LA FRASE

"VOLVÍ PARA OFRECERLE AL PRESIDENTE MI COLABORACIÓN PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LOS CANDIDATOS QUE PROPUSO PARA LA CORTE." (FABIÁN RODRÍGUEZ SIMÓN)

martes, 11 de junio de 2019

SUMAS Y RESTAS


Para no extendernos demasiado y porque otro lo ha dicho mejor que nosotros, hacemos nuestras las palabras de Oscar Cuervo hace unos días en su blog La Otra, en éste posteo en el que definió con precisión a Sergio Massa como "un aliado tóxico". Coincidimos también con él (y lo dijimos en su momento) en que el congreso del Frente Renovador le dio a Massa no un mandato para acordar con el Frente Patriótico, sino carta blanca para hacer lo que quisiera, y eso está haciendo: a dos días del cierre de listas sigue navegando a dos aguas entre el oficialismo y la oposición, intentando subirse el precio; tarea en la que parece recibir ayudas inesperadas, en especial de este lado de la grieta.

Pero demos por buenas las versiones que dan por descontado que su acuerdo con el kirchnerismo ya está cerrado, y lo que restan por definir son detalles, o sea el armado de las listas, el reparto de los cargos y -sobre todo- el rol que ocupará el propio Massa en el esquema; que va -según las versiones- desde competir en las PASO presidenciales con la fórmula Fernández-Fernández, hasta encabezar la lista de diputados nacionales bonaerenses para aterrizar desde allí y como es tradición en la presidencia de la Cámara (lo que lo colocaría en la línea de sucesión presidencial); hasta quedarse personalmente al margen luego de asegurar para los suyos lugares expectables.   

Cualquiera sea el final entre las alternativas posibles (final que por supuesto no conocemos, y no nos corresponde a nosotros dilucidar), no cambia la caracterización que de él hacemos: es un oportunista inescrupuloso que intenta sacar provecho de la situación, con escasa conciencia de lo que está realmente en juego. O acaso con demasiada de ella, si uno quisiera pensar mal: si realmente piensa y cree que es el árbitro de la situación electoral y alli donde se incline, inclinará la balanza, su responsabilidad es mayor, no menor; y debe demostrar que está a la altura. 

Entendemos que los esfuerzos por sumarlo al armado opositor tienen más que ver con su capacidad de daño estando en la vereda de enfrente o en la falsa neutralidad de la "avenida del medio" (lo de ancha ya es parte del pasado), que con su real aporte electoral; no somos necios. 

Y antes de que alguien se adelante a acusarnos de sectarios, o de no entender que sin él no se gana (tal el lugar común instalado, que no es del caso discutir acá), nos permitimos señalar que él que se comporta de un modo tal que parece no comprender la gravedad de la coyuntura es el propio Massa, con actitudes propias de un adolescente medio boludón, u otras decididamente jodidas, como por ejemplo felicitar por su triunfo al carcelero de Milagro Sala: Massa no puede ignorar que esas cosas tienen costo, como tampoco que apareció el día después de un domingo electoral aciago para el gobierno, festejando lo que también fue la única alegría de Macri, mientras dice querer formar parte de una coalición para reemplazarlo en el gobierno.

No sería necesario apelar a ciertas verdades doctrinarias del peronismo  (como aquello de que "Ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.", o lo de que "En la acción política, la escala de valores de todo peronista es la siguiente: primero la patria, después el Movimiento y luego los hombres."), cuando tenemos a la vista y más cercano en el tiempo el ejemplo de Cristina; que pudiendo ser quien encabezara la fórmula se corrió al costado, para predicar con el ejemplo y favorecer una unidad opositora lo más amplia posible. 

Quizás lo haya hecho precisamente para correrse de esta hoguera de vanidades de pitos cortos electorales que se creen todos imprescindibles, y los salvadores de la patria. Tamaño gesto (que la pinta de cuerpo entero) no se merece el boludeo al que nos está sometiendo Massa con el puro y exclusivo ánimo de centrar en sí la atención, y acaso mejorar su situación personal. Mucho menos se lo merecen los millones de argentinos que la están  pasando mal como consecuencia de las políticas del gobierno de Macri; que Massa apoyó en buena parte del gobierno de "Cambiemos": apostar a la unidad para ganar requiere amplitud, no amnesia.

Pero como dijimos antes, si Massa se terminará o no sumando a la unidad que se viene construyendo con Cristina como polo aglutinador a esta altura no depende de nadie más que de él, no de nosotros. Lo importante es que en el afán de "conseguirlo" no se resignen banderas (como el reclamo por los presos políticos, o por las groseras violaciones del macrismo al estado de derecho, por decir solo algo); porque en esas condiciones hay sumas que terminan restando.

Tanto como tener en claro (para no autoengañarnos) que estamos comprando una solución a un problema presente y ciertamente prioritario y acuciante (sacar a la derecha del gobierno, ganándole las elecciones), al mismo tiempo que nos comprarnos un problema futuro. Tuits relacionados:

1 comentario:

ram dijo...

Que el tigrense es tóxico, no puede haber ninguna duda, ahora, llamarlo "aliado" suena a joda, es dormir con el enemigo, la embajada, bah!