Que el país está viviendo una crisis profunda, con graves implicancias sociales, consecuencia directa de las políticas del gobierno de Macri, es una verdad de Perogrullo; y nadie necesita que venga el gobernador a contárselo. Como tampoco que en el marco de esa crisis, la recesión golpea fuerte las finanzas provinciales porque caen los recursos propios y coparticipables en términos reales (medidos contra la inflación), mientras crecen las demandas.
Tampoco está en discusión que Macri y su gobierno se desentienden de las consecuencias de lo que generaron, y dejan a las provincias libradas a su propia suerte. Sin embargo, de ahí a sacarse el chivo del lazo con tanta soltura como intentó hacer hoy Lifschitz, media un océano de distancia. Una actitud que, por otro lado, es perfectamente consistente con los antecedentes del socialismo santafesino, que compite cabeza a cabeza con el PRO por el premio a los "niños yo no fui" de la política argentina: jamás se hacen cargo de nada, y la culpa siempre es de los demás.
Cuando gobernaba el kirchnerismo, la cantinela era que eran discriminados por la nación "porque representaban otro modelo de como hacer política y gestionar el Estado", y a la menor crítica que recibían, salían corriendo a hablar de oscuros intentos de desestabilización. Con ese cuento por ejemplo no se hicieron nunca cargo de Tognoli, ni de la policía atendida por sus propios dueños, ni de los desaguisados de Vorobiof en el puerto; que siguieron corregidos y aumentados después de su partida..
Tampoco nunca se hicieron cargo de que aumentaron de modo brutal las tarifas de los servicios públicos provinciales (luz, agua) y el transporte (aun teniendo subsidios nacionales), más los peajes de las rutas provinciales (destacando que no tenían subsidios nacionales): o sea, iban y venían según les conviniera con los argumentos, pero la culpa siempre estaba afuera. Y los aumentos se disparaban, por las dudas y como única respuesta.
Es tan cierto lo que dice Lifschitz que la crisis en el país no comenzó con las PASO sino por lo menos dos años antes, como que en ese momento (o sea, a fines del 2017) él y su gobierno aceptaban firmar el pacto fiscal propuesto por Macri; en el cual las provincias resignaban recursos, y estaban planteadas ya la eliminación del fondo sojero, y de los subsidios al transporte. Dicho sea de paso: al día de hoy Santa Fe sigue sin estar entre las provincias que fueron a la Corte a demandar a la nación por la eliminación del fondo sojero; y tardó dos años en promover la demanda de ejecución de sentencia por los fondos de ANSES.
Y desde esa misma época (hace dos años atrás) data el reclamo de las organizaciones sociales de la provincia para que el gobierno socialista declarara la emergencia alimentaria, que hasta hoy ha sido desoído; por eso sorprende que el gobernador diga ahora que están destinando más recursos a atender las necesidades sociales más apremiantes, cuando las propias cifras oficiales dicen exactamente lo contrario: la Cuenta de Inversión del año pasado demuestra que Desarrollo Social sigue retrocediendo en su participación relativa en el conjunto de los gastos provinciales, como pasa prácticamente sin solución de continuidad desde que en 2007 el socialismo llegó al gobierno.
Eso, sin mencionar que hay factores específicamente santafesinos (y socialistas) que determinan la precariedad de las finanzas del Estado provincial, que se vuelven una "pesada herencia" para el gobierno de Omar Perotti: la situación de la Caja de Jubilaciones (porque que la nación no financie el abultado déficit, no explica por qué este se produce), el IAPOS (en situación de quebranto por un modelo prestacional oscuro que el socialismo nunca admitió discutir) o el aumento exponencial de la planta política para sostener un ñocaje hoy en migración a la justicia o a la planta permanente.
Ni hablar de una deuda en dólares irresponsablemente contraída al amparo del arreglo del gobierno de Macri con los fondos buitres; que se traslada como pesada hipoteca en sus vencimientos al futuro gobierno. (Más información al respecto, acá) Sospechamos que este súbito brote de indignación contra Macri tiene más que ver con que el peronismo les está empezando a marcar los puntos sobre las ies por las condiciones en las que le están entregando el gobierno de la provincia, que con la crisis social.
Pero los "niños yo no fui" de nada de eso se hacen cargo, como tampoco se hacen cargo de haber intentado licitar obras sin contar con el financiamiento garantizado como estrategia de campaña, o de haber gastado en una absurda consulta popular por la reforma constitucional, que nunca se realizó. Pero más que nada no se hacen cargo de que perdieron la elección, y están de salida. Lo único que se les pide es que no sigan rompiendo cosas.
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