Explicarles a Cristina y a Máximo lo que hubiera hecho Néstor. Qué moral hay que tener, ameo.
— La Corriente K (@lacorrientek) March 11, 2022
Si la misma oposición que te rechazó el presupuesto te aprueba el acuerdo con el FMI, es porque el primero le pareció malo y el segundo bueno. Y si a ellos les parece bueno es que algo mal hiciste.
— La Corriente K (@lacorrientek) March 12, 2022
Tiene el apoyo de la AEA, el grupo de los 6, Juntos por el Cambio, los gobernadores y la CGT. ¿Qué podría salirle mal, salvo que el plan económico derivado del acuerdo con el FMI es una garcha que no resuelve ninguno de los problemas que tenemos y termina en una recesión machaza?
— La Corriente K (@lacorrientek) March 11, 2022
Es prematuro aun para saber si el "Frente de Todos" está irremediablemente fracturado, o si la nueva coalición que se formó en el Congreso para aprobar en Diputados el acuerdo con el FMI se sostendrá en el tiempo, o se replicará en otros temas.
Lo que sí se puede saber hoy (más precisamente desde las elecciones del año pasado) es que la base social electoral de la fuerza que ganó las elecciones presidenciales en 2019 sí lo está, como quedó demostrado en la colosal fuga de votos que padeció entre una elección y otra; cosa que el presidente y los que deciden el rumbo del gobierno no parecen advertir, o prefieren ignorar, como si no hubiera sucedido.
Si hasta antes de la votación de ésta semana (en un tema crucial para el futuro del país) tenían más peso en las decisiones del gobierno Béliz o Massa que Cristina, después de ella Gerardo Morales o Elisa Carrió están por encima -en la consideración presidencial- de quien lo nominara para encabezar la fórmula, y le transfundiera sus votos a quien era y es anémico, en términos electorales; aunque lo quieran convencer de lo contrario aquellos cuyos estipendios estatales -obtenidos mediante el usufructo de capital político ajeno- dependen de ello.
Que hasta el momento de subir estas reflexiones el presidente no haya tenido tiempo para expresar su repudio por la agresión que sufriera Cristina en su despacho dice bastante del nivel de la fractura, y mucho de su miserabilidad personal y política. Y que haya sectores del gobierno -empezando por Alberto-que crean estar en mejores condiciones que Cristina o Máximo para reclamar para sí el legado político de Néstor Kirchner, dice mucho sobre su nivel de extravío conceptual, por ser amables.
Extravío que se traduce en acusar -por los medios y las redes sociales- de fracturar el FDT a quienes reclaman el cumplimiento del programa electoral votado, en lugar de asumir que la responsabilidad está en ellos, por haberlo abandonado. Y que no se diga que en el medio no hubieron advertencias, incluso públicas: la "unidad hasta que duela" les (nos) dolió, hasta acá, siempre a los mismos.
La votación de esta semana demostró que las famosas "correlaciones de fuerzas" no son estáticas sino dinámicas y se construyen, pero el para qué determina con quienes: no es que el gobierno modificó su rumbo -que ya venía desviado-, sino que encontró nuevos aliados para transitarlo, para lo cual hubo -una vez más, y van- de hacer concesiones.
Concesiones que en estos dos años y pico nunca pareció estar realmente dispuesto a hacer respecto a su propia base electoral, y a los sectores predominantes (en términos de votos) de la coalición oficialista. Los hechos de ésta semana no hicieron sino reforzar la idea de que para el presidente y el núcleo duro del gobierno es mucho más fácil y natural acordar con la oposición, que con los sectores internos del oficialismo que le cuestionan el rumbo y las decisiones.
Pero como hemos dicho muchas veces acá, la política es siempre asunto de representación, y la famosa "grieta" no es un invento artificial del kirchnerismo de puro pendenciero nomás, sino el reflejo del pluralismo real de la sociedad; y todo intento de cerrarla desconociendo esa realidad -sean "terceras vías" o pactos de la Moncloa criollos como el que despuntó en la votación de esta semana- está destinado al fracaso.
Por eso más allá de los Larretas, Morales, Albertos o Massas que sueñan con una elección de resultado indiferente o neutro, en la que gane quien gane el gobierno será igual, Cristina y Macri siguen siendo las principales referencias políticas, y electorales; porque representan los dos polos de esa grieta, que son a su vez las dos visiones predominantes en la sociedad argentina -a grandes rasgos y con las variantes que arrojan los años- desde 1945.
4 comentarios:
Ante todo mi pregunta es ¿Que Frente?
1) Nadie duda que Cristina es "dueña" de un tercio de los votos que se emiten.
2) En 2019 ganamos con 48%, si ella aportó 32/33%, el resto del Frente aportó el restante 16%. O sea una tercera parte del total obtenido.
3) El 80% de los cargos fueron entregados a una variopinta fauna: albertistas, massistas, menemistas, randazzistas, ĺavagnistas y otros etc. Cuando entre todos ellos jabían conseguido 32/33% de votos. Muy injusto yo diría.
4) En 2021 sacamos, a nivel nacional 34%, si 30 o 32 son de Cristina ¿Donde están los votos de los aliados?
5) Moraleja: el Frente ya no existe, solo quedamos los K.
¿Que unidad hay que defender?
Muchos de los votos perdidos fueron votos de Cristina. El FR todavía no movió la ficha de los votos propios. Esa la guarda para el 23
No deja de asombrar como algunos presumen de saber cuantos votos son de cada uno, como si los que votan les contaran antes de hacerlo.
Lo tuyo es un comentario superador. No solo aporta contenido, también da muestra de tu preparación para la arena política.
Falta gente como vos
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