LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 3 de junio de 2018

LA FÓRMULA DEL FRACASO


Tal como da cuenta la imagen de apertura (sacada de ésta nota de La Política Online), hay preocupación en el gobierno porque la escalada inflacionaria disparará el gasto en seguridad social, ya que las jubilaciones y pensiones se ajustan por la inflación, de acuerdo con la reforma previsional aprobada a fines del año pasado.

Sin embargo, cabe recordar que la nueva fórmula es mixta: gracias a los buenos oficios del senador Pichetto, se modificó el proyecto original que había enviado Macri (que ajustaba los beneficios un 100 % por la inflación), para el 30 % del ajuste será por el RIPTE, es decir la evolución de los salarios de los trabajadores registrados, a través de las paritarias.

Como el gobierno está presionando para que la mayoría de las negociaciones en paritarias cierren a la baja (o sea, alineadas con la meta inflacionaria oficial, pero lejos de la inflación real), lo que los jubilados y pensionados ganarían por un lado (acompañando a la inflación) lo perderían por el otro. De hecho, ya circulan informes que dan cuenta de que los salarios vienen perdiendo frente a la inflación, sea porque son "viejos" (corresponden a las paritarias del año pasado; o porque cerraron dentro de los márgenes del "cepo", y con aumentos pactados en tramos.

Eso sin contar que está claro que el “nuevo” IPC de Todesca no refleja la inflación real - porque por ejemplo subestima el peso de los servicios públicos en los gastos de los hogares-, y que la “inflación de los jubilados” es mayor, por ciertos rubros de consumos inelásticos que les son propios como los medicamentos, y por el fuerte aumento que hubo en los alimentos y artículos de primera necesidad; rubros todos más afectados que el promedio por el traslado a precios de la corrida del dólar.

Con la fórmula vigente hasta fines del año pasado y aprobada durante el segundo mandato de Cristina, los haberes se reajustaban en un 50 % por la evolución de los salarios de los trabajadores en actividad registrados en la seguridad social (en un contexto en el cual no había “metas de inflación”, y las paritarias le empataban a la inflación, o la superaban), y en el otro 50 % por la evolución de los recursos de la seguridad social (aportes y contribuciones) y la parte de la recaudación impositiva afectada a la ANSES; que crecía por el nivel de actividad y también por la inflación. Por eso ahora que mejora la recaudación por la incidencia de la devaluación y la inflación, los jubilados no pueden participar de esa mejora.

Con la fórmula actual los jubilados pierden, pero el gasto del Estado tampoco baja porque indexó su principal partida de gastos corrientes, que son las prestaciones de la seguridad social; porque el “mejor equipo de los últimos 50 años” pensó que domar la inflación “sería lo más fácil que tendrían que hacer”, llegados al gobierno.

Pero tampoco se puede desestimar la inestimable colaboración de Pichetto para que la reforma resulte una estafa a los jubilados, que tampoco resuelve los problemas de caja del Estado, porque no toma en cuenta (como la fórmula anterior) la evolución de sus recursos.

Gobierno desastroso más “oposición responsable”: la fórmula perfecta para el fracaso.

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