El Banco Central
insiste en subir la tasa de las LEBAC´s como única herramienta para frenar la
inflación, que según dijo Macri en campaña sería lo más fácil de hacer, pero no
lo estarían logrando.
La suba de las
tasas es un atractivo para el ingreso de capitales especulativos de corto plazo
que aprecian el tipo de cambio, pero tampoco el gobierno puede desmontar de la
noche a la mañana el Himalaya de LEBAC´s que puso en circulación, porque
provocaría una corrida al dólar.
La inflación sigue
subiendo por el aumento de los combustibles después de que el gobierno
desregulara los precios en el mercado interno, y los atara a la evolución del
precio internacional del barril, justo cuando está subiendo; agravando además por otro lado el déficit de la cuenta corriente porque cae la producción (pese al "sendero de precios" otorgado a las petroleras) y hay que importar más combustibles.
Ayudan a la suba de la inflación otras
medidas del gobierno, como la suba de las tarifas de los servicios públicos, y
el anuncio de impuestos a artículos de consumo masivo (como el vino o la
cerveza), que son aumentados “por las dudas”.
La presunta
“astringencia monetaria” que provocarían las altas tasas secando la plaza de
billetes (la única estrategia que parece conocer Sturzenegger para parar la
inflación, como se dijo) se ve contrarrestada por las emisiones del Banco
Central para comprarle al Tesoro los dólares del endeudamiento, y para cancelar
parte de las LEBAC’s.
Al subir el BCRA la
tasa de referencia, los bancos suben las de los plazos fijos por los depósitos,
pero suben el doble la que cobran por los préstamos, que el gobierno estimula;
con lo cual incrementan sus ya considerables ganancias. Pero eso sí: les están empezando a aconsejar que vendan los créditos ajustables por las UVA (que subieron un 40 % en un año el capital adeudado) en el mercado secundario, para no quedarse con "activos tóxicos".
El Banco Central va
a eliminar progresivamente la línea de préstamos subsidiados para la industria
y las Pyme que impuso el kirchnerismo en la gestión de Mercedes Marcó del Pont
allá por el 2012, liberando así más fondos a los bancos para que compren
LEBAC´s, porque es la inversión más rentable; y encareciendo aun más el crédito
a las actividades productivas. Eso sí: nos cuentan que la reforma del mercado
de capitales es para facilitarles el fondeo a las Pymes.
Los exportadores ya
no tienen más la obligación de ingresar al país las divisas del comercio
exterior, con lo cual los únicos dólares con los que contará el país para
afrontar los pagos de deuda y las importaciones son los del endeudamiento;
razón por la cual el gobierno (que necesita cerrar un déficit en pesos) sigue
endeudándose en dólares (56.000 millones más para el año que viene). Con el riesgo de que el volumen de deuda haga que se corte el chorro porque los prestamistas piensen que se tornaría impagable (de hecho, en dos años casi duplicó su incidencia en las cuentas públicas), o que la suba de tasas internacionales lo haga más caro, o inviable.
Sturzenegger
anuncia que el Banco Central “revisará” su política de acumulación de reservas
(en buena medida compuestas por deuda) porque estarían llegando a un nivel
óptimo, o sea traducido al español: va a comenzar a vender parte de los dólares
que tienen, a los que los quieran comprar.
En criollo, le
ponen motor a la bicicleta financiera la
fuga de capitales, y además los dólares del Tesoro que vengan por endeudamiento
serán absorbidos por el mercado y los bancos (a los que se les aumentaron los
porcentajes de posiciones en dólares que pueden tener), y no por el Central
para las reservas; indispensables por si hubiera una corrida cambiaria fruto de
algún shock externo u otra circunstancia; como por ejemplo una fuga de capitales más acelerada aun si siguen subiendo las tasas internacionales, a un ritmo más veloz. Hasta Standard & Poor's está advirtiendo de ese riesgo.
Las industrias -en
especial las Pymes- seguirán afrontando el combo de importaciones
indiscriminadas (no hay siquiera registro en la Aduana de lo que entra),
tarifas en alza, consumo que no despega, tipo de cambio depreciado, tasas siderales, reforma
salarial flexibilizadora que provocará salarios a la baja, y jubilaciones y
salarios ajustados por una “meta de inflación” en la que nadie cree, es decir
perdiendo poder adquisitivo. En ese marco, no hay ninguna razón para pensar que
la actividad podrá crecer por ese ladol motorizado por la demanda interna y el consumo.
Daría la impresión
que el gobierno gobierna para los bancos, las petroleras, el complejo
agro-exportador (que compensará en parte la baja en el tipo de cambio con otra
baja en las retenciones, y espera por la corrida con los dólares a buen resguardo)
y el club internacional de la deuda; y el resto que se joda. Pero podría ser
solamente una impresión.
Como también daría
la impresión que salvo la precisión quirúrgica para favorecer los nichos de
negocios que les interesan (para el bolsillo de los
funcionarios) no tendrían demasiado idea de donde están parados, y como sigue
la cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario