(*)
Al entrar en funciones en diciembre del año pasado, el
nuevo gobierno argentino se vio enfrentado a desequilibrios macroeconómicos
generalizados, distorsiones microeconómicas (la famosa “pesada herencia”:
que es eso de tener un desmpleo del 5,9 % con inflación en baja) y un marco
institucional debilitado. (debilitado por la cautelar que metieron los
diputados del PRO en la justicia para acortar el mandato de Cristina)
Ante esta difícil situación, (que
ya la querríamos tener ahora) las autoridades pusieron en marcha una
transición ambiciosa y muy necesaria (claro, el famoso “íbamos camino a
convertirnos en Venezuela”) hacia un marco de política económica mejor. (mejor
ni hablemos sería) El avance ya logrado en 2016 es importante. (pufff,
tremendo) El valor del peso ahora es determinado por el mercado (¿y por
qué eso sería un avance, si se puede saber?) y los controles cambiarios
básicamente han sido eliminados. (otro logro: propició la aceleración de la
fuga de capitales, pero bueno: esa era la idea ¿no?) El aumento de las
tarifas de los servicios públicos ha acercado los precios a los costos reales. (y
los ha alejado de la posibilidad de pago de los sueldos reales, que entran en
los bolsillos reales) La solución concertada con los acreedores (que
consistió en darles todo lo que pedían, así concierta cualquiera) ha hecho
posible el regreso a los mercados internacionales de capital, tanto para el
sector público como para el privado. (lo cual derivó en el previsible
festival de endeudamiento, posible por la “pesada herencia” del kirchnerismo de
habernos desendeudado) Se han anunciado metas fiscales y de inflación a
mediano plazo en conjunción con una transición hacia un sistema moderno de
metas de inflación. (tan moderno que ya no se usa casi en ningún lugar del mundo,
salvo en los países que les hacen caso a ustedes y se hunden en la recesión) Por
último, se está reconstruyendo la institución encargada de las estadísticas
nacionales, (pero viste como viene cayendo en picada la construcción
últimamente) lo cual permite la publicación de datos mejorados y
fidedignos. (claro, como los últimos de la inflación, dále, contáme más)
Aunque la corrección de los
graves desequilibrios y distorsiones heredados del gobierno anterior era
necesaria para sentar las bases de un crecimiento vigoroso en el futuro, (nunca
se dijo esto: “es necesario que ahora se caguen de hambre para poder crecer en
el futuro”, un enfoque novedoso) inevitablemente tuvo un impacto a corto
plazo desfavorable para la economía argentina. (inevitablemene las pelotas,
pudieron haberlo evitado fácilmente con solo cumplir Macri sus promesas de
campaña) Sin embargo, la recesión actual comenzó incluso antes de que
entrara en funciones el nuevo gobierno, (falso: las “estadísticas mejoradas
y fidedignas” que ustedes mismos elogian dicen que el año pasado crecimos el
2,4 %) y la opción de mantener el insostenible marco de políticas
instaurado por el gobierno anterior resultaba sencillamente imposible, (claro,
por eso los gobiernos anteriores lo pudieron sostener apenas 12 años y medio) ya
que hubiera terminado produciendo una repetición de la historia de crisis,
contracción y aflicción social ya vivida por Argentina.(exacto, en el 200,
cuando se siguieron a rajatabla las recetas que ustedes recomendaban)
Según las previsiones, la
economía repuntará de una recesión de -1,8% en 2016 (les recordams que
arrancaron pronosticando una caída del 0,5 %, la subieron al o,7, el 1 y el 1,5
% en cuestión de meses) a un crecimiento de 2,7% en 2017 (ídem:
arrancaron en un 3,5 % y vinieron bajando. Igual, el gobierno de los “datos
mejorados y fidedignos” dice que vamos a crecer el 3,5 %, o sea que por más que
los mejoraron, mucho no le creen ustedes),y de cerca de 3% a mediano plazo.
(una locomotora de crecimiento, la tercer parte del promedio del período en
el que según ustedes se hacía todo mal. Igual, como diría Keynes, en el mediano
plazo todo estaremos muertos) La ligera desaceleración generada por el
rebalance fiscal previsto (definíme “ligera”: caídas del 19 % en la
construcción y la producción de acero, del 10 % en el salario real, aumento de
3,4 puntos en el desempleo) debería (potencial, vamos chicos, más fe en
que “sí se puede”) verse compensado por un repunte del consumo privado (ah
¿no será por la “lluvia de inversiones”?) (a medida que la inflación
continúe retrocediendo), (¿cómo en octubre dicen ustedes?) la mejora de
las condiciones externas (sobre todo ahora que ganó Trump) y la
reactivación de la inversión privada. (que viene cayendo en picada) Con
las enérgicas medidas adoptadas y los profundos cambios que se están
produciendo en la economía argentina, las perspectivas están rodeadas de una
incertidumbre mayor que la normal. (¿en qué quedamos muchachos?, primero nos
entusiasman diciendo que estamos mal pero vamos bien, y ahora reconocen que
están en bolas y no pueden asegurar que no se vaya a la mierda todo)
Contra este telón de fondo, la
consulta del Artículo IV (¿cómo “consulta”, no era una “auditoría”?) se
centró en la mejor manera de restablecer un crecimiento sostenido y equitativo,
(a buen monte fueron por leña) impulsar la creación de empleos y
proteger a los pobres de los costos del restablecimiento de la estabilidad
macroeconómica. (O sea protegerlos de los estropicios que los dañan por
adoptar sus recomendaciones. No estarían alcanzando los objetivos eh, habría
que hacer una interconsulta en todo caso) El gobierno ha dejado en claro el
compromiso de reducir la inflación a niveles de un solo dígito para el año
2019, (por ahora se conforman con meternos ese dígito en el tujes con los
tarifazos) y ha mantenido tasas de interés reales generalmente constantes
en terreno positivo; al mismo tiempo, ha recortado la tasa de política
monetaria desde la primavera (septentrional) de este año a medida que los
indicadores anticipados de inflación comenzaron a disminuir. (ah, por eso en
octubre cuando subió la inflación Sturzenegger bajó la tasa, claro)
Se prevé que el estricto control
del aumento del gasto en los primeros meses del año (digan “ajuste” chicos,
volvieron al ruedo ahora, pueden blanquear) le permitirá al gobierno
federal alcanzar la meta de déficit fiscal primario para 2016 (4,8 % del PIB), (¿o
sea que la meta es tener un déficit que es triple del que ustedes mismos
certificaron para el 2015? Es raro el “estricto aumento del control del gasto”)
a pesar de haber inyectado cierto estímulo fiscal en el segundo semestre. (habría
que probar con una dosis mayor, porque el paciente no responde) El
presupuesto para 2017 contempla una ligera reducción del déficit fiscal primario
federal en el próximo año (a 4,2 % del PIB), (¿ya no es “insostenible”
entonces tener déficit? Como cambian los tiempos, por la mitad de eso al
kirchnerismo le pedían una invasión de los marines) principalmente como
consecuencia de nuevos recortes de los subsidios energéticos. (o sea más
tarifazos) Durante los últimos meses, las reformas estructurales han
avanzado en el ámbito de la gobernabilidad, (anoten: no digan “rosca con la
CGT, Pichetto, Massa y Bossio por guita a cambio de apoyos”, sino “reformas
estructurales...para la gobernabilidad”) la lucha contra la corrupción, (obvio,
Panamá Paper’s, conflicto de intereses, fundaciones truchas, Calcaterra y todo
eso) las políticas de competencia (las que hay más que nada son de
incompetencia) y la infraestructura del mercado financiero, (¿) pero
persisten cuellos de botella del lado de la oferta (¿adónde muchachos, si la
industria tiene un 37 % promedio de capacidad instalada ociosa?) que
podrían impedir un repunte más rápido de la inversión privada y la
