LA FRASE

"LAMENTAMOS MUCHO LA MUERTE DE ROBERTO GIORDANO, NOS QUEDA EL CONSUELO QUE ANTES DE SU PARTIDA PUDIMOS CUMPLIRLE EL SUEÑO DE DISOLVER LA AFIP." (MANUEL ADORNI)

miércoles, 21 de septiembre de 2022

DIÁLOGO DE SORDOS

 

Menos de una semana atrás, decíamos en ésta entrada: "...la violencia política en el país fue en ascenso, hasta culminar (en el sentido de la gravedad, no del fin de los episodios violentos) en el intento de asesinato de Cristina, y en nuevas amenazas de muerte contra ella. Eso, mientras la oposición niega de mil y una formas la gravedad de los hechos (intentando cuidar su quinta de votos psiquiátricos), y los medios -con Clarín a la cabeza- siguen alentando la violencia, mientras niegan toda responsabilidad en su generación, y en la proliferación de los discursos de odio.".

De allí para acá, la cosa siguió igual, o peor: el propio Macri apareció en televisión diciendo que Cristina había "sobreactuado" después del atentado, y que de ningún modo se le podían dar a éste connotaciones políticas, porque era obra de "algunos loquitos sueltos"; pasando por alto las evidencias recogidas en la causa -cuya jueza y fiscal lejos están de poder ser tildados de kirchneristas- de los vínculos de los perpetradores con los servicios de inteligencia, dirigentes de su partido y hasta la embajada de EEUU, vía sus abogados.

Eso sin contar con que está diciendo -para que nadie luego alegue ignorancia- lo que piensa hacer si vuelve al gobierno, con la protesta social: bala, y a otra cosa. Del mismo modo que otros dirigentes de su espacio como Vidal o Larreta proponen una reforma laboral flexibilizadora que arrase con los derechos de los trabajadores, que con el kirchnerismo no se puede dialogar y hasta criminalizar la protesta social (Carolina Losada).

En ese contexto y como sucede con la "política líquida" de nuestros tiempos, se empieza a instalar en los medios la posibilidad de una cumbre Cristina-Macri, como para sondear las reacciones. Algunos van más allá, y plantean que parte de la componenda sería garantizar la imunidad judicial de Cristina, como si a Macri le interesara prescindir de su principal herramienta para erosionarla electoralmente, o fuera a admitir que la justicia no es independiente sino que es el brazo togado de la derecha política.

Menos que menos puede pensarse que un pacto así se hiciera bajo condición de reciprocidad: ¿por qué creería Macri que el kirchnerismo le puede garantizar impunidad en las causas que él tiene en la justicia, si se viene ocupando de asegurársela por sus propios medios, desde los tiempos de la Corte menemista que lo hizo zafar de ir preso por contrabandista?

Y finalmente, la inverosimilitud (por falta de sustrato material, de necesidad) del presunto pacto derivado del presunto diálogo deviene de otra cuestión que planteábamos hace unos días en la misma entrada linkeada más arriba: si el gobierno del FDT viene aplicando el ajuste que aplicaría la derecha si gobernara, ¿cuál sería la utilidad para ésta de aceptar -como consecuencia de un diálogo político entre oficialismo y oposición- compartir públicamente los costos sociales y políticos derivados de él?

El diálogo del que se habla entonces es inviable, a menos que se produjera lo que nunca ocurrió: que la derecha aceptara revisar sus propias opiniones y políticas tradicionales, sobre los modos de distribuir los costos y las cargas de la crisis, entre los diferentes sectores sociales, con énfasis en la capacidad de cada uno de soportarlos. Dicho de otro modo, sería lo mismo que pedirle que se suiciden yendo en contra de sus propios intereses, algo que -al parecer- sólo somos capaces de hacer nosotros, ya que ellos tomaron nota del error que cometieron cuando concedieron el voto secreto con la ley Sáenz Peña en 1912, para no volverlo a repetir. 

Eso sin contar con que, previo a acordar nada con la oposición, habría en ése caso que dar la discusión hacia el interior del propio oficialismo (discusión que debe darse de todas formas) respecto a la hoja de ruta del gobierno, y del FDT, de acá a las elecciones del año que viene: ¿hay voluntad real de disputarlas -lo que supone un cambio sustancial de políticas-, o ya nos resignamos a perderlas, y se trata simplemente de llegar al final del mandato a como dé lugar, sin garantía alguna de lograrlo si se persiste en éste rumbo?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Le habla a un núcleo duro de votantes que no tienen o creen que no tendrían problemas en caso de ajuste, más el número justo de idiotas útiles que la están pasando mal ya mismo pero piensan que ese ajuste brutal los va a beneficiar.

Dicho esto... El gobierno sigue ajustando, así que en realidad, mientras más tiempo pasa menos brutal será el ajuste de cambiemos.

No renunció Alberto todavía? Aníbal? Sigue todo igual de bien.

Anónimo dijo...

¿Cristina encontrarse con Macri? No creo. Pero si va, que lleve una Ithaca.
El Colo.