LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 15 de agosto de 2021

LA DOCTRINA MACAYA-PUGLIESE

 

Bueno, listo, pasemos de página, dejemos de hablar de cumpleaños, fiestas clandestinas y fotos. Hablemos de otras cosas, como por ejemplo de la inflación: 29,1 % acumulado en los primeros siete meses del año, superando ya el cálculo previsto en el presupuesto nacional, para todo el año. Y un 51,8 % acumulado interanual, apenas por debajo del penoso 53 % del último espantoso año del gobierno de Macri. Golpeando con especial dureza en alimentos, bebidas y medicamentos, es decir en rubros esenciales, inelásticos en su demanda, porque la gente tiene comer, o se tiene que curar.

Parece obvio decirlo, pero la inflación no golpea por igual a todos, sino que se hace sentir más en los sectores de ingresos fijos, que destinan la mayor parte de ellos al consumo: asalariados (formales e informales), jubilados. Los salarios registrados perdieron frente a la inflación los dos últimos meses, y vienen perdiendo casi sin interrupción desde diciembre del 2015. Ni hablemos los jubilados.

Más obviedades: la inflación define la capacidad adquisitiva, los niveles de pobreza por ingresos, la igualdad o desigualdad en la distribución del ingreso. No se nos ocurre un problema más urgente o que requiera mayor e inmediata atención, para un gobierno peronista.

Acá no somos economistas, y en consecuencia no vamos a aventurar una explicación de las causas de la inflación, bastando a los fines del análisis decir que es un fenómeno complejo y multicausal. Tratamos de poner la mirada en lo que está haciendo el gobierno para contenerla, y la verdad, no parece mucho. No parece incluso que comprenda el problema en toda su magnitud, y en sus consecuencias sociales, económicas y políticas (electorales).

Al menos si nos atenemos a las medidas que uno puede enumerar que se hayan tomado en esa línea en los últimos tiempos, de las que solo se puede recordar el cierre a las exportaciones de carne, que fracasó en el propósito de contener los precios. Se habla ahora de el gobierno haría lo mismo con las exportaciones de yerba. Fuera de eso, poco, por no decir nada.

Y si nos atenemos al diagnóstico de la inflación que surge del propio discurso oficial, el panorama no cambia demasiado: como vemos en los tuits de apertura, el presidente atribuye el problema a la voracidad de los formadores de precios, y el flamante ministro de Desarrollo Social les reclama a esos mismos formadores, solidaridades. Que es como reclamarle abstinencia de sangre a Drácula. 

Una insólita doctrina Macaya-Pugliese, que consistiría en comentar la realidad (en lugar de actuar sobre ella, acorde a las responsabilidades que el pueblo te ha conferido), y hablarles con el corazón a los que invariablemente te van a contestar con el bolsillo. Dicho de otro modo: si el gobierno entiende que la culpa de la inflación la tienen los formadores de precios (sin entrar siquiera a discutir ese diagnóstico), la pregunta que cabe hacerse es cuando piensa hacer algo, actuando contra ellos.

Porque cualquiera sea el diagnóstico que se tenga respecto a las causas de la inflación, e incluya o no éste las responsabilidades de los formadores de precios, esos mismos (es decir, lo más concentrado de nuestro establishment empresarial) son los que además, invariablemente, están detrás de cada intento de forzar una devaluación, los que fugan, los que piden reformas flexibilizadoras para poder despedir o directamente despiden (causando tensión social), o reclaman ajustes del gasto público.

No solo son siempre los mismos, sino que además son pocos, pero con enorme poder. De modo que antes que cualquier solución "técnica" al problema de la inflación (que hasta acá no aparece), hay, antes que nada y primero que todo, un problema político y de primerísimo orden. Nada más y nada menos que el problema político por antonomasia, que es el de la disputa por el poder.

Y frente a ese desafío (del cual la inflación es un reflejo, de los más dolorosos en términos sociales) no alcanza con apelaciones a la solidaridad en tono de pastor evangélico, ni con descripciones de la realidad al estilo de los comentaristas de los partidos de fútbol. Tampoco con un duhaldismo remixado, que supone que, recuperando los empresarios niveles de rentabilidad tras el desastre macrista (en medio del cual incluso algunos siguieron ganando, y mucho), esa mayor rentabilidad va a "derramar" en mejores salarios.

El "derrame", se sabe, nunca se produce si no se lo induce desde el Estado y las políticas públicas, y a veces ni siquiera con eso alcanza: sin medidas que ataquen a fondo las causas de la inflación, cualquier mejora que se otorgue (bonos, cláusulas de revisión de salarios en paritarias, planes en cuotas para estimular el consumo, programas alimentarios) se terminará yendo por la canaleta de los formadores de precios, dicho esto en los mismos términos en los que el gobierno está planteando el problema.

2 comentarios:

profemarcos dijo...

"Comentando así vos le hacés el juego a la derecha"

Anónimo dijo...

Ya está, quedamos como dice profemarcos, en vez de análisis silencio y que todo siga igual....profemarcos acordate de avisarle a CFK que tb se calle...el juego a la derecha es replicar medidas que no sirven y no meterse con sus intereses cuando su preeminencia joden a las mayorías que el peronismo debe representar, y a las que les avisamos que veníamos a concretar políticas públicas que todavía no estamos haciendo decididamente, y les pedimos el voto para hacerlo...

Encima te ponés en macartista y le tirás a los que hacen análisis que le hacen el juego a la derecha, a la que vos se ve que que pedís combatir pidiendo que tapemos con la alfombre lo que se acumula y ni siquiera se barre...rara tu posición para alguien que se autodenomina "profe"...profemarcos el profe que niega el análisis crítico porque es mejor el silencio....la próxima dejanos una idea jeño