LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

martes, 12 de junio de 2018

EL BLOQUE DEL FMI


Apenas conocida las noticia de que el gobierno de Macri había alcanzado un acuerdo para un préstamo stand by con el FMI, trascendieron las exigencias impuestas por el fondo para destrabar la ayuda financiera. Entre ellas y en un lugar prevalente, impulsar una modificación de la carta orgánica del Banco Central.

Los cambios irían en línea con lo que el FMI aconseja para los bancos centrales en todo el mundo, y que acá en la Argentina se concretó con la reforma aprobada por Caballo en 1992, bajo las premisas del consenso de Washington: reformar la “autonomía” del Central respecto a los gobiernos, fortalecer la inamovilidad funcional de sus directivos y su inmunidad de las posibles consecuencias penales de su accionar, reducción o prohibición de brindar asistencia financiera a los Tesoros del Estado al cual pertenecen, y perfilamiento de su rol hacia el mandato exclusivo y excluyente de atacar la inflación, y defender el valor de la moneda.

Esto implica en los hechos dar marcha atrás con la reforma introducida en la carta orgánica del BCRA durante el segundo mandato de Cristina en 2012, y a través de la sanción de la Ley 26.739; ley que había sido la lógica consecuencia del affaire con el “okupa” Redrado, que se había atrincherado en el Central resistiendo su desplazamiento por haberse negado a ejecutar la orden presidencial de utilizar parte de las reservas internacionales del banco para pagar los vencimientos de la deuda; y que entre otras modificaciones, estableció el mandato múltiple para el organismo rector del sistema financiero; que ya no estaría limitado a la lucha contra la inflación, sino debería promover el crecimiento económico con generación de empleo y una mejor distribución del ingreso.

También se ampliaron sus facultades de regulación del sistema financiero, y de esa ampliación surgió por ejemplo la línea de financiamiento productivo para la producción a tasas preferenciales (que los bancos estaban obligados a prestar por las regulaciones del Central, afectando una parte de sus depósitos a ese fin) que este gobierno eliminó; o la fijación de bandas para las tasas activas y pasivas (las que los bancos cobran por los préstamos y pagan por los depósitos) en base a la tasa de las hoy famosas LEBAC’s, que obraban como referencia; medida también abandonada por la gestión actual que dejó libradas todas cuestiones a la mano invisible del mercado, con los resultados conocidos.

Como pasó con la mayoría de las leyes sancionadas durante el kirchnerismo y en especial en los mandatos de Cristina, la reforma a la carta orgánica del Banco Central se sancionó con el apoyo del kirchnerismo y sus aliados, y con los votos en contra de un amplio y variado arco opositor, de izquierda a derecha, y por muy variados motivos. En la imagen de apertura pueden ver la nómina de los que votaron en contra en esa oportunidad.

Precisamente uno de los argumentos que más se repitieron por entonces para votar en contra del proyecto fue que este ampliaba las posibilidades de financiamiento del Banco Central al Tesoro a través de los anticipos que éste otorga y aquel debe devolver en un plazo determinado; que es uno de los puntos a los que precisamente le apunta hoy la reforma impulsada por el FMI.

Es decir que muchos de quienes entonces eran opositores y hoy son gobierno, y otros que se dicen formalmente opositores e incluso impulsan alternativas “progresistas” como el socialismo (que fue al acto de lanzamiento de “En Marcha" la semana pasada), asumían entonces el discurso tradicional del neoliberalismo monetarista; que prefiere que los Estado se financien en los mercados voluntarios de capital o con el propio FMI, antes que con deuda intra-sector público; más sencilla de renegociar o refinanciar, llegado el caso.

Por supuesto que no faltaron (en éste como en tantos otro temas) quienes se opusieron al proyecto “por izquierda”, acaso porque -por ejemplo- no se planteaba la nacionalización de los depósitos y el sistema financiero, o algo por el estilo. Abajo, al cierre del post, pueden ver también la nómina de las abstenciones y los ausentes en la votación de 2012.

En tiempos de retorno del FMI a imponer sus dictados en la política económica de la Argentina, y de una revalorización por las malas y sin decirlo con todas las letras, de políticas troncales del demonizado kirchnerismo (como la estatización de los fondos de las AFJP, la ley de medios, las moratorias previsionales, las retenciones a las exportaciones, la movilidad jubilatoria, los controles a los flujos de capitales y -de seguir así las cosas- hasta el maltratado “cepo” cambiario), siempre es bueno hacer un poco de memoria.



1 comentario:

gorila gorila dijo...

Bueno macho, a ustedes no les viene bien nada !!!.
Fíjensé la coherencia del entonces diputado Eduardo Amadeo y después opinen.