El premio "Nestornautas de Oro" para el lector que encuentre alguna diferencia entre el análisis de los saqueos que hicieron Hermes, y el niño Mauricio.
Populismo, facilismo, prebendas, regalos, grupos organizados que perdieron privilegios, necesidad de garantizar la cultura del trabajo y el esfuerzo, bla, bla, bla.
Y en el medio de los saqueos, a los dos los dejaron sin nada -pero nada eh- de vergüenza, vean.
Porque Mauricio hablando de los que están acostumbrados al facilismo de que te regalen todo en lugar de ganártelo por tu propio esfuerzo; es como demasiado.
Tanto como Binner hablando de la fragmentación de la sociedad, tras ocho años de intendente de Rosario (la ciudad donde los saqueos se cobraron dos muertos, y que probablemente sea la más desigual de la Argentina), y cuatro años gobernador de Santa Fe, sin haber aportado una idea, un plan o un centavo para revertir la desigualdad.
O Macri hablando del "facilismo" de estos años, cuando buena parte del apetito consumista de algunos sectores tiene que ver con la cultura social (aun presente) implantada por las políticas del menemismo (como bien lo señalan acá los compañeros de Catainpest); esa década que para él fue dorada.
Claro que hay pobreza y desigualdad en la Argentina, y claro también que es responsabilidad excluyente y primordial del gobierno combatirlas.
Tan claro como que los que siguen pobres y excluidos (claramente menos en estos 10 años, a los que estos dos zoquetes tilban de facilismo populista), al igual que los muchos que dejaron de serlo, votaron por Cristina en el 2007 y en el 2011.
Unos por gratitud (porque accedieron a un trabajo, una jubilación, la AUH), otros por esperanza: porque están convencidos que es éste proyecto político que gobierna la Argentina desde el 2003, el que está en mejores condicones que ningún otro, para revertir su situación.
Lo cual duplica nuestra responsabilidad, porque además lo tenemos que hacer solos; porque resulta que todos estos cultores del diálogo y el consenso, estos que dicen que quieren una Argentina menos fragmentada y desigual, cuando se avanzó en el sentido de sacarle a los que más tienen para sacarles a los que más tienen, para darle a los que menos tienen, estuvieron en contra, en bloque; como con la 125.
Porque es muy sencillo ensartar significantes vacíos (populismo, ismos varios) y hacer de eso un discurso político, pero lo más complejo es hacerse cargo de los problemas llamando a las cosas por su nombre: para que la sociedad argentina sea menos desigual y fragmentada, hay que sacarles a los que más tienen, para dárselo a los que menos tienen.
Y es dificil que eso se logre simplemente sentándose a una mesa (como dice Binner siempre) para dialogar sobre "las tres o cuatro cosas en las que nos tenemos que poner de acuerdo los argentinos" (como dice Macri).
Tres o cuatro cosas en las que ellos ya están de acuerdo, y se nota: acá hubo demasiado populismo, demagogia y cosas regaladas (¿cuáles?, sería la pregunta ¿La AUH, con la que todos decían que estaban de acuerdo?), y eso se tiene que terminar.
Y si la negrada no se resigna a que el facilismo se terminó, palo y listo; claro que hay cosas que no es de buen tono decir abiertamente, sobre todo si uno se proclama progresista (como Binner), o dialoguista (como Macri).
Ni más ni menos que el famoso discurso de "la mitad del país que trabaja, que mantiene a la otra mitad", de los cacerolos, indignados porque nadie los representa: ahí tienen muchachos, acá hay dos, elijan el que quieran, total son todos más o menos iguales, y dicen más o menos lo mismo.
2 comentarios:
Después se enojan cuando hablo de la paciencia que hay que tener!
"Porque es muy sencillo ensartar significantes vacíos"
narcosocialismo, fapnelco
es que a la negrada hay que hablarle facil, sin tantas explicaciones, para que te entienda y te vote
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