LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 11 de junio de 2022

ES POR ACÁ

 

Alguna vez hemos dicho acá que, hasta los desbarrancos posteriores a la invasión rusa a Ucrania, la política exterior estaba entre los aspectos menos criticables de la gestión de Alberto Fernández. Con las dificultades propias de un contexto internacional complejo y las tensiones internas en el "Frente de Todos", se supo mantener las líneas tradicionales de política exterior del país, al menos en tiempos democráticos.

Y el discurso del presidente en la cumbre de las América se inscribe en esa línea, recuperando el sendero correcto: condena a la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua, a las sanciones y bloqueos contra las dos primeras, a la ingerencia política de la OEA en los asuntos internos de países como Bolivia (haciendo mención a la participación de sus autoridades en el golpe contra Evo), al copamiento por Estados Unidos del BID que siempre fue presidido por latinoamericanos y al rediseño del principal organismo multilateral regional en línea con los intereses de la región, abandonando el unilateralismo en pro de las políticas dictadas por la potencia continental hegemónica. Hasta hizo referencia a la intromisión política de la administración Trump para que el FMI otorgara un mega préstamo a Macri, en condiciones irrregulares.

Incluso el intento discursivo de Alberto de separar a Biden y la actual administración yanqui de lo que son designios y objetivos estratégicos permanentes de los Estados Unidos, más que una lectura inocente de la realidad, se puede interpretar como un guiño al actual gobierno del país del norte, para comprometerlo en la dirección de distender tensiones en la región, originadas en sus movimientos y directrices. Hasta allí, nada que criticar, al menos en las líneas generales del discurso.

Un dato no menor es que Alberto dijo lo que dijo donde lo dijo, acompañado en la delegación oficial por Massa, Béliz y Argüello, funcionarios de su gobierno con claras terminalidades en las distintas agencias y enclaves políticos de los Estados Unidos. En éste sentido y aunque la política exterior no puede pensarse basada en los conflictos políticos internos -o al menos no exclusiva o prioritariamente desde allí-, el discurso significó también una señal hacia adentro de la coalición oficialista, en especial a los sectores de ésta más críticos con las decisiones del gobierno.

Dicho todo esto, un discurso es un discurso y no acciones concretas de gobierno, ni siquiera en política exterior (aunque preanuncie un rumbo), ni menos aun en la política interna: en Los Ángeles Alberto usó el micrófono, no la lapicera. Y las decisiones que ésta materializa siguen pendientes como antes de la cumbre.

En todo caso sí cabe señalar que, sin abrigar expectativas desmedidas (más de una vez desmentidas por un presidente titubeante y un gobierno dominado por funcionarios relatores de la realidad que les toca transformar), el discurso del presidente en la cumbre se inscribe en la misma línea que el pedido de renuncia a Kulfas: tal parece que ha advertido que no hay tiempo para seguir dilatando determinadas decisiones, o para ser más precisos, indecisiones.

Y que si la actual coalición de gobierno aspira a mantenerse para las próximas elecciones presidenciales, y afrontarlas con alguna chance competitiva, las políticas de su gobierno deben dar cabida a todas las expresiones internas, en especial a las mayoritarias en términos de volumen electoral; no solo las que corresponden al círculo cercano de confianza del presidente, sus propias convicciones personales o los consejos de lobbistas calificados por sus contactos. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cumbre y discurso. Una a favor de Alberto. Por fin emboca una.
El Colo.

Unknown dijo...

Kien puede tomar en seerio a este Okupa?

https://www.telam.com.ar/notas/202202/582589-argentina-tiene-que-ser-la-puerta-de-entrada-para-que-rusia-ingrese-en-america-latina.html