(*)
El Presidente juega con fuego,
se quema y de inmediato su equipo de confianza sale a rescatarlo, un tanto
chamuscado. (Ah, o sea que es como esos pelotudos que se ponen a jugar con
pirotecnia para las fiestas y terminan en el Instituto del Quemado, y les cagan
el festejo a todos. Igual, con lo de Chocobar no lo rescataron mucho que digamos) Esto es lo que viene sucediendo desde la rutilante
victoria electoral en octubre del año pasado: Mauricio Macri toma decisiones
controvertidas, paga un altísimo costo político y en el Gobierno empiezan a
rezar para que el barco no se le vaya a pique. (En realidad viene pasando
desde que asumió, de allí la necesidad del blindaje mediático, y los regalitos
que le hicieron a Clarín desde el primer día de gobierno) Ahora la
discusión es si la caída de su imagen positiva representa un quiebre definitivo
de las expectativas y la confianza o si se trata de una "indignación de
verano". (O sea, si la pueden remar, o empiezan a vaciar los
escritorios) Indignación que se explica por la quita inicial en los
aumentos de las jubilaciones, (Inicial y de todos los meses posteriores,
comparando con la fórmula que derogaron) la suba de tarifas y de
combustibles, los movimientos del dólar y el sostenimiento del ministro de
Trabajo, Jorge Triaca, a pesar de las críticas que generó su conducta dentro y
fuera de Cambiemos. (A esta altura podemos decir que más adentro que afuera:
por su culpa a más de uno le rajaron los parientes que había metido en el
gobierno)
Empecemos por el final. Triaca puede ser una buena persona y un
eficiente funcionario. (Puede, pero no lo es: es un sorete inútil) Pudo,
incluso, como sostiene el propio Macri, haber comandado una intervención
"de fondo" más o menos exitosa, comparada con el desbarajuste y la
corrupción que imperaban en el SOMU. (Para la cual mandaron a Gladys González,
con mil denuncias en la justicia...por corrupción) Pero eso no puede
justificar el hecho de que designó a casi 200 personas que, en principio, no
responden a la lógica de funcionario idóneo que proclama Cambiemos. (Bueno,
pero eso no se lo pueden reprochar: aplicó la misma lógica con la que Macri
armó el gabinete. ¿O vos también te creíste el bolazo del “mejor equipo de los
últimos 50 años”?) Y el nombramiento de Sandra Heredia como
"interventora" de la seccional San Fernando, con un ingreso muy superior
al que cobraba como empleada de limpieza de la familia Triaca, (Para superar
ese nivel, bastaba con darle la AUH) se parece mucho al caso del jardinero
de Fernando de la Rúa: un trabajador que recibía un salario del Estado por
tareas que desempeñaba en el sector privado. (Así dicho parece más este
gobierno: gente que recibe sueldo del Estado para hacer sus negocios privados) Los
asesores del ministro se tomaron el trabajo de enviarme el documento con la
liquidación de haberes de Heredia para justificar que era empleada de su
hermano Carlos y que no cobraba en negro. (Pasa que de ese recibo surge que
la blanquearon recién en el 2015, dos meses antes de las elecciones) Pero
la verdad es que si el ex ministro de Trabajo Carlos Tomada hubiera hecho lo mismo
que Triaca, habría recibido el repudio y el pedido de renuncia inmediata de la
mayoría de la prensa nacional. (¿Vos decís entonces Luis, que el periodismo
no es ecuánime con relación al anterior gobierno y el actual?)
"Esto era Uganda y nadie ponía el grito en el cielo. (Pero
cómo ¿no habían evitado que nos convirtiéramos en Venezuela, en qué quedamos?
Pónganse de acuerdo che) Ahora quieren que de la noche a la mañana nos
convirtamos en Suiza", (Claro: en un paraíso para refugiar guita en
negro, sin que te hagan demasiadas preguntas. Pasa que Macri prefiere Panamá,
porque se pagan menos impuestos) repitió Macri una y otra vez, a su regreso
de las vacaciones, (Que son más como las de Suiza, que como las de Uganda) ante
sus ministros, cuando los pedidos de apartamiento de Triaca arreciaban. A su
razonamiento le falta un argumento: los votantes de Cambiemos terminaron
optando por él, por María Eugenia Vidal, Elisa Carrió, Horacio Rodríguez
Larreta y Graciela Ocaña, entre otros, porque, al presentarse como candidatos,
les prometieron que harían todo lo contrario a lo que hacía el kirchnerismo. (Bueno,
de hecho en muchos aspectos lo están haciendo: hacen mierda la industria,
aumenta el desempleo, podan las jubilaciones, están desmantelando el ARSAT, el
Procrear, el canal Encuentro, YPF, Aerolíneas, las paritarias vienen con cepo.
