DOLOR CACEROLO E INDIGNACIÓN CON RAFEKAS

Tal como era de preverse en estrictos términos jurídicos, el juez Rafecas desechó la denuncia de Nisman contra Cristina, reavivada luego de su muerte por el fiscal Pollicita. Como consideración preliminar, no deja de hacer ruido esto de que les haya anticipado previamente a las entidades de la comunidad judía (DAIA y AMIA) su decisión.

Según se informó, el juez no estaban dadas las mínimas condiciones para iniciar una investigación penal a partir de lo presentado por el fiscal (que era a su vez un resumen de lo armado por Nisman), porque ninguna de las hipótesis de delito que se planteaban en la denuncia "se sostienen mínimamente".

Hizo hincapié en que una de ellas -la baja de las alertas rojas de Interpol- fue desmentida de un modo contundente por la información obrante en la causa, que no puede ser otra que la que aportó en éste caso la Procuración del Tesoro; que acercó el testimonio de Robert Noble, el ex director del organismo policial internacional.

Peor aun Rafecas -en adelante y para los cacerolos, Rafekas- sostuvo también que "...los elementos acompañados al momento de la presentación de la denuncia “inhiben el inicio de un proceso penal...por cuanto no sólo dejan huérfano de cualquier sustento típico al hecho descripto como una supuesta maniobra de “encubrimiento”..., sino que por el contrario, tales evidencias se contraponen de modo categórico al supuesto “plan criminal” denunciado.". Y agregó: "ensayar aun así una hipótesis de delito de encubrimiento, realmente, carece de todo asidero. Tanto desde el punto de los hechos, como especialmente, desde el Derecho...".

Traducimos: no se puede iniciar una investigación porque los hechos que se denuncian no son delito, las pruebas de la causa descartan que haya existido un plan para garantizar impunidad, y solo a un burro ignorante del derecho se le pudo haber ocurrido tal cosa.

Con toda certeza el pronunciamiento de Rafecas será apelado por el fiscal Pollicita, que tendrá que ponerse a laburar en serio y buscar argumentos porque la resolución es lapidaria: no le bastará con seguir haciendo copy y paste de la endeble construcción de Nisman, carente de todo sustento jurídico; como hasta un niño podría comprender.

En éste caso estaba claro que lo complicado no era encontrar un juez que tomara la causa, sino uno que le diera curso a semejante mamarracho; del mismo modo que queda claro que la operación contra Cristina no era la denuncia de Nisman, sino su muerte; que es lo que urge esclarecer.

Por supuesto que el juez y su fallo serán descalificados desde ahora por haber sido sobornado, amenazado, extorsionado, apretado y todo eso junto, y más. Porque ningún anti k que se precie podrá convencerse jamás de que la denuncia de Nisman no tenía el más mínimo sustento; aun cuando ya suman cuatro los jueces federales que dijeron que la denuncia de Nisman carecía de todo asidero: Canicoba Corral, Servini de Cubría, Lijo y ahora Rafecas. 

Por suerte para ellos, salvo a Lijo (que goza de indemnidad por haber procesado a Boudou), a todos los demás les pueden poner una k en el apellido.

Y tampoco esto implica que la cosa acaba acá, porque de la previsible apelación de Pollicita (¿se entiende ahora porqué no quiso ir al Congreso a explicar los fundamentos de su denuncia?) devendrá la intervención de otras instancias del Partido Judicial (entre ellas el mismísimo fiscal Pleé, llegado el caso); que tratarán de reavivar el muerto (y no nos referimos a Nisman del cual ya hicieron buen uso, sino a su denuncia), para atacar a Cristina y su gobierno. 

Lo otro que quedó demostrado en éste caso es la calidad de cierto periodismo, que siempre tiene la primicia exacta de los hechos más importantes, basado en fuentes irreprochables: