LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

domingo, 26 de agosto de 2018

NO CREAS QUE NO TE VIMOS


Que la "operación cuadernos" tiene un notorio tufillo a servicios de inteligencia del país y del extranjero (EEUU, bah) y responde a intereses que están muy por encima de Macri es algo que cada vez menos gente discute. Tanto como que Bonadío es un impresentable que jamás debió haber llegado a ser juez, y mucho menos sobrevivir en el cargo por tantos años (hagámonos cargo de la parte que nos toca al respecto), tampoco.

Sin embargo, de ambas conclusiones surge nítida una tercera: el juez pistolero es apenas un alfil de un tablero mucho mayor, una pieza que mueven otros: la embajada, el Departamento de Estado, los grandes medios locales (cuyos dueños tienen buena parte de sus fortunas fuera del país, tras haber obtenido de Duhalde la "ley de bienes culturales"), los aparatos de inteligencia y por supuesto, el propio Poder Judicial argentino, con la Corte Suprema de Justicia y su presidente, Ricardo Lorenzetti, a la cabeza.

Un protagonista que en el momento presente podría haber optado por silbar bajito para que no se note su implicación en la maniobra, pero no pudo resistir su compulsión por figurar, y que se note que está en el tema, aportando su granito de arena. Porque de otra manera no se puede interpretar que desde el CIJ (portal de informaciones de la justicia federal que funciona como su agencia personal de noticias) se invite a ver "el especial sobre la corrupción K" al que pueden acceder completo acá; que no es un fallo o una sentencia (Bonadío como juez de instrucción no podría dictarlos), sino un "informe" en el que anticipa el resultado final de la instrucción, aun antes de concluirla.

Un bochorno más para una caricatura de juez, que no ha dejado derecho o garantía constituciojnal, ni norma de procedimiento sin violar, en ésta y en todas las causas que involucran a Cristina y ex funcionarios del gobierno anterior, que mágicamente caen en sus manos; pero que no hubiera sido posible sin la complicidad manifiesta de Lorenzetti y la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 

No solo porque la propia Corte tuvo ocasiones de intervenir en diferentes expedientes y pudo ponerle freno a tanto disparate violatorio del estado de derecho, sino porque al propio Lorenzetti le hubiera bastado con un simple llamado telefónico o un mensaje de whatsapp a Bonadío diciéndole simplemente "Basta gordo, hasta acá llegaste". No lo hizo -por ejemplo- ni siquiera cuando el pistolero expulsó del allanamiento al departamento de Cristina a su abogado (dando así causa para la nulidad del procedimiento), y ahora crea otra causa objetiva para apartarlo de la causa: haber emitido opinión sobre el final de la misma -al menos en sus manos- antes de finalizar la investigación.

También pudo haber hecho lo mismo con Irurzun (otro protegido suyo, al que puso nada menos que al frente de la oficina encargada de las escuchas), y su ya famosa doctrina sobre la prisión preventiva para ex funcionarios, base pseudo jurídico de la existencia de presos políticos en el país de Macri. Pero no lo hizo, porque los estropicios jurídicos que tolera y consiente no tienen el propósito de buscar justicia, sino venganza y descrédito político.

No lo hizo -ni lo hará- es porque es parte del mismo dispositivo que el juez, y responde a los mismos "poderes superiores" a los que reporta éste. De hecho y al igual que Bonadío es un asiduo asistente a cuanta convite de la embajada hay, y como muestra la imagen de apertura, se ocupa bien de cultivar relaciones con los mimados en la región de ese dispositivo de poder como el juez Moro. 

Por otro lado, tan celoso defensor de las prerrogativas del Poder Judicial como es (cuando están amenazadas por los poderes electivos, claro), no se supo que haya puesto reparo alguno a la intención manifiesta del nuevo embajador de Estados Unidos (un ex juex) en el país de "ayudar en la transformación de la justicia argentina": la ayuda externa es apreciada allí donde la intromisión legítima de las autoridades locales fue declarada inconstitucional, pareciera.

Tampoco es ningún secreto que Lorenzetti (que recuperó el pleno manejo de la Corte tras el papelonazo de los macristas Ronsenkrantz y Rosatti con el fallo del "2 x 1" a favor de los genocidas) tiene aspiraciones presidenciales, desde hace tiempo. Y si en un tiempo pasó por su cabeza satisfacerlas mediante el voto popular, tampoco es que renuncie a coronarlas en el marco de una crisis institucional: en sus cálculos y como en el 45', en el país los carpetazos orquestados desde Washington contra un líder popular (entonces el "Libro Azul" de Braden y el Departamento de Estado, hoy los cuadernos de Centeno) podrían coincidir con un reclamo por "el gobierno a la corte", ante una crisis institucional.

O por lo menos sueña con (o se prepara para) una situación de vacío de poder, en la que lo que quede en pide del Estado argentino y su gobierno se compartimenten entre los poderes (incluyendo obviamente al judicial) para tomar las decisiones; y asegurar así que no haya salidas "por arriba" de la crisis, como la que encabezó Néstor Kirchner a partir del 2003. Una salida que incluyó -recordemos- el descabezamiento de la Corte menemista, proceso en el cual el propio Lorenzetti llegó al tribunal. ¿Se cura en salud el hombre, porque conoce el proceso?

Como se ve, en esto sus propias metas personales coinciden con los objetivos estratégicos de otros, y de allí su rol en la defenestración de Cristina (que le advirtió -como a Pichetto la semana pasada en el Senado- que para ser presidente necesitaba que lo votaran) y el kirchnerismo como alternativa política. Pero así como decodificó esa advertencia a su modo (tejiendo en las sombras para conseguir su meta por otra vía) olvidó otro sabio consejo de CFK: el Poder Judicial necesita un gil que le pague los sueldos, que se devoran el 95 % de su presupuesto.

En un país que se hunda y entre en virtual quiebra, en el que ya se está hablando de sacar jubilaciones, quien sabe si sería bien visto que haya castas y nichos de privilegio que sobreviven a todos los ajustes y penurias, con sueldos generosos y sin pagar Ganancias. 

A propósito: ¿se acuerdan cuando el propio Lorenzetti se comprometió a lograr que los jueces -empezando por los propios miembros de la Corte- pagaran el impuesto, y hasta se sancionó una ley para que los "nuevos" jueces lo hicieran? Es como mínimo curioso que en medio de recortes a las provincias, a las universidades, o faltantes de vacunas, no se haya vuelto a hablar del tema, ¿no? Tuit relacionado:


No hay comentarios: