LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

lunes, 20 de octubre de 2014

NO ESTARÍA PASANDO DEMASIADO


El despegue del satélite sorprendió a muchos (que ni siquiera sabían que existe ARSAT y qué es, o que el país está siendo conectado de un extremo al otro por fibra óptica) mientras se desplegaba un bizarro debate sobre si cubrir o no una vacante en la Corte Suprema, ante la muerte de Petracchi y la futura renuncia de Zaffaroni en enero, cuando cumpla la edad para perder la estabilidad constitucional.

Un debate en el que los republicanos defensores de las instituciones mearon fiero afuera del tarro, reclamando que el gobierno no cubra una vacante que todavía no se produjo; amputándose de ese modo el legítimo ejercicio de una atribución que la Constitución le otorga, para cumplir además con una ley vigente, que establece como tiene que estar conformada la Corte.

Y para definir mas claramente los contornos bizarros del debate, el propio presidente de la Corte (cada día más lanzado a incursionar en política, pero sin partido a la vista ni asunción explícita del riesgo electoral) pareció hacerle un guiño a la idea; deslizando que con cuatro miembros, ellos se las arreglarían igual para funcionar bien.

Esto mientras en una nueva vuelta de tuerca sobre lo ya trillado, la oposición (en pleno despliegue de instalación de sus candidaturas electorales) volvía a ser invisibilizada por el Grupo Clarín, que la denigró en público y en forma colectiva por medio de su operador estrella Lanata; para obligarla al día siguiente a su enésima humillación de Canosa, desfilando por sus medios a jurar promesa de lealtad a la corneta; ante el anuncio de la AFSCA de forzar la adecuación de oficio del multimedios a la LSCA.

Un Lanata que -en otro cuadro bizarro- a pocos días de que el país ingresara en el selecto club de los que pueden diseñar, construir y poner en órbita un satélite, no encontró en su declive menor modo de seguir su guerra de demolición contra la década ganada, que refritar informes viejos sobre los subsidios del INCAA, ilustrados con una llama que cagaba en vivo en un estudio de televisión, en el prime time: le faltó astucia al gordito fumeta para tener un balde a la mano, y recoger presto en abundancia aquello que días antes le reclamaba por escaso a la dirigencia opositora.

Una oposición en la que Massa achicaba "la ancha avenida del medio" a una callecita peatonal estrecha, cazando votos en el zoo radical; un modo de reconocer implícitamente que el garrochazo masivo de dirigentes peronistas al FR (fruto del "fin de ciclo") no se produjo, y que el raquitismo de su ambición presidencial en el interior lo llevó a fungir de infantería de refuerzo en los intentos radicales de desplazar al peronismo de las gobernaciones de diferentes provincias.

Y una oposición sin brújula, que pasa en cuestión de horas de una especie de olimpíada de la derogación de leyes, donde todos se sacaban chispas para ver quien tardaba menos en demoler con precisión quirúrgica las políticas troncales del kirchnerismo; a la súbita e inverosímil kirchnerización de Macri comprometiéndose a sostener muchas de ellas, seguramente porque sus gurúes electorales le dijeron que "la gente" no estaba necesariamente de acuerdo con tirar todo por la borda.

Una confirmación más que palmaria y difícil de ignorar de la centralidad política del kirchnerismo, y por ende de la relatividad (por ser suaves) del remanido "fin de ciclo". 

Tanto que el culebrón del FAUNEN, sus candidatos y su política de alianzas está dando paso a las discusiones/trascendidos/operaciones sobre la interna que verdaderamente importa, que es en la que define todo: la del peronismo/FPV; y lo que hasta ayer ocupaba el acuerdo UCR-PRO, hoy está desplazado de la agenda por el interés por develar si finalmente Scioli será o no el candidato de consenso del oficialismo, con la bendición de Cristina y en el marco de un acuerdo de candidaturas más amplio.

Un panorama político que contrasta fuertemente con la difusión cotidiana de indicadores catastróficos de la actualidad económica, pero que convive con otros hechos objetivos que también provienen de la economía.

Como por ejemplo que el gobierno (al menos hasta ahora) y después del recambio de autoridades en el Banco Central, está frenando la enésima corrida cambiaria provocada con el "blue" y aledaños para forzar una devaluación; aun al riesgo de resignar reservas; o que les ha transmitido a los principales grupos económicos del país (en la reunión de Kicillof con el G 6) que no tiene en sus planes inmediatos devaluar. 

Mucha sarasa sobre las "expectativas", la "desconfianza" y la "necesidad de generar credibilidad", pero pareciera que bastaron un par de denuncias de la CNV, la PROCELAC y la UIF a algunas sociedades de bolsa que operaban con el contado con liqui, la amenaza de desempolvar las carpetas por infracciones a la ley penal cambiaria que dormían en el Central y la promulgación de la ley de abastecimiento, para que "los mercados" (tan sensibles ellos, tan volubles y frágiles en su psicología) se calmaran.

Generando por el costado del ruido mediático del mundillo político una relativa calma, contra las expectativas previas de que -ya a estas alturas del año- la cosa estuviera recalentada; preparando el terreno de cara a los saqueos y corridas cambiarias de temporada en diciembre, en los que muchos siguen cifrando su esperanza de encontrar el catalizador de la implosión final del kirchnerismo.

Olvidando la lección que dejaron los cacerolazos (otrora multitudinarios, hoy multisuspendidos): todo malestar social debe terminar indefectiblemente cuajando en algún momento en algún cauce de representación en el sistema político, a riesgo de esterilizarse en caso contrario.

En síntesis y aun cuando a veces pareciera lo contrario, no estaría pasando demasiado; al menos si uno se pregunta como es posible que todo no haya estallado por los aires aun: Cristina sigue gobernando y tendrá un peso decisivo en la definición de la oferta electoral del oficialismo, la oposición sigue confundida y fragmentada en desmedro de su potencialidad electoral, para las elecciones del año que viene falta mucho todavía y el final sigue abierto.

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