Esta boludez atómica, que la repiten todos los años para esta fecha, no solo ignora que el país ganó el conflicto porque Inglaterra y Francia reconocieron su soberanía sobre los ríos interiores. Además genera idioteces como "que festejan si perdieron": https://t.co/vwnXW4Nzt2
— La Corriente K (@lacorrientek) November 19, 2021
En lugar de "La diplomacia argentina" iban a poner "Don Juan Manuel de Rosas", pero les avisaron a tiempo: https://t.co/aZyY84nmcI
— La Corriente K (@lacorrientek) November 20, 2021
Obligado les duele, y se nota. Porque les duele Rosas, les resulta incómodo: es más sencillo dejarlo en el lugar en el que lo colocó la leyenda negra de Rivera Indarte y las "Tablas de Sangre", el del tirano asesino, frío y despiadado. Pero Obligado les recuerda que fue algo más, mucho más; como lo pudo comprobar Adolfo Saldías -que era liberal, pero honesto intelectualmente- cuando investigaba el pasado en los papeles de la cancillería rosista.
Obligado les molesta porque pone en acto todos los valores que ellos, en el fondo, detestan: el coraje criollo, la decisión de defender en el campo del honor y con la sangre de los hijos de la patria, la independencia consagrada en el papel. Siendo al mismo tiempo y según consta en las crónicas de la época, un ejemplo a imitar para todos los pueblos jóvenes del mundo: Alberti (que por entonces era enemigo de Rosas) tomaba nota de que la figura del Restaurador era comparada con San Martín, Washington y Bolívar, en los diarios de América y Europa.
San Martín, dijimos: les duele comprobar que el Padre de la Patria, el Libertador de América al que Mitre pretendió "encorsetar" en su historiografía, le legó a Rosas -incluso antes de Obligado- la posesión más preciosa que podía conservar un viejo guerrero: el sable que lo acompañó en toda la guerra de la independencia, por medio continente.
Les duele que San Martín haya entendido que la pelea que Rosas dio en los bloqueos. fuera de una importancia igual -si no superior- a esa guerra, y sin la cual esa guerra (y por ende su lucha y la de sus soldados) carecían de sentido: para que conquistar el derecho a ser libres, solo para mercarlo en la primera oportunidad, sin más contraprestación que la humillación.
Obligado les duele porque les recuerda lo que significa tener una patria, justo a ellos que no aspiran a más que a una colonia próspera, bajo la tibieza del sol imperial: tener una patria significa ser dignos de ella defendiéndola, con las armas en la mano si fuera necesario. Aun en absoluta inferioridad de condiciones, sin medir "correlaciones de fuerzas" y sin más escudo que el propio heroísmo y la decisión de darlo todo por esa patria en la que se ha tenido la dicha (y no la desgracia, como creen y sienten ellos) de nacer.
Obligado les duele porque además fue el peronismo (nada menos) el que rescató del olvido a uno de los episodios más grandiosos de nuestra historia nacional, del cual todos los argentinos deberíamos sentirnos más orgullosos. Primero con Perón, y décadas después, con Cristina. Que además lo rescataron no solo para el calendario de feriados, sino para resignificarlo en tiempos presentes, dándole a la soberanía nacional (atributo esencial de un Estado que se precie de tal) todas las múltiples significaciones que puede tener.
Les duelen esas cadenas atravesando un río nuestro, que ellos liberaron después de derrocar a Rosas en otra alianza con el extranjero, para consagrar la derrota en la Constitución Nacional, bajo el eufemismo de la "libre navegación de los ríos". Como también les dolió que un siglo después Perón (tan obstinado como don Juan Manuel negándose a conceder privilegios a la potencias bajo la boca del cañón) no quisiera uncir a la Argentina a los dictados del FMI.
Por eso cuando lo derrocaron -además de vandalizar los monolitos que su gobierno había hecho colocar en Obligado en conmemoración de la gesta- lo primero que hicieron fue integrarnos a él, para que desde entonces se convirtiera en un actor central y protagónico de nuestro devenir histórico, que terminó muchas veces decidiendo por nosotros, nuestros destinos.
Ellos nunca hubieran puesto cadenas para defender nuestra integridad territorial porque se creen dueños de un país que detestan, así como ellos -en tiempos de Cristina- no hubieran resistido a los fondos buitres (esas modernas escuadras navales de bombardeo de la dignidad nacional), sino que hubieran ido a sentarse con Griesa, "y lo que él diga, eso hay que hacer". Como ahora arreglarían la deuda que ellos mismos contrajeron con el Fondo (y que horada nuestra soberanía) en cinco minutos, lo mismo que se tardaron en pedirla.
No olvidemos hoy, Día de la Soberanía Nacional, que la soberanía nos abraza a todos en tanto habitantes del país que la proclama para sí como atributo de su existencia. Pero que dentro de ese país no todos se sienten comprometidos a defenderla, ni consideran que valga la pena: son los que en Obligado hubieran estado de buen grado en los barcos ingleses o franceses, bombardeando a sus propios compatriotas; como hoy no vacilarían en privarlos de derechos, dignidad o posibilidades de vivir mejor, con tal de ser "bien vistos" en el mundo o por "los mercados", el FMI o cualquiera, menos nosotros mismos.
4 comentarios:
Viva la Patria!
Excelente nota compañeros y sobre todo me pone contento, muy contento que destaquen que Obligado, Quebracho y Tonelero en el siglo XIX son el FMI del XX. Muy bien. Juan Perón no entró, Néstor nos sacó, Cristina la peleó con el alma, el cerebro y su salud, contra los buitres, pese a los traidorzuelos que votaban (tal como el inmundo cipayo quería con Griesa) a favor de bajarse los lienzos. Los abrazo fraternalmente.-
Para esta gente que describís, la Argentina no es un país, no es una patria: es un mercado. Como tal, sólo les importa como fuente de ingresos; si no les sirve como fuente de ingresos, invierten en cualquier otro lugar del mundo, sacan la guita del país y la guardan en paraísos fiscales. Es por eso que la gente les sobra, porque no es un país formado por personas, sino un mercado formado por clientes.
Tienen la misma mirada que los invasores de 1845: ven al país como un mercado, exactamente igual que ingleses y franceses en el siglo XIX, o que los yanquis y los chinos en el siglo XXI.
Esta mañana me preguntaban por qué llamamos a esta gente "antipatria"; ya tengo la respuesta.
recordemos también a la par, el repechaje de mansilla a meños de un año de Obligado
https://www.nuestromar.org/mar-calmo/historia-punta-quebracho-la-revancha-de-vuelta-de-obligado/
Publicar un comentario