LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

jueves, 20 de junio de 2019

GASTOS SUPERFLUOS


Apenas se supo que Sergio Massa no competiría en las PASO contra la fórmula compuesta por Alberto Fernández y Cristina, sino que encabezaría la lista de diputados bonaerenses del Frente de Todos, comenzó al unísono en los medios hegemónicos la operación “Las PASO son un gasto inútil”; basada en que no existe competencia real -al menos en el tramo de la fórmula presidencial- en ninguno de los frentes y alianzas inscriptos.

Podría pensarse que en realidad se trata del refrito del discurso derechoso del “costo de la política”, que cada tanto reaparece tirando cifras que se van abultando con el paso de los días, para hacer ver el funcionamiento mismo de las instituciones democráticas como un despilfarro de recursos públicos sin sentido, que bien podrían destinarse a otros fines.

Es el mismo género de discurso de “Fútbol Para Todos” versus jardines de infantes, pero peor, porque basta escuchar o leer un poco a los que lo esgrimen para darse cuenta que en realidad lo que les jode es la democracia, y haya elecciones: el viejo y conocido “con los militares estábamos mejor”, y “gastábamos menos”, agregamos nosotros.

Sin embargo, el hecho de que en esta ocasión el disparador de ese discurso berreta haya sido el cierre de listas del principal frente opositor, con serias chances de desplazar a la alianza gobernante del poder, y que al mismo tiempo haya otros gastos vergonzosos del Estado que no merezcan quejas (como lo que se paga por intereses de la deuda, o los subsidios a las petroleras y generadoras de energía, o los astronómicos intereses que paga el Banco Central por los papeles que emite), nos dice que detrás de la queja hay otras cuestiones; vinculadas a la dinámica del proceso electoral.

En efecto, hasta acá todos los análisis políticos y los armados electorales que se iban gestando en su consecuencia, giraban en torno a la hipótesis de la inevitabilidad del balotaje presidencial, porque ninguna fuerza estaría en condiciones de ganar en primera vuelta. Desde allí por ejemplo se le bajaba el precio al peso electoral de Cristina, y se hablaba del famoso “techo bajo” que no podía perforar.

Pero de un tiempo a esta parte (aun antes de la nominación de Alberto Fernández para encabezar la fórmula) son cada vez más las encuestas que vienen marcando que un posible triunfo opositor en primera vuelta tiene altas probabilidades; algo que por lo demás, estaría a tono con  los resultados que se vienen dando en las elecciones provinciales, en especial si consideramos el ostensible declive del oficialismo.

En ese marco, las PASO se transforman claramente en la primera vuelta de la elección general, y precisamente por esa razón es que la mayoría de los espacios tendieron a evitar la competencia en esa instancia, sobre todo en la fórmula presidencial. Pero además los resultados de las PASO no son inocuos de cara a la primera vuelta de las elecciones generales, que vendría a funcionar en ese contexto como un balotaje.

En efecto, la dinámica del voto marca que los resultados de una elección, cualquiera sea la naturaleza de ésta y siempre que se haga sobre la base del padrón general (es decir que no se trate de una mera interna partidaria), condiciona en gran parte la de la siguiente a la que está vinculada, en un lapso relativamente corto: crecen las expectativas de los que obtuvieron buenos resultados, a la inversa caen de los que alcanzaron flojas perfomance, y aparece el “voto a ganador”, que termina captando a buena parte de los indecisos.

Si la fórmula FF estuviera en las PASO a tiro de conseguir la mayoría dispuesta en el artículo 98 de la Constitución Nacional para ganar en primera vuelta (40 % más uno de los votos válidos afirmativos emitidos, a una distancia de 10 % del segundo), la primera vuelta estaría casi decidida. Eso es lo que realmente preocupa, y no cuanto cuestan las PASO: con la economía cayéndose a pique y todos los indicadores dando mal, creen que votar en agosto es suicidarse, como si en los 77 días que median entre las PASO y la elección general, por fin aparecieran los brotes verdes. Tuit e imágenes relacionados:


1 comentario:

ram dijo...

Quizás falte un detalle, que no es para nada menor a mi criterio y es que el "gasto electoral" es una cifra, que se ve enorme para nuestros bolsillos anémicos, cuando en realidad es ridículamente mínima si se la compara con las pornográficas cifras del costo de la fuga, la timba financiera y demases delicias de hoy ... poner gráficamente los muchos 0 a la derecha puede parecer un dato poco importante pero que explicaría mejor que nada la verdad de la milanesa.