productividad. (¿no se supone que sea la inversión privada lo que mejore la
oferta y la productividad? Pónganse de acuerdo con ustedes mismos, che)
Evaluación del Directorio
Ejecutivo Los directores ejecutivos se manifestaron sumamente complacidos con
la reanudación de la consulta del Artículo IV (¿vino con fellatio incluida
entonces?, digo, por lo de “sumamente complacidos”) con Argentina y
recalcaron la importancia de una estrecha interacción entre las autoridades y
el personal técnico de cara al futuro. (igual: lo de “estrecha interacción”
se presta a más de una interpretación) Los directores elogiaron las
ambiciosas reformas emprendidas por el nuevo gobierno para establecer un marco
de política económica más estable y sostenible. Advirtieron que la tarea de
subsanar un legado de graves desequilibrios macroeconómicos, distorsiones
microeconómicas generalizadas y debilidad institucional (¿podrían precisar
de que hablan cuando dicen eso?) llevará tiempo, pero dejaron constancia
del importante avance logrado por las autoridades. (“estamos mal pero vamos
bien”, no dijo nadie nunca)
Aunque las medidas han producido
un impacto a corto plazo negativo (eso, ¿qué son 11 meses consecutivos de
caída de la actividad, eh? nada) en la actividad económica, la economía argentina
repuntará en 2017. (“vamos a ir a la estratosfera”. Pero menos de lo que
dice el gobierno, según ustedes) Los directores alentaron a las autoridades
a mantenerse firmes en los esfuerzos de reforma (eso, que nos les tiemble el
pulso al primer saqueo) y a dialogar con las partes interesadas para contar
con un amplio respaldo. (en eso ya están quédense tranquilos, y mal no les
va) Los directores subrayaron que continuar recortando el déficit fiscal
constituye una importante prioridad. (“recordando” ¿qué es esto, el club de
la nostalgia del déficit fiscal?) Señalaron que el ritmo y la composición
del rebalance deben tener en cuenta el impacto en el crecimiento, el empleo y
los segmentos más vulnerables de la población, manteniendo al mismo tiempo
claros objetivos a mediano plazo. (o sea, hacer mierda todo, pero sin que se
note ni haga daño. Maravillosas precisiones)
En este contexto, los directores
juzgaron, en términos generales, que la reducción paulatina del déficit fiscal
contemplada por las autoridades era apropiada. (“Y vio Dios que era buena la
luz, y la ´llamó día, y la separó de las tinieblas, a las que llamó noche”) Al
mismo tiempo, algunos directores opinaron que el ritmo de reducción del déficit
podría acelerarse si la actividad económica es más vigorosa de lo esperado, (también
si se volvieran a cobrar impuestos que estaban y el gobierno derog´, como las
retenciones, Ganancias a los dividendos, el de los autos de alta gama o el de
los champagnes) entre otras cosas para facilitar el retroceso de la
inflación. Los directores hicieron hincapié en la importancia de las reformas
institucionales para mejorar la eficiencia y la credibilidad del marco fiscal. (ah,
por eso debe ser entonces que largaron un blanqueo apto para lavadores) Entre
ellas cabe mencionar las siguientes: la adopción de un plan simple y
transparente de política fiscal a mediano plazo; (van por ese camino: su
plan consiste sencillamente en no cobrarles ningún impuesto a los más ricos,
por eso van a eliminar Ganancia Presunta y Bienes Personales) la
racionalización del gasto público, (a ver repitan muchachos: “ajuste”, no es
tan difícil) incluido el gasto salarial; (o sea, recortar sueldos, como
en el 2001. Lo importante es ver que ustedes hicieron autocrítica de las
experiencias pasadas) la eliminación de subsidios energéticos mal
focalizados y distorsivos; (ah, por eso triplicaron el precio del gas en
boca de pozo, en dólares) y el restablecimiento de la sostenibilidad
financiera del sistema previsional. (avísenle a Macri, que propone bajar
cargas patronales. ¿No están pidiendo que vuelvan las AFJP, no?)
