Tenemos que repensar no solamente el sistema sanitario, sino un diseño de país que olvide esa concentración tan injusta e ineficiente económicamente. pic.twitter.com/Tj53ltwW8E
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) December 19, 2020
En el acto en La Plata el otro día Cristina habló de la necesidad de reprensar nuestro sistema de salud, porque se invierten en el muchos recursos, y los resultados distan de ser óptimos. Dijo también que una de las dificultades estribaba en que está segmentado o compartimentados en tres grandes sectores: el público, el privado de las empresas de medicina prepaga, y el de las obras sociales sindicales.
Si bien la pandemia tensionó a todos, fue el hospital público el que debió dar las mayores y más exigentes respuestas, a punto tal que incluso hubo que montar en la emergencia nuevos hospitales para atender la demanda de camas críticas, porque los existentes no daban abasto. El primer paso para un sistema salud fortalecido e integrado, es fortalecer el hospital público -en el que Carrillo hacía eje en su estrategia sanitaria integral-, pero en la Argentina y como consecuencia de las políticas implementadas por la dictadura primer y por el menemismo después, esa infraestructura descansa esencialmente en las provincias y se ha retraído allí la participación del Estado nacional.
A punto tal que los mayores hospitales nacionales existentes o han sido transferidos a las provincias para ser gestionados por ellas, o existen en la Capital Federal, donde como dijo ella, se concentra una infraestructura de salud que excede con creces la necesidades específicas de la población del distrito; en el cual la derecha que gobierna hace 13 años no solo los abandona, sino que pretende desconocer que desde su propio origen esa infraestructura estuvo pensada para el conjunto de los argentinos.
Pero decíamos antes -o dijo Cristina, para ser más precisos- que el sistema está fragmentado, y uno de los sectores que lo conforman es el de las empresas privadas de medicina prepaga. Al respecto, decíamos acá hace un tiempo: "Si hay un tema que marca emblemáticamente la fractura social producida en la Argentina de los 90' y el desguace del Estado con el correlativo avance del mercado sobre territorios antes vedados, lo es el de la salud, con el explosivo crecimiento del negocio de la medicina prepaga; quizás solo en modo comparable al crecimiento de la educación privada. En el marco de la destrucción de la salud pública (fruto de un modelo político que implicaba el retiro del Estado aun de sus roles esenciales), muchos sectores sociales en especial de la clase media, en parte por necesidad (la falta de cobertura adecuada del sistema público) y en parte por pautas culturales de diferenciación, ingresaron a la cobertura de salud prepaga, más allá de los que la tenían por la vía de las obras sociales sindicales, con más trayectoria y antigüedad en el país.
Un rol que -como se ve- se termina tragando al otro, al específico que le dio origen, y que hace difícil distinguir entre muchos dirigentes sindicales y los CEO’s de las prepagas; incluso desde la perspectiva de un modelo integrado de salud, o mejor dicho: sobre todo desde allí. Recordemos que la actual conducción de la CGT había acordado con el gobierno la creación de la AGNET (Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías Médicas) para recortar prestaciones a los afiliados introduciendo el criterio de rentabilidad económica de los tratamientos y coberturas, y que en ese tren coinciden plenamente con las empresas de medicina prepaga...".
Porque así como la salud en general no fue ajena ni mucho menos a los múltiples estropicios perpetrados por el macrismo en el país, lo mismo pasó con las obras sociales: en el segundo gobierno de Cristina se había disuelto la APE (Administración de Programas Especiales) y se diseñó un fondo solidario de redistribución para compensar las asimetrías que existen entre las diferentes obras sociales por su tamaño y recursos (ver más información acá en ésta entrada); que el macrismo intentó dejar de lado creando la AGNET, para lo cual había incluso un guiño de la conducción de la CGT (la misma que la actual), a cambio de apoyo para la reforma laboral flexibilizadora. También planteó en el DNU 908/16 la "Cobertura Universal en Salud" (CUS), que nunca nadie explicó -ni le preguntaron- muy bien de que se trataba, y no pasó de un intento de manotazo a los fondos de las obras sociales sindicales.
Como se ve, la cuestión planteada por Cristina -además de su importancia capital en sí misma considerada- tiene muchas aristas y toca intereses muy sensibles más allá de lo específicamente vinculado a la salud de la población, incluso al interior de la coalición oficialista. Razones de más para que sea una tarea necesaria e impostergable. (Material de interés en ésta nota de Guillermo Wierzba en "El cohete a la luna"). Tuits relacionados:
Also Boletín Oficial de ayer, publica en suplemento la Resolución 2988 del Ministerio de Salud (la siguiente) derogando "por expresa indicación del presidente" el aumento a las prepagas a partir de febrero: https://t.co/azIuDeVnNZ
— La Corriente K (@lacorrientek) January 1, 2021
Como también es un papelón que sigan vigentes los cambios que le introdujo Macri por Decretos 66 y 380 del 2019, al Decreto 1993/11 de Cristina que reglamentó la Ley 26682 de empresas de medicina prepaga. Todos los cambios de Macri, por supuesto, a favor de las prepagas.
— La Corriente K (@lacorrientek) January 1, 2021
Ojo: no es que esta chica Paula Español registre un desempeño sobresaliente en sus funciones ni mucho menos, pero tampoco es cuestión de correrla de todos los temas espinoso y que se rasque el higo nomás.
— La Corriente K (@lacorrientek) January 1, 2021
Una ministra de velocidad y aceleración.
ResponderEliminarCK
De la puerta para afuera el problema es cambiemos, de la puerta para adentro, es Alberto.
ResponderEliminarUn año de gobierno y no hace falta más. Alberto es un Luis Juez.
Cristina tiene que empezar a gobernar por tweeter y Alberto que siga hablando boludeces.
Feliz año nuevo