Al final a la gente no hay forma de conformarla) Y las decisiones del
ministro de Trabajo se insertan en la cultura política de los gobiernos
anteriores. (Claro, porque en el kirchnerismo todos los ministros echaban
empleadas en negro puteándolas por Whatsapp) Por eso entiendo que no
alcanza, para capear el temporal que suscitó el escándalo Triaca, la iniciativa
de impedir que los parientes directos de los ministros sigan siendo funcionarios
públicos. (Exacto, podrían haberlo echado a Triaca, rajado los 250 ñoquis
que pusieron en el SOMU y terminar con los negocios de los funcionarios
incompatibles con su cargo. Pero como siempre el vago de Macri optó por lo más
cómodo, y menos perjudicial para esos negocios) Y tampoco parece suficiente
congelar el salario de ministros, secretarios y directores y retirar de la
planta a casi mil agentes. (Sobre todo porque al salario de los funcionarios
primero lo subieron a las nubes, y a la planta la inflaron en más de mil
cargos) No niego que se trata de una decisión valiosa desde lo simbólico.
Le otorga al Poder Ejecutivo cierta autoridad moral para pedir a los gobiernos
provinciales y las municipalidades que le pongan freno al despilfarro. (“Macri”
y “autoridad moral” medio que no pegan en la misma frase, fijáte) Pero
parece más motivada en la pretensión de detener la oleada de indignación de los
votantes de Cambiemos que el producto de una reflexión profunda. (Pero no
Luis, no seas escéptico, dále una oportunidad a este Macri cuáquero que volvió
de un viaje al exterior pagando 16.000 dólares por hora el alquiler de un avión
privado)
Entre los analistas clásicos hay dos corrientes de opinión. (“Clásicos”,
ni que fueran Aristóteles o Maquiavello, dejáte de joder Majul) Una
sostiene que la caída de imagen de Macri es momentánea y no definitiva. El
argumento central es que la fuga no fue a parar a ningún dirigente de la
oposición. (Cosa que es cierta, pero nada tiene que ver con lo momentáneo o
definitivo) Y que ya pasó lo mismo cuando estalló el caso del Correo
Argentino, y luego volvió todo a "la normalidad". (O sea, a que
Macri siguiera cagándose en todo y no pagando la deuda del Correo, pese a que
prometió que “vuelve todo a fojas cero”) La otra corriente afirma que el
cambio de humor puede llegar a ser estructural, porque no está motivado solo
por el affaire Triaca, sino que se enmarca en el
contexto de medidas económicas que afectan a votantes de Cambiemos. (A los
de Cambiemos nomás, claro. Es un plan para cagarte la vida, pero de diseño
inteligente y personalizado) Entre una y otra mirada hay una tercera
hipótesis que todavía no fue suficientemente desarrollada. (Pará, Milstein) Tiene
que ver con el nivel de expectativas y el inevitable paso del tiempo. En
efecto, el Gobierno transita la segunda mitad de su mandato. (Muy novedoso
todo esto que nos contás Luis, dános más detalles) Esto significa que, a
partir de ahora, ya no será tan efectivo ni redituable compararse con las
gestiones de Néstor Kirchner, Cristina Fernández ni todo el sistema político,
económico, empresario y sindical que "reinó" durante los últimos
años. (Del cual los Macri fueron parte, dicho sea de paso. Y de modo más
permanente que casi nadie) Implica que la paciencia o la tolerancia no será
la misma que en los inicios de la gestión. (Otra revelación iluminadora,
gracias Luis, que haríamos sin vos)
En realidad, puesto en perspectiva, Macri debería preocuparse aún
más: es el único presidente de América Latina cuya imagen positiva supera el 40%
de los votos. (Lo cual no es ningún mérito, considerando el panorama
regional. Aunque habría que compararlo con Evo Morales, y seguro que pierde) Por
lo tanto tiene todavía mucho para perder, inserto en un contexto social
volátil, complejo y pesimista. Un "ambiente público" donde los
cambios de humor son cada vez más bruscos e inesperados. (Que nivel de
pelotudez estás alcanzando Luis, te vinieron bien las vacaciones para cargar
pilas, te estás superando) En una sociedad con una cultura mayoritariamente
populista, una sociedad que protesta por la quita a los aumentos jubilatorios
de marzo, (Esa maldita costumbre del populismo de pagarles a los jubilados
sin quitas, cuando todos sabemos que esas gentilezas son para los fondos
buitres) pero que también aplaude la incorporación irresponsable de cuatro
millones de jubilados sin aportes que desequilibran el sistema, alimentan el
déficit, impactan en la inflación y alimentan la pobreza. (Sobre todo porque