Los directores también dejaron
constancia de la necesidad de infundir progresividad al sistema impositivo a lo
largo del tiempo para reducir la carga tributaria (si se lo dota de “mayor
progresividad” hay que aumentar la carga tributaria sobre los que más pueden
pagar, no disminuirla) y dotar al sistema de mayor eficiencia. Asimismo,
recalcaron la importancia de abordar las cuestiones relacionadas con el
federalismo fiscal. (o sea, dejar de lado esa pelotudez de la
coparticipación) Los directores elogiaron los esfuerzos de las autoridades
por recortar la inflación a un solo dígito. Coincidieron, en términos
generales, en que el ritmo de reducción de la inflación debe tener en cuenta
los costos económicos y el impacto distributivo. (unos piolas bárbaros, los
directores)
Los directores subrayaron que al
afianzar la credibilidad del marco monetario -en particular, estableciendo un
claro mandato de estabilidad de precios en el banco central (para lo cual
habría que modificar la carta orgánica, que le d mandato múltiple ¿no estaban a
favor de la “calidad institucional”?) y garantizándole la independencia
operacional, (quédense tranquilos que de eso ya se ocuparon, limpiando a
todos los directores que venían de antes y tenían mandato, porque no comulgaban
con la política económica del gobierno) al tiempo que se elimina el
financiamiento monetario del déficit- (que se reemplaza por el
financiamiento vía endeudamiento, que ustedes elogian) se aligerarán los
costos económicos y sociales de la desinflación. Los directores recomendaron un
ambicioso programa de reformas del lado de la oferta para mejorar el clima de
negocios (¿algo así como un “foro de mini Davos” o la “participación pública
privada”, dicen ustedes?) y lograr un crecimiento sólido, sostenido y
equitativo. (nunca, pero nunca, se dijo todo eso junto, salvo unas 1500
veces, los últimos 60 años, desde que entramos al FMI, con los resultados
conocidos)
Entre las prioridades, citaron la
promoción de la competencia, (ya lo dijo Pierre de Coubertin: lo importante
es competir) la mejora del marco regulatorio para la energía y los
servicios públicos, (o sea, mantener las privatizaciones que están, y hacer
otras, YPF ponéle) la adopción de un cuadro tarifario de los servicios
públicos completamente alineado con la recuperación de costos (o sea más
tarifazos, que ayudan muchísimo en la lucha contra la inflación) y el
establecimiento de un régimen de transferencias para proteger a los pobres. (ya
existe desde el 2009, se llama AUH, el tema es que hicieron mierda su poder
adquisitivo) Sería útil también adoptar medidas para mejorar paulatinamente
la calidad de infraestructura, reducir las barreras al comercio exterior (ya
no queda ninguna muchachos, actualícense) y desarrollar los mercados de
capital locales. Los directores aplaudieron los recientes avances de la lucha
contra la corrupción, (¿cuáles, las citaciones a declarar a Cristina?) la
reducción de la participación del gobierno en las industrias privadas (¿saben
algo que no sabemos? Porque hasta acá el Fondo de la ANSES no e desprendió de
sus acciones en ninguna empresa aunque quedó con las manos libres para hacerlo.
Igual ¿no era que había que “garantizar la sustentabilidad financiera del sistema
previsional”? porque para eso estaba el FGS) y la creación de un mejor
marco de gobernabilidad. (o sea la rosca con parte del peronismo, para
neutralizar al kirchnerismo y que todo salga como por un tubo en el Congreso)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
4 comentarios:
Como siempre, excelente!!!
Muchachos... de por sí el FMI ya es esperpéntico... ¿es necesario acentuar ad infinitum tal carácter con una foto de mesejante bagarto? Duelen los ojos.
Indudablemente no hay mejor defensa qque el ataque prep estan atacando en todos los frentes.
En que frentes los internos. Quien es su enemigo entonces??????
Simple todos los argentinos.
Todos los sectores de clase media mas los empobrecidos .
LA ECONOMIA INTERNACIONAL TIENE NUCHOS NUCLEOS QUE PERSIGUEN SUS PROPIOS INTEREZES.
Las tazas de interes cambiaran abruptamente.
La crisis externa se producira y todo colapsará.
UN GOBIERNO SOLO PUEDE SUPERAR A UN MUNDO QUE SE DESMORONA CUANDO EL ALIADO ES SU PUEBLO.
Han traicionado a quien debian servir, quien es la causa ultima o primigenia de un ESTADO ,de un gobierno.
EL CONTRASENTIDO DE LA EXISTENCIA DEL GOBIERNO MACRISTA, LOS APLASTARA DE AFUERA O DE ADENTRO.
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