LA VERSIÓN FEMENINA DE MAJUL Y LANATA

Que suerte tiene esta chica que los kirchneristas nos tomamos en serio lo de combatir la violencia contra la mujer en todas sus formas; es más: legislamos y creamos politicas para eso.

Y tiene suerte también que la mayoría de la gente no toma en cuenta sus propias palabras, como cuando dijo que Cristina era tan insoportable que se merecía una cachetada de vez en cuando.

Y mucha suerte tiene, porque si no no sabemos como le podría ir cuando alguna gente (por ejemplo ex combatientes de Malvinas o sus familiares) leyeran esta vergüenza que publicó hoy en La Nación (de paso: ¿para cuándo la columna de Cameron en el diario de los Mitre?):

Como habremos tocado fondo culturalmente en los 90´ que hubo gente como este mamarracho (y conste que no nos referimos al aspecto estético, eh) que pudo pasar por "intelectual" y era -esto seguro- formadora de opinión, y hasta con una pátina progresista.

Un pobre personaje, con algunos libros solapeados y mucha Wikipedia -al igual que Lanata y Majul- que proveen los indispensables ejemplos históricos (que tengan o no que ver con lo que se está hablando, es otro cantar) que crean (o pretenden hacerlo) en el desprevenido lector promedio la idea de que la autora "está en el ajo" y sabe de lo que habla; cuando en realidad su producto es de una chatura inconmensurable, y debajo de la cáscara supuestamente provocativa (al remar contra la corriente, digamos) lo que hay es una señora mayor que trata asuntos delicados -como el de Malvinas-, con la óptica de la que se enoja con la cadena nacional, porque le interrumpe su telenovela favorita.

Como decía Jauretche de Beatriz Guido, una escritora de medio pelo para lectoras de medio pelo; hacedora de libros livianitos para leer en la playa -e anche en la peluquería- creyendo que así uno se informa de lo que está pasando.

Si se la despoja de la (poca) costra intelectualoide que la rodea, esta pobre mujer no es muy diferente que aquélla tristemente célebre Reneé Sallas de la revista "Gente" de la dictadura: plumas versátiles, que escriben de política o relaciones internacionales como podrían hacerlo de moda o los romances de la farándula; con el mismo esfuerzo y vuelo intelectual, y con parecidos resultados.

A esta gente no le incomoda tanto en el fondo que haya vuelto el tema Malvinas (nunca se fue en realidad), como que las complejidades sociales y políticas argentinas hayan quedado más crudamente expuestas desde el 2003 para acá; y ya no alcance para explicarlas con las cuatro o cinco zonceras o lugares comunes al uso a que se reduce su bagaje conceptual.

O dicho de otro modo: cada vez les resulta más difícil disimular que son vulgares chiruzas (o chiruzos, que los hay) de barrio, que cuentan con la generosidad de los medios hegemónicos para publicar sus sandeces; lo que por otra parte no es sino la demostración de la pronunciada declinación que esos mismos medios tienen, como productos culturales.

Sin embargo, si se miran muchos de los comentarios de los lectores de La Nación a la nota de Walger, se podrá advertir que esta señora ha sobreestimado la cantidad de carne podrida que -aun ellos- están dispuestos a soportar.