LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 7 de agosto de 2020

LOS GORILAS, LA MEJOR JUSTIFICACIÓN HISTÓRICA DEL PERONISMO


Por si no lo tienen al tipo, fue funcionario del Ministerio de Economía en la gestión de Cavallo, durante el gobierno de Menem, lo cual sería por sí toda una carta de presentación: ese fue el único peronismo que no le molestaba, lo que dice más de "ese" peronismo, que de él mismo.

El tipo es, en términos conceptuales, un primate tipo Milei o Boggiano, de esos que nos saturan por estos días opinando sobre todo. Por ejemplo sobre la cuarentena y los mejores modos de afrontar la pandemia: él, como tantos, creen saber más que los científicos o epidemiólogos. Es además hombre de consulta frecuente en temas económicos, nivel De Pablo, Broda o el propio Cavallo: o sea, lamentable nivel.

Por supuesto es anticuarentena, y se terminó contagiando del coronavirus, lo cual sería un caso de justicia poética, si no fuera por el hecho de que contagiándose, puede contagiar a otros. En sensibilidad humana y conciencia social, aplazado entonces el hombre.

Pero vayamos al tuit de apertura, que no difiere en su carácter reaccionario de la mayoría de los tuits que pone en su cuenta. Sin embargo, éste tiene algo especial, que es un formidable poder de síntesis para entender a los gorilas, y entiéndolos a ellos, entender por qué apareció y perdura el peronismo en la política argentina.

Al tipo lo fastidia "tener que llenar papeles" apenas salió del sanatorio (al que entró por propia voluntad, al contagiarse por no respetar la cuarentena), para su empleada doméstica (obsérvese que el trato es casi el de una mascota) en blanco; cosa que pareciera molestarle porque, claro, es de los que piensan que las leyes sociales "desalientan la creación de empleo", y esas cosas.

Le molesta que la empleada siga cobrando sin trabajar, porque el Estado la ha dispensado (como a tantos) del deber de prestación de servicios en medio de la pandemia para prevenir contagios (tanto de ella como de sus empleadores), y no por eso debe ser privada de los medios para subsistir. Que alguien no vincule estos elementos como algo lógico, justo y racional, dice mucho sobre su escala de valores, y su visión del mundo y de la vida.

Seguramente al tipo el sueldo de su empleada no le altera las finanzas, ni le cambia la ecuación, lo que le altera es precisamente esa cosmovisión primitiva, en la que no entran las determinaciones del Estado para ordenar la sociedad y componer intereses, más en tiempos difíciles. Vean si no que lo que le molesta es que la empleada "le es infiel", al no desobedecer la norma estatal que la protege, e ir igual a trabajar: prefiere quedarse con el Estado, en un sentido, que a su completo servicio; parece ser el razonamiento del primate Rodríguez. 

Y advierte, en tono capanga, que él la va a despedir apenas pueda, "de un soplido". Tan fácil como comer o descomer, en palabras de un ex funcionario macrista del área laboral. Justo lo que el peronismo desde sus orígenes, vino a terminar: esa situación de desprotección absoluta del trabajador o trabajadora, frente a la voluntad omnímoda del patrón.

Pero además dice que una vez despedida, no la piensa reemplazar, al menos con otra empleada en blanco: o sea, o va a negrear a alguna otra (práctica habitual en ésta gente, con la excusa de que registrar al personal "trae problemas y dolores de cabeza"), o se las arreglará solo, porque al fin y al cabo lo que la empleada hace no sería tan importante, o imprescindible.

Eso sí: lo de no contratar más "domésticas" solo corre si hay un gobierno peronista, si gobernaran ellos lo piensa, porque ahí sí, puede negrear, o despedir como y cuando quiera, sin pagar indemnización. Otra vez: como le decía Discépolo a "Mordisquito", justo por tipos como éste, es que existe el peronismo. Es bueno que lo recordemos cada vez que tengamos dudas sobre el rumbo que estamos siguiendo: si por alguna razón nos parecemos a ellos, seguro que en algo la estamos pifiando.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Rodriguez, Pergolini y demás mandriles. Pan de trotyl.

JLO dijo...

excelente entrada, aplausos... saludos compañero

Anónimo dijo...

Aclarando que entiendo la postura de fondo, y que este tipo es un sorete, vale resaltar que la gente que tiene servicio domestico en blanco es el minimo. Y a ese minimo le cuesta mucho mas pagar un salario mas aportes que a una empresa de 30 o mas empleados. No obstante el gobierno le pago el sueldo a incontables trabajadores cuyos empleadores no necesitaban la ayuda. Peor aun, casi la totalidad de las empresas que pidieron el ATP no abonaron la parte que les correspondia (el 100% de automotrices, autopartistas y concesionarios no abono la parte que les correspondia y no creo que tengan problemas de flujo de caja).

Eso, sumado a la idea que se desliza cada tanto de plusvalia, propiedad de los medios de produccion, etc; es para analizar.
Claramente no se justifica el negreo, la precarizacion ni los atropellos que las empresas cometen.
El trabajador tiene que cobrar un salario digno y tener sus derechos laborales. No es un esclavo.
Pero la empresa obtiene ganancias de la inversion que realiza. Es logico. Caso contrario todos seriamos empleados de nadie.
No caigamos en la dialectica marxista porque no tiene lugar en el pensamiento peronista. Un solo tipo de hombres.

El error es del gobierno que no hace diferencia entre Molinos Rio de la Plata y una fabrica de pasta de barrio. Y a veces tambien de los que no entienden que esa fabrica, pyme, surge del esfuerzo de alguien que se priva de determinados consumos para usar ese capital en generar trabajo.

Si el Estado absorbiera los costos patronales del servicio domestico (una bicoca comparado con lo que despilfarro en ATP) seguramente incentivaria no solo el blanqueo de personal, sino tambien la contratacion del servicio.

El sobrino de Jose Larralde