Hicieron un festejo desbordante, como si el triunfo hubiera sido arrasador a lo largo y a lo ancho del país; hablaron del comienzo de un ciclo de 20 años que será "el mejor de la historia del país".
Dieron paso a una euforia desbordante en "los mercados" y las orgas empresarias, lograron capear la suba del dólar y sortear el megavencimiento de las LEBAC´s, mientras daban rienda suelta a todo tipo de especulaciones sobre la "nueva hegemonía" y el (esta vez sí definitivo e ilevantable) ocaso del peronismo.
Sacaban cuentas para octubre mirando con lupa los lugares donde debían mejorar, plenamente confiados en que pueden hacerlo, y con ese espíritu triunfalista amansaron primero a la CGT, y se mostraron duros después de la marcha haciendo rodar las cabezas de los tipos que les habían dejado meter en el gobierno.
Cuando comenzaron a filtrarse los datos del escrutinio bonaerense definitivo empezaron a aceptar a regañadientes el triunfo de Cristina (todavía esperamos que reconozcan que acá en Santa Fe perdieron), pero se muestran completamente seguros de revertirlo en octubre, más aun: lo dan por descontado porque suman para ellos todos los votos de Massa y hasta algunos de Randazzo.
Echaron a rodar las versiones de que los gobernadores del PJ prefieren que CFK pierda para sacársela de encima y que estaba peleada con los intendentes, mientras Durán Barba levantó el veto para poder hablar de economía, porque los "brotes verdes" estarían por todos lados, y para octubre los indicadores positivos "volarán", tanto que estrenaron un "monitor" para ir siguiendo la evolución.
Hasta ahí lo que sabemos, por lo que ellos nos cuentan; ése es el clima que lograron instalar, un clima en el que deberían estar contentos, tranquilos y confiados.
Pero
Su complicidad por encubrimiento -como mínimo- en el caso Maldonado es inoculltable, y cada cosa que hacen o dicen los funcionarios (incluyendo el lapsus de Patricia Bullrich) lo confirma plenamente: la sombra del "algo habrán hecho" sobrevuela los discursos, los análisis en los medios, las hipótesis alocadas que ensayan sobre el caso.
Las cifras del escrutinio bonaerense se guardan bajo siete llaves, y a medida que pasan los días se agranda la distancia entre Cristina y Bullrich, y entre el fraude comunicacional que perpetraron el domingo de las PASO y la realidad, haciendo más evidente, torpe y grosera la manipulación.
Y de golpe, atentados sospechosos atentados incendiarios en pleno centro de La Plata, a metros de la gobernación bonaerense, sin filmaciones, sin sospechosos, sin rastros, sin testigos y con autos quemados que estaban dados de baja.
Que de inmediato son atribuidos por Ritondo a las "mafias" que combate Vidal, que nunca terminamos de saber (porque no se los preguntan) cuáles son, y quiénes las forman. Y las cadenas comunicacionales del dispositivo (medios, redes sociales, funcionarios, aliados) comienzan a funcionar al unísono: "solidaridad y fuerza" a la leona Vidal, que lucha a brazo partido contra vaya uno a saber quien.
Casualmente, como al pasar, aparece el hashtag atribuyéndole las bombas a Cristina, para retroalimentar a los cerebros lisos en una espiral de odio imbécil que se sabe donde empieza y como, pero no como termina y en que.
Todo un montaje burdo al que se le ven las costuras (incluyendo, por supuesto, la renovada ofensiva del grupo de tareas de Comodoro Py), que indicaría que hay algo que no está bien, que no cierra, que no alcanzaría con todo lo que ya sabemos porque nos contaron, o con un par de beboteadas más de Vidal en los timbreos, o alguna nueva sacudida a Brancatelli en "Intratables", para ganarle a Cristina cómodos y tranquilos en octubre.
El festejo, la alegría, los ánimos fundacionales, los globos y los papelitos dieron paso a rostros ceñudos, a la victimización basada en apelar a los peores de los miedos y las boletas del gas a pagar en cuatro cuotas, mientras se anuncian nuevos aumentos después de las elecciones, cuando se discutirá todo (la reforma labora, la previsional, la tributaria), porque claro, ahora no pueden plantear en campaña lo que piensan hacer.
Tanto despliegue confirmaría que aunque ganen en todo el país (incluso donde perdieron en las PASO) hay un solo lugar en el que no admiten perder (Buenos Aires), y un solo rival que les preocupa: Cristina.
Y evidentemente sobre eso (como sobre lo que pasó con Santiago Maldonado) saben algo que nosotros no, por lo menos no porque ellos nos lo hayan contado.
1 comentario:
Off topic. Lean este artículo, por favor:
"ESFERA DE INFLUENCIA: CÓMO LOS LIBERTARIANS ESTADOUNIDENSES ESTÁN REINVENTANDO LA POLÍTICA DE AMÉRICA LATINA"
https://theintercept.com/2017/08/25/atlas-network-alejandro-chafuen-los-libertarians-estadounidenses-america-latina/
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