LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 23 de enero de 2023

"VIENEN POR EL AGUA"

 

Días atrás y a propósito del páramo analítico de las ciencias sociales que nos legaran los 90', decíamos en ésta entrada: "En particular en América Latina y tras décadas de golpes de Estado, retornaron las democracias formales pero fuertemente condicionadas en sus posibilidades de despliegue y profundización, precisamente por la incidencia de los mismos poderes que impusieron el Consenso, y comandaron la globalización. Frente a esto, surgieron regímenes democráticos "líquidos", de baja intensidad reducidos en lo sustancial a la periódica liturgia electoral.".

"Y como complemento de esa realidad, la academia (con honrosas excepciones) comenzó a transitar una época de desvaríos donde manejar categorías como "liberación o dependencia", "pueblo", "revolución", "oligarquía", "imperialismo", "colonialismo", "explotación" o el mismo concepto de "clases sociales" era mal visto, no "daba el tomo de época" o remitía a años tumultuosos y -afortunadamente para algunos- superados.".

"La globalización, lejos de resolver las tensiones entre capitalismo y democracia, las agudizó, y las democracias que tenemos o supimos conseguir -en especial en nuestro continente- están asentadas sobre el frágil piso de las desigualdades sociales cada día más acentuadas (América Latina no es el continente más pobre, pero claramente el más desigual), por la obscena concentración de la riqueza en unos pocos, que se sustenta con la pobreza y exclusión de las mayorías.".

Parte ese "lavado" de las ideas conflictivas o problemáticas de nuestra historia política es hacernos creer que, así como ya no existirían los golpes de Estado ni las oligarquías que eran sus promotoras, tampoco existen los imperialismos, que son sus impulsores reales y beneficiarios finales. Pues bien, para disipar esa vana ilusión ahí están las palabras de la generala jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos en el video de apertura.

Mientras nos tienen entretenidos con novelas de dictadores caribeños violadores de los derechos humanos que no deberían ser admitidos en el país, o aun detenidos si pisaran estas tierras, o con bases chinas o rusas desde la que se lanzarían misiles, las amenazas reales contra nuestra soberanía, democracia o instituciones provienen de otro lado. Y si no veamos como los que censuran a Maduro callan frente a lo que está pasando con los derechos humanos en Perú ahora mismo; un país cuya presidenta acaba de pedirle al Congreso autorización para el ingreso de tropas extranjeras: de EEUU.

Los que nos dicen a nosotros que nos quedamos en el 45' o somos setentistas nostálgicos, están atrapados en una continuidad imaginaria de la Guerra Fría a más de 30 años de la caída del muro, y ven comunismo y comunistas por todos lados, en cualquier mínima tentativa de regulación estatal de la economía, o de tibio reformismo social. Y como entonces, se apresura a buchonear a los "peligrosos". 

Y las escenas de bradenismo explícito son cada vez más ostensibles y escandalosas: a las declaraciones de la generala hay que sumarle las presiones de sectores del poder yanqui y las empresas de EEUU radicadas en el país para que no avance el juicio político contra la Corte Suprema, las muestras de cipayismo terminal de gente como Patricia Bullrich que se ofrece a ser agente de la DEA para "capturarlo a Maduro por narcotráfico", o el propio embajador Stanley yendo a visitar el INVAP y el Instituto Balserio, para monitorear "in situ" el plan nuclear o satelital argentino.

La astucia del imperialismo -al igual que dicen de la del diablo- consiste en hacernos creer que ya no existe y es solo un producto de nuestra imaginación, porque estamos en un mundo globalizado "donde todos se relacionan con todos". Un mundo en el cual no se trata de postular aislacionismos, sino de enfrentarlo plantados sobre nuestros propios pies, afirmándonos en lo nuestro y en el control de nuestros recursos y nuestras decisiones.

Ese mismo páramo analítico de la reflexión politológica al que antes hicimos referencia, hace que muchos se cuiden muy bien de relacionar dos cosas que están íntimamente vinculadas entre sí: el renovado ímpetu de los Estados Unidos por reforzar el control de su patio trasero frente a la presencia creciente en la región de otras potencias como Rusia o China, y la constante inestabilidad política e institucional en el continente, de la que no se han escapado ni siquiera países como Brasil: la coexistencia de ambos fenómenos es todo, menos casual.

Sin embargo, lo que ellos hagan o intenten hacer para conseguir sus objetivos, no por silenciado, es menos conocido o perceptible; pero es tema de ellos. El asunto es lo que hagamos nosotros, con los recursos naturales, el desarrollo científico y tecnológico, el control de los resortes claves de la economía, la deuda o la política exterior; porque como decía Jauretche, si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende.       

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