UNA AGENDA POSIBLE

 

Dejen de hacerse mala sangre con la agenda judicial que es al pedo todo eso. Jamás nunca ningún macrista irá preso.

— La Corriente K (@lacorrientek) January 6, 2022

"No descarta". https://t.co/bggNdIcKrQ

— La Corriente K (@lacorrientek) January 6, 2022

Para qué sale a hablar Cerruti todos los dias si no tiene nada concreto que anunciar?

— La Corriente K (@lacorrientek) January 6, 2022

Para qué miran, escuchan o leen los medios de ellos, solo para después amargarse por lo que dicen o enojarse por lo que eligen callar? Es masoca eso, de diván.

— La Corriente K (@lacorrientek) January 6, 2022

Y mientras tanto, en algùn punto entre Narnia y la nube de pedos estelar de Ganîmedes: https://t.co/VTMoedqBCZ

— La Corriente K (@lacorrientek) January 7, 2022

Mirar, leer o escuchar todo el tiempo los medios opositores, para contarles las costillas de las cosas en las que nos mienten, las que nos ocultan o como blindan a Macri, sus socios, la oposición en general o sus dirigentes.

Enzarzarse en sesudos análisis y largas discusiones sobre causas judiciales, sean las que involucran a funcionarios o dirigentes kirchneristas, o las que salpican al macrismo; especulando sobre posibles procesamientos, detenciones y condenas.

Relatar detalladamente como funciona el aceitado aparato de impunidad construido por el macrismo en los entresijos de la corporaciòn judicial, y reseñar puntillosamente los prontuarios de los màs conspicuos integrantes de ambas asociaciones ilìcitas, que en rigor son una sola.

Plantear la necesidad de una reforma judicial, o posibles cambios en la Corte Suprema de Justicia, que jamás sucederán, porque -para empezar- el gobierno no tiene la más mínima intención de avanzar en esa dirección.

Discutir un posible acuerdo con el FMI del cual casi nada concreto sabemos, incluso después de la reunión televisada del presidente con Guzmçan y los gobernadores; y elucubrar sobre sus posibles consecuencias; que por otro lado son harto conocidas, por experiencia.

Ilusionarnos con los anuncios de posibles medidas que "se evalúan" o "están en estudio", creyendo que es posible que alguna vez, finalmente, vean la luz.

Indignarnos -y fingir que nos asombramos- con la oposición que nos tocó en suerte, o peor aún, apelar a su responsabilidad institucional o política o recordarles minuciosamente los estropicios que perpetraron siendo gobierno, esperando conmoverlos.

Discutir -encerrados en falsas opciones- entre peronistas y progresistas, o desarrollo y medio ambiente, encerrados cada uno en su trinchera, y las más de las veces, con reduccionismos y simplificaciones conceptuales que atrasan.

Consolarnos pensando que, como le tocó esa oposición de mierda, no le podemos pedir demasiado al gobierno, ni siquiera que cumpla con lo votado en el 2019.

Todo eso marca una agenda posible para la discusión y el análisis político, tanto que es la que predomina en los medios, en las redes y entre los sectores mas intensamente politizados.

Pero en realidad, nada o casi nade de eso le interesa a nadie, o a casi nadie, y no va a conducir a nada. Por lo menos si por "conducir a algo" entendemos encarar ya, en serio, a fondo, sin demoras, ni placebos la solución de los problemas mas serios y graves que el país tiene por delante.