LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 29 de mayo de 2014

PARÍS NO ERA UNA FIESTA


Hace bastante tiempo atrás y a propósito del pleito con los fondos buitres, nosotros decíamos acá: "El modo de resolución del tema de la deuda externa ha sido sin dudas uno de los grandes logros macroeconómicos del kirchnerismo, que contribuyó a darle sustentabilidad al modelo económico implementado a partir del 25 de mayo del 2003; pero que menos réditos políticos le deja.

Cuando Néstor Kirchner llegó al poder, la democracia argentina llevaba ya casi 20 años de vigencia, y por ende habían pasado dos décadas y varios gobiernos no sólo sin resolver el problema de la deuda externa, sino agravándolo con los años, hasta que se convirtió en una hipoteca muy pesada sobre nuestro futuro.

De más está decir que si había un momento para discutir la legitimidad política de esa deuda, y en su caso repudiarla jurídicamente o desconocerla (por ejemplo por haber sido contraída en buena parte en períodos dictatoriales), era en aquéllos primeros años de democracia; y por las razones que fuera, no se optó por ese camino, y los gobiernos posteriores a Alfonsín no sólo se encontraron con el problema de la deuda, sino lo acrecentaron contrayendo más deuda.

Estas verdades sencillas es necesario reiterarlas todas las veces que se pueda, porque a casi 30 años de recuperada la democracia, todavía hay que escuchar a los que plantean el discurso (simpático, sin dudas) de que antes que pagar la deuda, hay que investigarla, y en su caso desconocer lo que sea fruto de ilícitos o negociados.

Desde otro lado, se cuestiona el defáult del 2001 (que tampoco lo declaró el kirchnerismo), la ruptura de los contratos y la seguridad jurídica y todo lo que sabemos: nos aislamos del mundo, tenemos que honrar nuestras deudas; y toda la sanata conocida.

El camino elegido por el kirchnerismo (como que tuvo la difícil responsabilidad de gobernar) fue otro, y bien conocido: reestructuró la deuda con una quita generosa (del 70 % del capital en algunos casos) y una reestructuración de los vencimientos que los van estirando hasta el 2038: una apuesta a conciliar el pago de la deuda con las posibilidades reales del país, y su capacidad de crecer y reconstruir el tejido social y productivo destruido por el neoliberalismo; que en buena medida fue el autor de esa deuda.

Los resultados están a la vista y son por todos conocidos, mas aun: fueron ratificados con contundencia por el pueblo argentino en las urnas en dos oportunidades; porque lo sepan o no quienes votaron al kirchnerismo, estaban apoyando ese modo de resolver el problema de la deuda.".

Repasando los títulos de los diarios de hoy (aun sumidos en la sorpresa por el anuncio, otra vez más y van), y las reacciones que está despertando el arreglo con el Club de París, hay que decir que -como marco conceptual de enfoque del asunto- no cambiaríamos ni una coma. 

En todo caso agregaríamos que en buena parte se trata de deuda privada, estatizada por De La Rúa en el 2001, así que FAUNEN et al (Sturzenegger por ejemplo) abstenerse de opinar.

Sobre el acuerdo en sí (o al menos lo que se conoce: ver acá los detalles) corresponde decir lo siguiente:

* Es poco probable que el acuerdo sirva para todo lo que dicen que sirve, porque el crecuimiento del país sigue dependiendo en buena medida del mercado interno, y de la capacidad de movilización productiva del ahorro nacional. En ese sentido es más importante por ejemplo el sostenimiento de la línea obligatoria de financiamiento productivo que los bancos deben otorgar a las empresas a partir de la reforma de la carta orgánica del BCRA; y el tema remite también a la eterna discusión sobre el verdadero peso de la inversión extranjera en el desarrollo de un país.

* Dicho eso, el acuerdo es muy favorable, considerando las expectativas previas: no interviene el FMI en las tratativas (lo que supone evitar que metan cuchara en los lineamientos de la política económica), se paga en un plazo de cinco años, con opción a 7 si no vienen inversiones de los países miembros del Club; con interés del 3 % y 1 % adicional si se estiran los plazos porque vinieron menos inversiones de las previstas

* Habría pagos adicionales si vienen más inversiones de los países miembros del Club , lo que junto a lo expuesto en el párrafo anterior supone un estímulo para que sus empresas inviertan acá. Habrá que ver en el mediano plazo el balance entre los dólares que se van en pago de la deuda, y los que vienen por inversiones; que también se contabilizan en las reservas del Central.

* Se remueve un impedimento para que empresas del país accedan al financiamiento internacional, en particular líneas de prefinanciación de exportaciones; lo que por un lado descomprime la demanda de dólares acá (las exportadoras tomaban créditos en el país en esa moneda), y hace que esas tengan que acceder a financiamiento externo, sin competir por el crédito local con otras de menor escala, como las Pymes.

* Lo más importante de esto es que el gobierno crea un condición más para que los empresarios no tengan excusas para invertir, sin ceder a condicionalidades o planteos que signifiquen modificar los lineamientos de la política económica (como cuando se firmaban acuerdos contingentes con el FMI), o compartir con otro su definición, sea el FMI, el Foro de Convergencia Empresarial (ver acá); o cualquier otro.

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