LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 20 de enero de 2014

LOS DEVORA LA IMPACIENCIA


Ya no se trata sólo de la frivolidad gataflorista de quejarse porque Cristina no habla, así como antes se quejaban porque hablaba mucho, es otra cosa; bastante más peligrosa.

Están impacientes, apurados, ansiosos porque el kirchnerismo se termine; de una buena vez y para siempre.

Y esa ansiedad les hace perder los estribos (los escrúpulos los dejaron de lado hace rato), y escribir cosas como éstas de Laborda en La Nación de ayer:

"Casi nadie habla públicamente de una hipotética crisis institucional, derivada de una renuncia de la Presidenta. Pero todos, a su manera, parecen estar preparándose para una eventualidad como ésa, que ante el ostensible desgaste del vicepresidente Amado Boudou, podría dejar, como en 2001, en manos de una Asamblea Legislativa la resolución sobre quién quedaría al frente del Poder Ejecutivo por los dos años del período constitucional que le restan a Cristina Kirchner."

El tipo ya se imaginó el guión de la película, los actores, la trama y el final; todo de una. Algo parecido (nos comentaron) hacía Terragno los otros días en una nota en Clarín.

Nunca tuvieron demasiado apego real a las formalidades democráticas, aun a despecho de cierta pátina de fingido republicanismo; que se da de patadas con el hecho de que fueron parte del elenco estable y el coro de propiciadores de cuanto golpe de Estado hubo en la Argentina.

Pero el simple hecho de que lo que consideran una anomalía inesperada (el kirchnerismo) se sostenga desde hace más de 10 años en el poder contra todo pronóstico (si no, preguntarle a Escribano) los saca de quicio, los hace perder la compostura. 

No pudieron digerir el sucesivo fracaso de cuanto aspirante a esperanza blanca levantaron todos estos años, consecuencia más de su propia incapacidad política, que del deliberado propósito del gobierno de combatirlos.

Y tampoco pueden aceptar que las elecciones del año pasado no tuvieron el efecto cataclísmico que les asignaban, porque el gobierno sostuvo el control del Congreso, o no se produjo el anunciado desbande del peronismo abandonando en masa a Cristina.

Si hasta se ilusionan con el potencial destructivo de lo más impresentable del sindicalismo, con dirigentes como Barrionuevo o Moyano; a los que no vacilarían en esconder debajo de la alfombra por impresentables, una vez que hubieran cumplido su rol de arietes contra Cristina.

Diciembre del 2015 les parece una eternidad y quieren que Cristina se vaya antes, y se vaya mal.

Porque eso les daría la plataforma para plantear un escenario de país desvastado, que requiere -como supo decir en su momento el innombrable- "cirugía mayor sin anestesia" para poder reencauzarse.

No hay mejor legitimación social de un intento de restauración del neoliberalismo en toda la línea (algo que también se empeñan cada vez menos en ocultar como deseo explícito) que otra crisis institucional como la del 2001; y si es posible con muertos, porque "venden", y preparan al cuerpo social para aceptar cualquier cosa, inclusive políticas que en otras circunstancias serían indigeribles.

De eso se trata el clima espeso, de turbulencia, que quieren crear; potenciando los problemas reales, o inventando los que no existen.

Y en ese clima habrán de transcurrir los dos años que restan hasta el final del mandato de Cristina.

Sería ingenuo de nuestra parte esperar otra cosa.

Ingenuo y peligroso. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Van a tener que esperar. Hasta el 2015.Sí o sí. Porque si se quieren apurar,en una de esas no viven para contarlo.