmontar de la noche a la mañana el Himalaya de LEBAC´s que puso en circulación, porque provocaría una corrida al dólar.

La inflación sigue subiendo por el aumento de los combustibles después de que el gobierno desregulara los precios en el mercado interno, y los atara a la evolución del precio internacional del barril, justo cuando está subiendo; agravando además por otro lado el déficit de la cuenta corriente porque cae la producción (pese al "sendero de precios" otorgado a las petroleras) y hay que importar más combustibles.

Ayudan a la suba de la inflación otras medidas del gobierno, como la suba de las tarifas de los servicios públicos, y el anuncio de impuestos a artículos de consumo masivo (como el vino o la cerveza), que son aumentados “por las dudas”.

La presunta “astringencia monetaria” que provocarían las altas tasas secando la plaza de billetes (la única estrategia que parece conocer Sturzenegger para parar la inflación, como se dijo) se ve contrarrestada por las emisiones del Banco Central para comprarle al Tesoro los dólares del endeudamiento, y para cancelar parte de las LEBAC’s.

Al subir el BCRA la tasa de referencia, los bancos suben las de los plazos fijos por los depósitos, pero suben el doble la que cobran por los préstamos, que el gobierno estimula; con lo cual incrementan sus ya considerables ganancias. Pero eso sí: les están empezando a aconsejar que vendan los créditos ajustables por las UVA (que subieron un 40 % en un año el capital adeudado) en el mercado secundario, para no quedarse con "activos tóxicos".

El Banco Central va a eliminar progresivamente la línea de préstamos subsidiados para la industria y las Pyme que impuso el kirchnerismo en la gestión de Mercedes Marcó del Pont allá por el 2012, liberando así más fondos a los bancos para que compren LEBAC´s, porque es la inversión más rentable; y encareciendo aun más el crédito a las actividades productivas. Eso sí: nos cuentan que la reforma del mercado de capitales es para facilitarles el fondeo a las Pymes.

Los exportadores ya no tienen más la obligación de ingresar al país las divisas del comercio exterior, con lo cual los únicos dólares con los que contará el país para afrontar los pagos de deuda y las importaciones son los del endeudamiento; razón por la cual el gobierno (que necesita cerrar un déficit en pesos) sigue endeudándose en dólares (56.000 millones más para el año que viene). Con el riesgo de que el volumen de deuda haga que se corte el chorro porque los prestamistas piensen que se tornaría impagable (de hecho, en dos años casi duplicó su incidencia en las cuentas públicas), o que la suba de tasas internacionales lo haga más caro, o inviable. 

Sturzenegger anuncia que el Banco Central “revisará” su política de acumulación de reservas (en buena medida compuestas por deuda) porque estarían llegando a un nivel óptimo, o sea traducido al español: va a comenzar a vender parte de los dólares que tienen, a los que los quieran comprar.

En criollo, le ponen motor a la bicicleta financiera  la fuga de capitales, y además los dólares del Tesoro que vengan por endeudamiento serán absorbidos por el mercado y los bancos (a los que se les aumentaron los porcentajes de posiciones en dólares que pueden tener), y no por el Central para las reservas; indispensables por si hubiera una corrida cambiaria fruto de algún shock externo u otra circunstancia; como por ejemplo una fuga de capitales más acelerada aun si siguen subiendo las tasas internacionales, a un ritmo más veloz. Hasta Standard & Poor's está advirtiendo de ese riesgo.

Las industrias -en especial las Pymes- seguirán afrontando el combo de importaciones indiscriminadas (no hay siquiera registro en la Aduana de lo que entra), tarifas en alza, consumo que no despega, tipo de cambio depreciado, tasas siderales, reforma salarial flexibilizadora que provocará salarios a la baja, y jubilaciones y salarios ajustados por una “meta de inflación” en la que nadie cree, es decir perdiendo poder adquisitivo. En ese marco, no hay ninguna razón para pensar que la actividad podrá crecer por ese ladol motorizado por la demanda interna y el consumo.

Daría la impresión que el gobierno gobierna para los bancos, las petroleras, el complejo agro-exportador (que compensará en parte la baja en el tipo de cambio con otra baja en las retenciones, y espera por la corrida con los dólares a buen resguardo) y el club internacional de la deuda; y el resto que se joda. Pero podría ser solamente una impresión.

Como también daría la impresión que salvo la precisión quirúrgica para favorecer los nichos de negocios que les interesan (para el bolsillo de los funcionarios) no tendrían demasiado idea de donde están parados, y como sigue la cosa.

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