buena parte de esos millones de jubilados son ellos mismos. ¿Así que ahora la
culpa de la inflación y la pobreza la tienen los jubilados? La verdad es que
hemos leído huevadas, pero esta merecería un Oscar)
El Presidente, ingeniero, debe estar sopesando ahora mismo el
cruce de las dos curvas: (¿Nos estamos anticipando al cuestionamiento que
crece en la redes para ver si es cierto que se recibió, Luis, vos viste el
título?) la de la velocidad de los cambios positivos, para que lleguen
"a la gente" justo para la época en que se vota, con la línea de la
pérdida de paciencia, enojo y "desencanto". Macri ha optado por
absorber las "facturas" que correspondieron a la reforma previsional,
los aumentos de tarifas y la conducta de Triaca. (Macri, claro, no los
jubilados, los usuarios de los servicios ni Sandrita, a la que la echaron de un
voleo en el orto por teléfono) Debería estar muy atento, a partir de ahora,
no solo a la política económica y las consecuencias del megadecreto, sino
también a los casos que involucran, con distintos niveles de responsabilidad,
al ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere; (Pasa que está
tranquilo con eso porque ya dijo que lo devuelve, y está trabajando Laurita Alonso en el tema, y
prepara un furibundo dictamen. No se sabe si a favor o en contra, pero sería
durísimo) al de Ambiente, Sergio Bergman; (¿Qué hizo el boludo ahora? Porque hasta donde sabemos, se convirtió en planta) a
la Secretaría de Deportes, que comanda Carlos Mac Allister, y al seguimiento de
las transacciones de las empresas de sus parientes, quienes compraron y
vendieron parques eólicos y obtuvieron por la operación ganancias por millones
de dólares. (Quedáte tranquilo que a esto último lo viene siguiendo en
detalle Luis, porque no quiere que lo caguen. Vigila todos los días las
transferencias bancarias)
Hay, en este amplio paquete que
todavía no se terminó de desatar, (¿La famosa bomba, ahora le van a echar la
culpa a Kicillof del gabinete que armaron ellos?) fallas éticas, conflictos
de intereses y presuntos delitos que van desde las negociaciones incompatibles
con la función pública hasta las dádivas y el cohecho. (Una ricura, digamos.
Por suerte terminamos con la corrupción k) Pero mientras el Presidente
sigue jugando con fuego hay una alternativa que viene siendo desechada una y
otra vez por su equipo de "bomberos": explicar, con lujo de detalles,
cada decisión y cada determinación, por más dolorosa e impopular que sean. (Es
que si las explican explota todo peor, Luis. Por eso los tienen a ustedes para
distraer) Recordar, cada tanto, desde dónde se partió, hacia dónde se
pretende ir y cuál es el rumbo elegido para llegar a la meta. (O sea, cuando
todo falla, volver a hablar de “la pesada herencia” de la que dijiste al
principio que ya se había agotado el tiempo de hablar. Es bueno tener
alternativas a la mano) El pecado original de no exponer, desde un
principio, el desbarajuste que dejó Cristina Fernández ya no se puede corregir.
(Sobre todo porque no existió) Pero siempre se está a tiempo de decir la
verdad, en vez de especular con la idea de que si no hace mucho ruido, un
decreto o una ley controvertida pueden introducirse de manera subrepticia. (Pero
si Mau dice todo el tiempo que no nos miente, con nada. ¿Vos decís que nos está
cuenteando? Que feo, Luis) Y no vale, para lo que queda, la suposición de
que, al final, a pesar de tanta resistencia, Macri va a terminar solucionando
los problemas estructurales de la Argentina, igual que encauzó tanto a Boca
Juniors como a la ciudad de Buenos Aires. (Claro, terminando con la barra
brava y construyendo diez años de subte por año, y cosas así) La
envergadura y el impacto de las decisiones que se toman para gobernar un país
son incomparables. Y el riesgo de regresar a lo peor del pasado reciente
todavía no se disipó. (Ahí está todo el problema: de golpe te pintó el
cagazo de que “los que no vuelven más” vuelvan, y se te corte el chorro de la
pauta)
(*) Las negritas son nuestras, el
original acá.
1 comentario:
OIAAAAA!!!!".....Pero la verdad es que si el ex ministro de Trabajo Carlos Tomada hubiera hecho lo mismo que Triaca, habría recibido el repudio y el pedido de renuncia inmediata de la mayoría de la prensa nacional. (¿Vos decís entonces Luis, que el periodismo no es ecuánime con relación al anterior gobierno y el actual?)..." QUIEN LES TIRA EL LIBRETO,CONTRATARON A DURAN BARBA TAMBIEN?PORQUE MI ESTIMADO NELSON CASTRO,DIJO EXACTAMENTE LO MISMO...
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