LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

sábado, 21 de enero de 2012

EL CIPAYISMO DE LA NACIÓN YA CANSA


La verdad que la tribuna de doctrina ya cansa: por momentos dan ganas de pensar que, si fuéramos de nuevo a la guerra con los ingleses por las Malvinas, ellos estarían de su parte, y les pasarían información, como una quinta columna.


Y que no nos vengan con el cuento de la objetividad periodística que lleva a exponer las dos versiones de cada noticia controvertida, porque ni esa regla cumplen, y si así fuera, ¿por qué no la practican siempre y por ejemplo, le hacen un reportaje al periodista que comentaba cine y echaron hace poco del diario, o a los delegados de la comisión interna que su socio Clarín no permite?


La noticia sobre la postura yanqui en torno al conflicto es incidental (en todo caso no han hecho más que repetir lo que todos los gobiernos de EEUU dicen desde 1833), pero le sirve a LN para ponerla con título destacado como si fuera algo nuevo, Obama hubiera reconocido al gobierno de las Malvinas como un nuevo Estado o algo así, un disparate.

Y un disparate desmentido hasta por la propia prensa inglesa, como pueden ver acá:


Pero peor aun es la cronología de los sucesos que provocaron un recalentamiento del conflicto en los últimos meses, que el diario de Mitre agrega a la nota y pueden ver en la imagen.


Por ejemplo, pasan del acuerdo de Menem para establecer un vuelo regular a las islas, a la "amenaza" de Cristina de suspenderlo, sin ningún tipo de contexto que permita entender que la reacción del gobierno argentino (apoyada incluso por sectores de la oposición) no fue más que la consecuencia de una escalada de provocaciones del gobierno inglés, en especial del primer ministro Cameron.   

Lo mismo se puede decir de la postura de los países del Mercosur: no se sumaron "ahora" a la causa Malvinas, La Nación. lo están desde la misma constitución del bloque regional en 1985.

En todo caso lo que han hecho ahora es ratificar lo que ya habían decidido todos antes: que no dejarán ingresar a sus puertos barcos con la bandera pirata de Malvinas.

Y que decir del apartado "Tensas declaraciones": que han puesto allí en un mismo plano exabrtuptos históricos (como del de Cameron calificando a la Argentina de colonialista), con cosas que -sencillamente, y mal que le pese a LN- no pasaron.

Y si no que apele a sus archivos y les muestra a sus lectores alguna expresión de Cristina o algún funcionario argentino que esté a la altura de los disparates del premier inglés, o que le hayan dado pie para decirlos.

Y hablando de Camerón y el gobierno inglés: son justamente los grandes ausentes de la cronología de la tribuna de doctrina, como si no hubieran hecho o dicho nada, o nada tuvieran que ver con el conflicto; ni "The Times" de Londres lo hubiera hecho mejor exculpando los papelones de su gobierno.

Ni siquiera menciona el diario de los Mitre aquellas famosas declaraciones de Cameron cuando dijo que "jamás negociaría la soberanía de las islas", pese a que las resoluciones de la Asamblea General de la ONU le dicen que debe hacerlo, hace 47 años; o los repetidos intentos de extraer petróleo de las islas, avanzando sobre el status quo del conflicto. 

No se trata de caer en el periodismo de patrioterismo berreta de Gómez Fuentes en la dictadura (que obviamente obedecía a los propósitos propagandísticos del régimen genocida), sino simplemente de pedirle a La Nación que haga periodismo; para recuperar al menos un poco de credibilidad.

Simplemente que haga al costado -al menos en este tema- su odio y furia ciega contra el gobierno, del que lo separan profundas diferencias ideológicas -que quiera Dios no se borren jamás, al menos mientras LN siga siendo lo que es- y enfrentamientos por intereses afectados (como el caso Papel Prensa), para exponer las cosas como son: un país reclama por la amputación de una parte de su territorio por un hecho de fuerza típicamente colonial e imperialista, y el perpetrador se defiende sosteniendo lo usurpado, con argumentos del siglo XVI.

Es obvio que hay entre La Nación y la gran mayoría de sus lectores un pacto implícito de comunión ideológica, y que el cipayismo antinacional es un componente cultural muy fuerte en vastos sectores de nuestra sociedad.

Tanto como que existimos muchos otros argentinos que leemos el diario para saber exactamente que tenemos que pensar lo contrario, como un método casi infalible para no equivocarnos.

Sin embargo si existiese una porción de los argentinos que se asoman a las páginas de La Nación sin estar en una u otra postura, deberían reflexionar sobre la credibilidad de un medio que asume este tipo de posturas. 

Posturas que hacen recordar lo que dijo alguien alguna vez: “Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española, una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer...”.

Un tal José de San Martín.

1 comentario:

Norberto dijo...

Como dice Fernando Amat hoy en Tiempo, por suerte David Cameron tiene a Clorín y La Nazi ON, porque hasta los diarios ingleses se le rien, como diría Larrata.
Hasta el chauvinista The Sun, según Perfil de hoy, expresa su inocultable admiración con un titular, que para los imgleses amantes de la fuerza, es todo un elogio, "sexier than Evita, though as Maggie".
Lo que hace USA, es un reconocimiento de una soberanía en disputa, es decir de las razones argentinas, volviendo a tiempos anterioresa su presidente Andrew Jackson, el verdadero gestor de esta ocupación militar en defensa de sus cazadores de ballenas y focas, dado que la agresión de la Lexington de 1832, que arrasa Puerto Soledad, es enviada por él, que luego su embajador en el país extiende convenciendo al representante inglés de intervernir dado que el gobierno de Buenos Aires había enviado un nuevo gobernador y guarnición a Puerto Soledad para reconstruirla, provocando la actuación de la Clio.
Nunca menos y abrazos