LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 2 de octubre de 2016

"MAMARRACHO, MAMARRACHO, VENDEDOR DE SOLEDAD..."


"De la mano del asumido socialista Jefe de Gabinete Marcos Peña y el ultra-keynesiano Ministro de Hacienda (también socialista) Alfonso Prat-Gay, días atrás el gobierno de ‘Cambiemos’ presentó su proyecto de presupuesto para 2017. Naturalmente, el mismo presenta los tres errores característicos de los socialistas: (i) ignorancia en economía, (ii) envidia/resentimiento y (iii) arrogancia/soberbia. A su vez, ello se conjuga con fuertes contradicciones, altas dosis de populismo, rosca política y muy especialmente con una gran falta de responsabilidad en materia fiscal." (las negritas son nuestras)

Así empieza esta joya del delirio donde el muchacho de la imagen de apertura (que antes de hablar de mamarrachos debería mirarse al espejo) critica el presupuesto 2017 enviado por Macri al Congreso, por no hacer el ajuste a fondo que la economía reclama; y poner al país prácticamente al borde de la colectivización.

Este personaje que trasega los medios con frecuencia últimamente es otro ejemplar de la familia de los Espert y los Broda, talibanes de un liberalismo económico que no existe ni existió nunca en la historia tal cual ellos lo describen, ni siquiera en los países que suelen poner como modelo.

Tomando como ejemplo Estados Unidos o cualquiera de los países europeos que ellos llamarían "serios", tienen elevadísimos déficits fiscales que enjugan endeudándose, fruto de la combinación de generosas exenciones tributarias a los sectores del capital concentrado (pese a que tienen una alta o altísima -según los casos- presión tributaria-) y un gasto público muchas veces descontrolado, en especial por el aparato militar y los gastos de defensa; "bienes públicos improductivos" y que no aportan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos (como les gusta decir), si los hay.

Esos mismos países tampoco vacilan en emitir moneda en cantidades colosales cuando lo creen necesario (tirando al costado el dogma monetarista), como por ejemplo para lo gigantescos paquetes estatales de rescate a los bancos (expresión por antonomasia del capitalismo liberal) lanzados en Europa y EEUU desde que estalló la crisis de las sub prime en 2008; fruto precisamente de dejar que el sistema financiero se rija por "la mano invisible del mercado".

Así funciona la "realidad real" que es inasible a estos salames adoradores de Hayek y Friedman, que viven en una cómoda nube de pedos desde la que pontifican a salvo de la gestión de la política y la economía concretas, para poder luego despegarse de los resultados si un gobierno aplica sus recetas, y las cosas no salen tan bien como ellos pensaban.

Porque ahí está la mentira más grande estos muñecos: su tesis central (y principal coartada) es que sus ideas (que son las del liberalismo económico "puro" y sin mezcla) nunca se aplican "tal cual fueron concebidas" por los grandes teóricos que las concibieron, sino que siempre son "contaminadas" o tergiversadas, traicionando su esencia.

De ese modo ni Krieger Vassena, ni Alsogaray, ni Martínez de Hoz, ni Alemann, ni Cavallo , ni Roque Fernández, ni López Murphy ni Sturzenegger fueron o son liberales verdaderamente según ellos; con lo cual se podría llegar perfectamente a la conclusión de que liberalismo "puro 100 % libre de mezcla" es absolutamente inaplicable, en condiciones políticas, económicas y sociales normales.

Ningún economista serio en su sano juicio -lo que excluye a estos tarados- prescindiría de considerar que la economía es un hecho social, que como tal se desenvuelve en un contexto social y político que la condiciona y la determina, y sobre el cual a su vez influye; y que se mueve al calor de las pujas sectoriales, los conflictos de intereses, la vida en suma de una sociedad. No se trata de un experimento de laboratorio en el que se recrean artificialmente supuestas condiciones perfectas, bajo las cuales ciertas premisas funcionan y producen los resultados esperados.

Lo curioso es que es frecuente ver luego a estos mismos muñecos pasar de predicciones "econométricas" -con la pretensión de una infalibilidad propia de la manzana de Newton que si es cortada caerá indefectiblemente al piso- a explicaciones de sicología social berreta para los resultados inesperados...por ellos.

Primero nos quieren vender a la economía como una ciencia dura con una sola receta "racional" (la que administran ellos), para luego explicarnos que falla porque "las expectativas de los mercados" o "la falta de confianza de los inversores que no vieron las señales correctas" produjeron el fracaso. 

Inmunes a la realidad, no entienden como es posible que todo el mundo no esté de acuerdo en perder derechos, retroceder en sus niveles de consumo o calidad de vida sin protestar ni reclamar, para que la economía pueda lograr los "equilibrios necesarios". Se asombran del hecho de que si cae el salario, el sindicalismo haga paro para reclamar; o que los gobernantes tengan que hacer ciertas concesiones para ganar elecciones, porque si no no se pueden sostener en el poder.

Su mundo ideal es el de la libertad etérea, donde no hay posiciones dominantes, ni asimetrías en las relaciones de poder, ni desigualdades que deben ser compensadas regulando o mediante la intervención del Estado. 

Resultarían personajes cómicos si no fueran funcionales a la idea de disfrazar lo que son ajustes ortodoxos tradicionales (como el que encarna Macri) como "socialdemócratas" o "conservadurismo compasivos"; como se dijo en su momento de las políticas de los Bush, padre e hijo.

Ese es el auténtico rol que están llamados a cumplir estos zapatos, y por eso es que nos los refriegan por las narices todo el tiempo: hacer que Melconián, Stuzenegger, Frigerio o Prat Gay nos parezcan Celso Furtado o Aldo Ferrer, y las políticas concretas que nos descargan por la cabeza, "desarrollismo", "populismo" o "keynesianismo".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Milei, hablando de sus colegas, y calificando a uno de "socialista", y al otro de "ultra-keynesiano", refleja su analfabetismo, y sintetiza muy bien los defectos que él comparte con Peña y Prat Gay:
ignorancia en economía, envidia/resentimiento y arrogancia/soberbia.

¿Con que libro se educó ésta bestia? ¿Apuntes de Cachanosky? ¿Investigaciones de Susana Gimenez? ¿Manual de Economía de Miguel del Sel?
El Colo.