Bienvenido a la Argentina, presidente Massa: https://t.co/iyN7hWP3Y5
— La Corriente K (@lacorrientek) January 26, 2021
"El gobierno de Alberto Fernández es un gobierno de transición". "El "Frente de Todos" es una coalición en la que conviven miradas distintas". Son sentencias que se escuchan con frecuencia, y que se suelen anteponer como coto a todo intento de discusión interna, crítica o señalamiento de disconformidad con el rumbo del gobierno.
Lo de la "coalición" y sus diferentes "miradas" es historia sabida; tanto que desde allí se partió para conformar el frente, y generar una alternativa electoral que pudiera derrotar al macrismo. Si el objetivo pudo lograrlo -por ejemplo- el kirchnerismo solo o sin articular todas las alianzas que enhebró Cristina para eso, es ingresar en el terreno de la especulación pura, sin demasiados elementos como para dar por cerrada una u otra hipótesis.
Que hay diferentes miradas en el oficialismo sobre todos los temas es bastante notorio, incluso entre Alberto y Cristina, el problema es como se sintetizan esas miradas en beneficio del conjunto, o cual es la que generalmente terminan prevaleciendo: mientras los medios nos "cuentan" un gobierno prácticamente conducido por Cristina a control remoto en el que la Cámpora no para de ganar posiciones día a día, el muestrario de las (in) decisiones del gobierno no da cuenta de demasiadas reconsideraciones del presidente y el núcleo duro del gobierno respecto a sus "miradas distintas" en determinados asuntos.
Es decir, nadie podría -con honestidad intelectual- listar cinco o diez medidas del gobierno en las que éste hizo a un costado la visión que podrían tener Alberto Fernández o Sergio Massa sobre una determinada cuestión y por la que -en su momento- se fueron del kirchnerismo, y en las que ya en la presente gestión, terminaron replicando lo que hubiera hecho Cristina. No vale incluir aquellas políticas que no fueron motivo de disputa en su momento y hoy son revalorizadas, como el Procrear.
Massa, otro de los protagonistas importantes de la coalición de gobierno y con inocultables aspiraciones presidenciales a futuro (lo que en sí mismo no es criticable, todos están en su derecho a tenerlas) acaba de hacer declaraciones que se corresponden más con esa circunstancia, que con su rol institucional de presidente de la Cámara de Diputados en el diario "El País" de Madrid, una usina de antikirchnerismo explícita: en éste caso también, el medio es el mensaje.
En esas declaraciones se opuso a toda forma de indulto o amnistía que beneficie a los ex funcionarios y militantes del kirchnerismo involucrados en causas judiciales, cosa que no debería sorprender: su estructura política (el Frente Renovador) fue parte del gobierno de Gerardo Morales que encarceló a Milagro, y durante el gobierno de Macri apoyó en el Congreso dislates como "la ley del arrepentido" o la "extinción de dominio", además de votar el desafuero "por razones de indignidad moral" de Julio De Vido.
Jamás se le escuchó condena alguna a las prácticas de "lawfare" (de hecho, desconoce que exista tal cosa), y no reconoce que existan en la Argentina presos políticos: coincide con el presidente en lo segundo, y acaso su visión esté matizada por el hecho de que no ha tenido que padecer ninguna de esas circunstancias en carne propia, ni en lo personal ni entre los dirigentes de su espacio.
En el mismo reportaje y cuando le preguntaron por los retrocesos presidenciales en decisiones ya tomadas con los ejemplos de la expropiación de Vicentín y el cierre transitorio (muy transitorio) de las exportaciones de maíz, celebró que el presidente rectifique sus errores cuando los advierte; lo que deja algo muy claro: considera que la intervención estatal en el comercio exterior de cualquier modo (con una empresa testigo, tomando medidas para garantizar el abastecimiento interno de alimentos a precios razonables) es un error, en el que no se debe reincidir. De nuevo: nada que no haya dicho antes, lo mismo que cuando se oponía a los aumentos de retenciones porque "hay que sacarle el pie de encima al campo con impuestos".
Una vez más: la cuestión no es lo que piensa Massa (su "mirada distinta") sobre determinado asunto, sino que generalmente lo que él -y muchos como él, comenzando por el presidente- piensan, es lo que termina haciendo el gobierno. Las "miradas distintas" existen entonces solo en la expresión de lo que cada uno piensa, no en la resultante del rumbo concreto que el gobierno adopta, que es uno concreto; y corresponde en líneas generales a una sola "mirada".
Y acá nos metemos con lo del "gobierno de transición", algo que en la Argentina post dictadura se dijo de casi todos los gobiernos, desde Alfonsín para acá: tal parece que nuestra democracia vive una perpetua e inacabada transición hacia no se sabe bien donde. O que el término "transición" es un sucedáneo de "sabemos que hay muchas deudas pendientes, que demandan reformas estructurales, pero esas reformas requieren confrontar con intereses poderosos, y no da la correlación de fuerzas para hacerlo en éste momento".
Es decir, la muletilla del "gobierno de transición" resulta así una teorización de la claudicación política frente a los poderes fácticos, el consentimiento de que seguiremos teniendo -hasta quien sabe cuando- una democracia inacabada o tutelada en sus posibles expansiones, y que lo más que puede hacer la política al respecto, es administrar una crisis tras otra, tratando de "garantizar la gobernabilidad".
Pero admitamos por un momento que esto es así, y se aplica para definir al gobierno de Alberto Fernández por el contexto -ciertamente adverso y agravado por la pandemia- en el que le toca desenvolverse. Pues bien, la pregunta entonces sería: ¿gobierno de transición a qué, quién -no en términos personales sino de proyectos políticos- sería el beneficiario final de la correcta "administración de la transición": Massa, Kicillof?
Es decir, ¿la transición concluye en un modelo económico y político de conciliaciones con las diferentes fracciones del capital que adversaron con el gobierno de Cristina y apoyaron fervientemente al de Macri, evitando toda decisión que lesione sus intereses en aras de la gobernabilidad para ampliar las bases sociales de la coalición que triunfó en octubre del 2019, debiendo para ellos posponer reivindicaciones ya postergadas, como la mejor redistribución del ingreso, la reducción de la pobreza, o el logro de un desarrollo productivo equilibrado y con inclusión?
¿O, por el contrario, la transición despeja el camino y sienta las bases para que al final del mandato de Alberto Fernández el presidente que lo suceda, si es del campo de "los peronismos" -incluso él mismo- puede continuar produciendo transformaciones para las que resulta indispensable ganar márgenes de autonomía para la política -como lo hicieron Néstor y Cristina- y asumir la eventualidad de tener que confrontar con intereses poderosos?
Es inevitable pensar que ésta tensión existe al interior del gobierno, o, para ser más precisos, del "Frente de Todos", y que explica en parte la decisión de impulsar la suspensión de las PASO; más allá de lo que se piense respecto a su efectividad para conseguir el propósito para el cual -en teoría- fueron creadas: promover la democracia interna en las fuerzas políticas, la competencia para la elección de candidatos y (en el caso del peronismo) desalentar las fracturas que terminan siendo funcionales al antiperonismo.
7 comentarios:
Ahora ya parece estar claro que el problema no es con algunos funcionarios que no funcionan.
El problema es con Dylan.
CK
Si es un problema que Massa tenga aspiraciones presidenciales pq tiene un proyecto personal y no colectivo y es asi q puede estar dispuesto a aceptar cualquier ladero para cumplirlo. El gobierno puede ser de transicion hacia otro gobierno de Cambiemos y asi nos vamos cocinando un rato de cada lado. La cosa no esta facil para nada. Cualquier salida parece perdedora para aquellos votantes que resistieron al macrismo, tambien es perdedora para el resto de la "gente" pero esos ni se dan cuenta.
hace rato venimos comentando sobre el traidor massa y la posibilidad de que haga lo que viene haciendo.
el problema no es massa, ni alberto. sino los que desde dentro los apoyan, los que no los confrontan, los Ernestos que hablan de entrismo.
hasta cierto punto, tambien los que como Sentis siguen publicando datos sobre una mejora de la economia que no es real.
que quede claro, la economia no esta mejorando y ninguna de las, llamemosle medidas de analisis, que evaluo el gobierno muestra indicios de revertir el proceso.
la teorica baja de la inflacion responde integralmente a la pandemia, lo demuestra el aumento en alimentos que sigue subiendo mes a mes.
en el momento en que aumente la velocidad del dinero, se dispara la inflacion.
el dolar.. bueno, el mismo gobierno sigue subiendo el oficial a cuentagotas.
hay que cortar el miembro gangrenado
Tenía preparada una batería de puteadas contra este sujeto pero ustedes han sintetizado maravillosamente la calaña inmunda del mismo. También votaron contra De Vido, los señores (?) Donda (Inadi) Lavagna (Indec), Moyano Facundo (Gremialista ?), Solá (canciller), (Argumedo, ay cátedras nacionales !!!)y los obviamente ultra gorilas Binner y Ciciliani, en juicios (GNL)donde un perito Cohen ha sido procesado por falso testimonio y el motorman Córdoba reconoció que los frenos del tren funcionaban. Cómo harán estas verdaderas mierdas humanas para irse a dormir en sus camas sabiendo que De Vido estaba en cana gracias a la desprotección parlamentaria que ellos contribuyeron a construir ?Dicho esto sin trosquear, pero qué asco, y acudo a lo de siempre aunque suene a anacronismo: Evita, a esos Donda, Argumedo, Massa, Moyano, Lavagna, Solá y a otros tantos los hubiera escupido en la cara por Judas cagones, acomodaticios, inmundos traidores.
Esto un Frente con todos adentro. Obviamente desconozco los alcances del acuerdo pero estimo que seria algo asi como que nadie iba a sacar los pies del plato. Ahora si se empiezan a cortar solos seria otro el cantar..a menos que esto ya estuviera hablado/acordado de antemano. Igual el gobierno tiene que seguir siendo de la mayoria nac&pop que le hizo ganar las elecciones. Hay que evitar que el establishment le haga un abrazo de oso al gobierno.
Un gobierno de coalición admite ciertos matices en cuestiones secundarias, es lógico.
Pero conduce el que conduce.
Y está claro desde el 1° día de gobierno que conduce el Frente Renovador (lo que no está mal en sí mismo). Y las internas son entre ellos (vg caso Solá).
Así que a dejar de lloriquear.
Anónimo Anónimo dijo...
Esto un Frente con todos adentro
Esto un Frente de "La tenemos adentro"
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