LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

viernes, 4 de agosto de 2017

LE OFRECIERON EL CORAZÓN, LES CONTESTÓ CON EL BOLSILLO


Varias veces hemos hecho referencia acá a la intención de buena parte de los gobernadores del PJ (en especial de tipos como Urtubey o Schiaretti) de ofrecerle a Macri un "pacto de la Moncloa" criollo; es decir un acuerdo político amplio sobre determinado programa de gobierno, que parta de la cohabitación, para llegar al cogobierno. Dijimos también que la expresión de esa idea fue la designación de Pichetto como "secretario de Acción Política" del Consejo Nacional del PJ, para actuar como puente entre los reclamos y planteos de las provincias y el gobierno nacional. 

Pero también señalamos los límites y los riesgos de la estrategia, uno de los cuáles -y no menor- es que el "gestor" elegido terminara sufriendo del síndrome de Paladino, confundiendo a quien representaba ante quien. A los hechos nos remitimos: la "dación voluntaria de gobernabilidad" (que se tradujo en el apoyo de parte del PJ a proyectos clave del gobierno como el blanqueo de capitales, la participación pública privada y el acuerdo con los fondos buitres, o a los pliegos de la Corte y el de Sturzenegger paara el BCRA) reportó hasta acá más beneficios al gobierno nacional, que a las provincias. 

También dijimos que el modelo que despliega Macri en su gobierno lo lleva -más temprano que tarde- a chocar de frente con los intereses objetivos de las provincias; y por ende con los propios intereses políticos de los mismos gobernadores, y los hechos lo corroboraron: apenas a un mes de asumido, Macri modificó la coparticipación federal por decreto triplicando la de la CABA, pero sacando el aumento de la parte del Estado nacional.

Ahora en cambio, animó a Vidal a ir a plantear ante la Corte Suprema la actualización del Fondo del Conurbano, que de prosperar (algo difícil, tirando a imposible) cercenaría en cambio ingresos de las provincias. De allí la cumbre de gobernadores de ayer, y el pedido de audiencia a la Corte.

La coparticipación federal -se sabe- es la "figurita difícil" de la reforma constitucional del 94', pues justamente ex profeso los gobernadores del interior (en especial los del NEA, NOA y Patagonia) se aseguraron de canjearle a Menem el apoyo a su intento de reelección a cambio del mantenimiento del actual esquema de distribución secundaria de los recursos (o sea, lo que le toca a cada provincia en el reparto) vigente desde 1988, y aun hoy sin cambios. En la práctica, el mecanismo establecido en el texto constitucional para modificarlo significa -en términos políticos- que quedaría igual por mucho tiempo, como efectivamente pasó.

Yendo a la Corte, Vidal (empujada por Macri) intenta por un lado puentear la discusión en el Congreso (donde tiene todas las de perder, en especial en el Senado), pero en realidad lo que el PRO está haciendo es instalar el tema, como parte de su campaña política: el "hada buena" (en cuyo distrito el gobierno se acerca a una derrota electoral de proporciones a manos de Cristina, y necesita sacar cuanto conejo de la galera tenga disponible) aparece como la defensora de los intereses provinciales, frente a los anteriores gobernadores del PJ que claudicaron en ello, ante los dictados de la Casa Rosada cuando la ocupaba un peronista. 

Solamente algún zapato como Abal Medina (que para peor está en el Senado, la Cámara de origen de toda discusión al respecto, puenteada por Vidal con su movida judicial) puede no advertir el sentido de la maniobra, y adelantarse a apoyar el reclamo de la gobernadora; que de prosperar -reiteramos- debería salir de la parte que reciben las provincias de la coparticipación, y no de la del Estado nacional.

Lorenzetti por supuesto dormirá sobre el expediente aunque en el mientras tanto convocará a las provincias, hará las audiencias públicas de rigor, en fin: todo el circo que ayude a darle centralidad política, y capacidad de presión sobre todas las partes involucradas, para canjear figuritas; incluyendo por supuesto (y sobre todo) al gobierno nacional. 

Si para fallar los reclamos de solo tres provincias (Santa Fe, Córdoba y San Luis) por algunos aspectos puntuales (el fondo de autarquía de la AFIP y el 15 % de la masa coparticipable que iba a la ANSES) se tomó 5 años, ¿qué hace suponer que en éste caso -con consecuencias mucho más impactantes desde el punto de vista político e institucional- la Corte resolvería más rápido, en pleno año electoral? 

Y si bien los gobernadores hacen bien en moverse juntos para resistir la movida (al fin y al cabo, para eso fueron electos), lo que ésta en sí demuestra es que el gobierno de Macri no los termina de tomar en serio como polo alternativo de poder dentro del PJ, ni siquiera para pactar con ellos; y no lo hará mientras verdaderamente no lo sean, para lo cual -por principio- deberían pensar todos lo mismo sobre el país, lo cual es notorio que no ocurre.

Con todo y la importancia que se le puede asignar a la problemática del federalismo, en tiempos de despliegue salvaje de políticas neoliberales como los que vivimos (que amenazan empleo, salarios, consumo, derechos, protección social, tejido industrial y productivo), es una discusión -hoy por hoy- de segundo orden: cuando el país crece, la riqueza se distribuye y muchos argentinos son incluidos, hay fondos para repartir para todos; como lo comprueba el hecho de que en los años kirchneristas crecieron las transferencias a las provincias (como porcentaje del PBI), tanto si se consideran estrictamente los fondos coparticipables, como las transferencias especiales.

Por el contrario, por estos días Macri viene haciendo campaña con la promesa (y el reclamo) de "bajar los impuestos que nos están matando", y le apunta no solo a los coparticipables (IVA, Ganancias), sino a los provinciales como Ingresos Brutos; que representa entre el 70 y el 80 % de los recursos tributarios propios en casi todas las provincias. 

Y cuando la torta se achica, todos reciben menos que antes, aunque mejoren relativamente los términos del reparto: los gobernadores le hablaron a Macri con el corazón ofreciéndole "gobernabilidad", y él les está contestando con el bolsillo; como buen empresario deseoso de un Estado más chico, que le cobre menos impuestos.

Dicho esto, todas las demás posible implicancias de la cumbre de gobernadores de ayer con las que se especulaba en los medios en los días previos (como el presunto afán de "mostrar músculo" juntándose para que los viera Cristina, de cara al 2019) son simplemente eso: especulaciones.

Tan lejanas de la realidad concreta de hoy, como discutir cual será la formación de Argentina en el primer partido del Mundial de Rusia del 2018: primero hay que ganar los partidos de las eliminatorias que faltan, para asegurarse un lugar; y de acuerdo como rindan los jugadores hasta entonces, se verá quienes son los titulares, quienes los suplentes, y quien es el capitán del equipo.

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