Como por ejemplo que la gente vote, que el que saca más votos gane, y al mismo tiempo si se trata de una elección legislativa, como tiene más votos, tenga más bancas que los que perdieron, y sacaron menos votos.
Claro que si el que gana y saca más votos y más bancas no te gusta, el resultado normal de una elección democrática (que es, en definitivas, la expresión directa de la voluntad ciudadana) pasa a ser un peligro mortal para la propia democracia; que en otras épocas ya sabemos como lo "solucionaban".
Para colmo, si tales consecuencias se pueden dar en ésta coyuntura, en el caso de la Cámara de Diputados, es porque se ponen en juego las bancas otorgadas en las legislativas del 2017, que fueron la mejor elección del macrismo, en su desastroso gobierno.
Y para colmo, ponen en juego más bancas que el actual oficialismo, en medio de un despelote interno en el que se cruzan acusaciones y denuncias todos contra todos, tanto que casi ni les dejan tiempo para criticar al gobierno: en un punto, la tribuna de doctrina los está llamando al orden, advirtiéndoles el peligro para que se dejen de boludear.
Pero así como pasa eso en Diputados, en el Senado se ponen en juego las bancas de la elección del 2015 (la del balotaje presidencial), solo en 8 de las 24 provincias, porque así lo manda la Constitución; como manda renovar por mitades cada dos años la otra Cámara.
Constitución que en éste preciso punto -como se renuevan periódicamente una y otra Cámara- dice lo mismo desde 1853, ya que no fue modificado ni siquiera en la reforma de 1994; que lo único que hizo fue incorporar el tercer senador por la minoría, en cada provincia.
Dicho todo esto porque -frente a los fantasmas de hegemonía que agitan ahora ante un posible triunfo oficialista- el kirchnerismo nunca logró, entre 2003 y 2015, tener mayoría en ambas Cámaras, ni mucho menos los dos tercios de las mismas como para -por ejemplo- promover la reforma de la Constitución, como lo exige el artículo 30 de ésta.
De modo que el famoso "van por todo" era tan probable como el actual "estamos a siete diputados de convertirnos en Venezuela", eso sin contar que habría que ver cuanta voluntad de ir a fondo hay (frente a un triunfo) en los distintos sectores del "Frente de Todos", y que significa para cada uno de ellos, "ir a fondo".
Gente rara los medios hegemónicos, a la que le preocupan las consecuencias naturales del más elemental de los actos democráticos (el voto), al punto de reclamar "equilibrios" y "alternancia", postulados que, llevados al extremo del absurdo, implicarían que sin importar los votos que cada uno saque, les den la misma exacta cantidad de bancas a todos, o, sin importar quien gane la elección, deba gobernar una fuerza política distinta en cada período o mandato.
Salvo, claro está, que ganen los que les gustan a ellos, en cuyo caso reclamarán que "no les aten las manos", ni les "pongan palos en la rueda" con la "máquina de impedir", aunque hayan ganado en balotaje, por un punto y medio. Y por supuesto si ganan irán por la reelección, porque "son necesarios años de continuidad para garantizar políticas de Estado a largo plazo".
4 comentarios:
El eje central pasa porque, aún consiguiendo la dictadura de las mayorías, nadie cree que Alberto pueda ir a fondo con nada que no sea su imagen de abuelo tierno que se empresa y no molesta.
Es por eso, y solo por eso, que peligra el oficialismo. Porque muchos que, como yo, no saben que mierda hacer.
Votar o no votar (por el FDT), allí radica la cuestión.
humimldemente: votá a los candidatos del FDT .SIN DUDA ALGUNA
Yo no soy peronista. Y voy a votar al FDT.
A quién votar... qué pregunta...
Tengo dudas, la verdad. Porque estoy seguro de que si gobernada el PRO las libertades, la república y coso hubieran impedido el desarrollo de la pandemia: se habrían comprado vacunas faizer, kaiser o algo así que seguramente, cuando nos la entreguen -con suerte- en el 2022, resucitarían a unos dos o tres millones de muertos, siempre y cuando el subsecretario de salud (porque ni secretaría sería) no las deje pudrirse en un galpón. Nuestro país estaría floreciente. Los flores y plantas silvestres nativas y exóticas crecerían en las ciudades abandonadas por la peste, y generarían maravillosos ingresos como locaciones de películas hollywoodenses donde USA combate al mal salvando al mundo de los extraterrestres a tiros y bombazos.
Qué dudas tengo... y eso que soy bien pensado. Si fuera mal pensado, pensaría pensar ese pensamiento que me hace sospechar en las redes la presencia de tanto troll pago que se dice nuestro y dudoso, por lo poco, mucho, o más o menos, que hace Alberto. No sé... yo también tengo tantas dudas... pero claro, lo miro a W. Wolff, a Iglesias (Herminio a su lado era Borges), a Vidal, a Larreta, a todos los demás, y las dudas se esconden, porque no las veo más. "No es Perón o el arcángel Gabriel, es Perón o Pinedo", decía alguien hace muuuchos años. Y el nieto de Pinedo sigue estando, y siempre del mismo lado.
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